«Tenemos la oportunidad de decidir el futuro que queremos para el turismo y los territorios donde se desarrolla»

- ¿Cómo cree que va a influir la crisis del Covid-19 en el mundo rural? ¿Cree que habrá cambios en la forma de ver el entorno rural por parte de la sociedad en general?

Efectivamente en los últimos tiempos se está hablando mucho del entorno rural, en primer lugar, por el problema de despoblación existente en España, así como en muchas zonas de Europa, y a raíz de esta crisis por el interés que despiertan estas zonas para vivir en ellas ahora que cuestiones como la salud y el contacto con la naturaleza han cobrado relevancia, y el teletrabajo se ha demostrado una práctica viable y necesaria para afrontar muchos de los desafíos a los que nos enfrentamos como sociedad. Y por una parte, esto es un aspecto positivo para la cuestión demográfica de las zonas rurales, pero por otra debemos ser conscientes de las limitaciones y necesidades de estos entornos. Este interés por el medio rural debe ir acompañado de una adaptación y mejora de infraestructuras y servicios básicos, y que además suponga una mejora de la calidad de vida actual de las comunidades rurales.

La situación que atravesamos ha hecho latente la necesidad de un cambio de modelo productivo, y aquí el medio rural tiene un papel fundamental dentro de los retos sociales en aspectos como el cambio climático, generación de energía o el suministro de alimentos de forma sostenible y saludable, en el camino hacia una reconstrucción de la economía y la sociedad de carácter regenerativo y resiliente. Es por ello por lo que debemos tratar con especial interés y sumo cuidado el desarrollo de estos territorios, de sus recursos y de las personas que viven de él.

- ¿Qué le parece que se haya creado una vicepresidencia para abordar el reto demográfico?

Este hecho pone de manifiesto la necesidad apremiante de abordar este reto. Es fundamental que las instituciones públicas tomen la iniciativa y den los primeros pasos en un trabajo que debe ser cooperativo entre lo público, lo privado, y por supuesto la sociedad. Es necesario reforzar el compromiso y la colaboración, pero sobre todo es imprescindible poner al ciudadano, su entorno y recursos en el centro de cualquier estrategia, fomentando además su participación e implicación.

Siendo éste un momento donde la unión es absolutamente necesaria, cobran especial importancia los espacios de reflexión colectiva donde se refuerce la cooperación, y como una gran herramienta en la búsqueda de soluciones innovadoras de forma colaborativa.

- ¿Supone el turismo una oportunidad para el desarrollo rural?

El turismo puede ser una herramienta para el desarrollo de las comunidades locales generando crecimiento socioeconómico, abriendo nuevas oportunidades de negocio e inversión, además de ser un factor de cohesión territorial, dinamismo social y convivencia, ayudando a los territorios no sólo a crecer, sino a florecer. A través del turismo podemos fomentar la inversión en infraestructura y servicios básicos, a fijar población, y también a atraer talento, además de ser una fuente de conservación de la cultura y tradiciones. Podríamos hablar largo y tendido de los beneficios del turismo.

Pero cuando no es bien gestionado, puede conllevar efectos negativos en las comunidades y su entorno, creando problemas a largo plazo para sus residentes que en última instancia pueden derivar en un rechazo hacia la actividad. Y esto es lo que hay que evitar, el rechazo hacia una actividad que supone ruptura de barreras socioculturales e integración. Es por ello que debemos encontrar el equilibrio entre la comunidad anfitriona y sus visitantes, teniendo en cuenta todos los impactos positivos del turismo, pero también los negativos, analizando siempre el coste de la actividad, y que la calidad de vida de los residentes no se vea perjudicada por la existencia del turismo, sino todo lo contrario, que la comunidad local sienta los beneficios de la actividad.

- ¿Y cómo convive el turismo con el resto de actividades del territorio?

Cada lugar es único y por tanto precisa de una planificación específica, acorde a sus necesidades, y desde la base de sus propios recursos. Por otra parte, la actividad turística no es una actividad aislada del resto, por lo que es necesario que esté integrada en toda estrategia de desarrollo territorial, implicando a todos los agentes del sector, y sobre todo involucrando a las comunidades locales como un agente más de la cadena de valor, y atendiendo como prioridad la realidad, demandas, intereses y necesidades de la comunidad receptora. Tradicionalmente el turismo se ha impuesto en los territorios sin contar, ni en muchos casos preparar a sus residentes para ello. Y precisamente el ciudadano tiene un papel primordial en el turismo, pues son estas personas las que enriquecen la experiencia turística. Además, el desarrollo de la actividad turística debe estar integrado y en equilibrio con el resto de actividades productivas del territorio, buscando la armonía del ecosistema; de otra manera conlleva problemas en el futuro. En definitiva, el desarrollo sostenible es un proceso transversal e integrador que debe implicar a todos los agentes del ecosistema territorial, y con las comunidades locales en el centro de la planificación.

- ¿Cree que ha llegado el momento de mejorar aspectos como la sostenibilidad, la digitalización y la innovación en el mundo rural?

El momento llegó hace tiempo, y a pesar de los múltiples mensajes que el planeta nos estaba enviando, no éramos capaces de (o no queríamos) verlo, y ha sido necesaria una pandemia a nivel mundial que nos quite la venda de los ojos. Verdaderamente nos encontramos ante un momento único y de gran incertidumbre que hace de ésta una situación muy delicada y compleja. Pero también es un momento en el que tenemos la oportunidad de reflexionar y focalizar hacia la nueva realidad, que nada tendrá que ver con la «anterior normalidad», y donde aspectos como la sostenibilidad y la responsabilidad por parte de todos se apliquen por fin, no sólo de palabra. Debemos trabajar por un nuevo futuro en el que las personas y la biodiversidad sean los pilares de comunidades prósperas.

Efectivamente, la digitalización y las nuevas tecnologías constituyen una gran herramienta para el desarrollo, con un gran potencial en el ámbito de la innovación social, entendida como la búsqueda de la solución más efectiva, eficiente y sustentable en respuesta a los desafíos sociales. Además, en el medio rural nos ofrece grandes oportunidades para la autogestión o la lucha contra el cambio climático. Pero nos encontramos ante un grave problema de partida, y es la desigualdad existente entre territorios en materia de digitalización. Seguimos teniendo una importante brecha digital que solucionar mediante infraestructuras de conectividad, imprescindible ante el nuevo escenario que se nos plantea, donde la digitalización va a ser vital para la supervivencia de muchos negocios. Es necesario centrar un primer esfuerzo en la dotación y mejora de infraestructuras básicas para que podamos hablar de digitalización en el medio rural.

- ¿Para usted que debería tener un Territorio Rural Inteligente?

Un territorio inteligente es aquél que se construye y desarrolla en base a su identidad y a sus recursos, sobre sus fortalezas y oportunidades, con un enfoque participativo, y aplicando soluciones innovadoras para resolver sus necesidades, siendo las nuevas tecnologías un instrumento de gran eficiencia para la mejora de la calidad de vida. Pero no podemos olvidar que deben ser eso, una herramienta al servicio de las personas para la consecución de un objetivo concreto, planteado y dirigido por la propia comunidad local. Lo inteligente para mí es eso, construir sobre la base de las personas y su ecosistema, aplicando soluciones innovadoras (digitales o no) para la mejora de la calidad de vida.

- Por las consecuencias del Covid-19, parece que este va a ser la gran oportunidad del cambio en el sector turístico ¿Qué retos observa que se plantean en esta nueva situación?

Efectivamente, nos encontramos ante el que sin duda es el momento más duro en la historia de la industria turística, siendo además un momento en el que debemos tener muy presente que las acciones que llevemos a cabo en el corto plazo tendrán una gran repercusión en nuestras estrategias a largo plazo, y donde la sostenibilidad y responsabilidad cobran aún más importancia. Pero, por otra parte, esta parada obligada es la situación perfecta para llevar a cabo un ejercicio de reflexión y «reseteo», una toma de consciencia de la necesidad de un cambio de modelo de crecimiento, moviéndonos del actual modelo cuantitativo hacia el cualitativo, construido en torno a las personas y sus ecosistemas, sin comprometer sus recursos, y donde el crecimiento social cobre especial relevancia. Tenemos la oportunidad de decidir el futuro que queremos para el turismo y los territorios donde se desarrolla, y sólo a través de la responsabilidad seremos capaces de fortalecer nuestra industria, convirtiéndola en un sector que sea capaz de sobrevivir a futuras crisis.

Alicia Fajardo lleva más de 15 años vinculada al sector turístico, y 12 de ellos dedicados a la planificación estratégica y desarrollo turístico. Recientemente ha abierto una nueva etapa con Better Tourism, con el objetivo de implementar nuevos modelos de desarrollo turístico responsable que garanticen y maximicen los beneficios para las comunidades locales y su prosperidad.

Además, es la Fundadora de #TurismoRESET, la comunidad de profesionales del turismo por la regeneración del sector, y parte del equipo redactor del Manifiesto «Por un nuevo turismo comprometido con la sostenibilidad».

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