Un fontanero, acusado de estafar 80.000 euros a una mujer por cambiar un termo

La Sección Segunda de la Audiencia de Valladolid ha celebrado este lunes el juicio contra Silverio Meneses, que se enfrenta a seis años de prisión por un delito de estafa continuada, por los hechos acontecidos en el último semestre de 2022. Durante ese tiempo, el acusado, según ha relatado la Fiscalía, se aprovechó de la mujer para pedirla dinero y dejarla con una cuenta bancaria totalmente esquilmada para pasar ésta a una situación «extremadamente precaria». Concretamente quedaron poco más de 100 euros en el banco.

Todos esos aspectos los negó Silverio, tanto durante la declaración (solo respondió a preguntas de su abogado) como en el turno de la última palabra. Aseguró que era trabajador de Aquavall y que únicamente fue a ese domicilio, en Nicolás Salmerón, para cambiar el contador del agua dentro de su rutina laboral. «Llamamos para concretar la cita previa. Es un trabajo que cubre Aguas de Valladolid por lo que nunca recibí dinero por eso», ha declarado el acusado, condenado recientemente por una estafa similar por el Juzgado de lo Penal número 2 de Valladolid.

Tras negar la estafa, fue el turno de la víctima, que a pesar de tener un diagnóstico de deterioro cognitivo leve, insistió en que no tiene pérdida de memoria y reconstruyó la historia que la llevó a denunciar seis meses después. «Tenía un problema con el termo y vi cerca de mi casa una furgoneta de fontanería rotulada. Llamé a ese número, ya que no conozco a ningún fontanero, y vino a mirármelo», ha descrito la víctima, que no recuerda haber recibido un presupuesto, si bien sí que ha reconocido unos papeles de su puño y letra que escribía en una hoja bajo el nombre de Silverio y en el que detallaba las cantidades que supuestamente le iba proporcionando.

Porque el 'modus operandi' empleado en esta presunta estafa siempre era el mismo. El acusado llamaba a la víctima, le pedía dinero y se presentaba en las inmediaciones de su domicilio para recibir el dinero. Así fue durante el verano y otoño de 2022. «Sacaba el dinero en ventanilla o en el cajero y venía a mi casa. Era la visita del médico. Otras veces me acompañaba hasta el cajero y me esperaba en el coche», ha continuado la denunciante que ahora reconoce que vive con los justo y que ha dejado de hacer cosas como viajar.

Sin descendencia, la víctima contaba con el apoyo familiar de la hija de un primo. Era la única autorizada en la cuenta bancaria y se enteró de esta situación cuando le llamó la Policía el día de la denuncia. Este familiar, que sí apreció el posible «bajón» en las facultades cognitivas, pensaba después que a su familiar la estaban amenazando o coaccionado porque «la dejó con lo puesto».

Esa pérdida de memoria, que también certificó el forense ante el tribunal, la percibió el instructor de la Policía Nacional que ha llevado el caso. Ante los hechos, el agente tomó capturas (pantallazos) de las supuestas llamadas del Silverio a la víctima, que ha contrastado con los movimientos bancarios de extracción, así como con la hoja manuscrita por la mujer con las entregas de dinero. «Hay diez coincidencias en el tiempo», ha agregado antes de ratificarse en su informe.

Finalmente, en el turno final del acusado, Silverio volvió a recalcar su inocencia para aclarar que la furgoneta a la que se hacía referencia sería la de Aquavall. «Además, en el registro de la empresa queda reflejado el cambio de contador», concluyó.