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BELÉN HERNÁNDEZ
Valencia
Martes, 28 de junio 2022, 17:02
Entre lágrimas, la madre de Marta Calvo ha relatado al tribunal y al jurado el infierno que vive desde aquel 7 de noviembre de 2019, fecha en la que desapareció su hija. «El momento más duro de mi vida fue cuando me llamaron veintiún días ... después para decirme que Jorge Ignacio se había entregado». El acusado confesó que había descuartizado a Marta. «Señores, es muy fuerte para una madre tener que oír que se la encontró muerta y la descuartizó», ha clamado Marisol dirigiéndose al Jurado.
«¡Encima han tenido que buscarla en contenedores porque dice que la tiró ahí como si fuera basura!», ha estallado. La sala Tirant lo Blanch II de la Ciudad de la Justicia se ha estremecido al escuchar las declaraciones de una madre desesperada. Se han escuchado suspiros y exclamaciones entre los presentes. «Yo lo único que quiero es que se haga justicia y que me devuelvan el cuerpo de mi hija para poder hacer mi duelo. Me ha robado a mi hija y me está robando el duelo. Esto es una muerte lenta para una madre. Necesito a mi hija. Por favor. Necesito que me la dé».
Ha declarado acompañada de su psicólogo. La mujer no ha solicitado que un biombo se interpusiera entre ella y Jorge Ignacio. En entrevistas anteriores ya destacó que tenía ganas de mirarlo a los ojos. Él no ha sido capaz de sostenerle la mirada.
En todo momento, ha recalcado que no busca venganza, si no que quiere hacerle justicia a su hija y a todas las víctimas de Jorge Ignacio. Este es el motivo que le mantiene en pie. «Yo quería morirme, pero pensé que tenia que hacerle justicia».
De normal es muy cuidadosa con su aspecto, pero en esta ocasión a Marisol no le ha importado tener todo el maquillaje corrido por el llanto. La mujer fue la primera que descubrió a Jorge Ignacio gracias a la ubicación que le mandó Marta. No dudó en presentarse en el domicilio, en el pueblo de Manuel, para buscarla. «Este señor me aseguró que no conocía a ninguna Marta. Me respondió con toda la serenidad del mundo. No me miraba a los ojos, miraba al señor mayor que me acompañó a declarar», ha dicho, señalándole.
La primera vez que fue a poner la denuncia de la desaparición de Marta, vivió una odisea. «El policía nacional me la puso a regañadientes. Me dijo que estaría en Palma de Mallorca o en Ibiza y que volvería con veinte mil euros».
Entre las vivencias más duras que ha experimentado está aquella llamada de la Guardia Civil que posteriormente llevó el caso para transmitirle que lo habían derivado al departamento de Homicidios en Valencia. «Me volví loca». «Yo sabía que algo le había pasado a mi hija. Ella nunca desaparecía. Hablábamos constantemente».
La mañana de la desaparición, Marisol y Marta habían quedado para abrir un negocio de estética, «Ponte Guapa». «Pensé que se había dormido, me fui a trabajar y me dio un ataque de ansiedad y tuve que volver a casa». Tras declarar, Marisol ha permanecido en la sala para poder seguir de cerca el juicio tal y como ha deseado siempre.
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