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INÉS GALLASTEGUI
Viernes, 22 de septiembre 2017, 07:23
¿Acaso la cámara D850 se maneja con el pene? ¿Hace falta tener barba para dispararla? ¿O lleva incorporado un sensor de testosterona? No. Pero su fabricante, Nikon, escogió a 32 fotógrafos de Asia, Oriente Medio y África para probar su nueva máquina y ... eran todos hombres. «Las fotógrafas que invitamos no pudieron asistir», se excusó la firma japonesa, a la que le han llovido las críticas por no haberse esforzado más. «Tienen un grave problema de óptica», asegura Evelyn Hockstein, vicepresidenta de las Mujeres Fotoperiodistas de Washington en un artículo en 'The Guardian'.
En su memoria de 2016, la multinacional aseguraba tratar por igual a su plantilla, «independientemente de su género», pero reconocía que el porcentaje de empleadas era del 10% y el de directivas, del 5%, un desequilibrio que consideraba «prioritario» corregir.
Su promesa se ha revelado como un auténtico fiasco. La semana pasada, el gigante nipón lanzó la campaña de promoción de su nueva réflex digital: un viaje por Japón para profesionales especializados en bodas, deportes, naturaleza y publicidad. En la foto del grupo, ni una sola mujer. «Una imagen (y ellos deberían saberlo) vale más que mil palabras -recuerda Hockstein-. Y la imagen que han usado para promocionar su cámara muestra que las compañías aún no valoran a las mujeres y que la fotografía profesional sigue siendo un club de chicos».
El blog especializado Fstoppers dio al asunto un enfoque irónico. Después de destacar las numerosas virtudes de la máquina, que cuesta unos 3.600 euros, concluyó: «El único problema de este pedazo de cámara es que Nikon cree que es demasiado para ser manejada por mujeres. ¿O quizá están planeando lanzar una rosa y brillante para las chicas?».
En Twitter la instantánea del equipo varonil fue recibida con abucheos. «Usáis habitualmente mujeres como modelos pero no habéis sido capaces de encontrar ni una sola fotógrafa. En mi pueblo hay una palabra para eso», les recrimina un aficionado. «Despide a tu departamento de marketing», aconseja otro.
En la última edición de los World Press Photo Awards, el 89% de los ganadores eran hombres. No es, ni mucho menos, el único ámbito profesional en el que las mujeres están mal representadas y son poco reconocidas: entre los 11 Nobel de 2016 no había ni un nombre femenino. Ya es una tradición, porque ellas representan un 6% de los 833 galardonados en 115 años. Ocurre en muchas convocatorias científicos, según la Asociación de Mujeres Investigadoras. Los 23 ‘nobel’ que formaban el jurado del premio Rey Jaime en 2016 –todos varones– exigieron acabar con esa «injusta» discriminación. Pero no distinguieron a una sola científica. Este año han sido 4 de 6.
Una de las más críticas fue Daniella Zalcman, fundadora de Women Photograph, una organización que promueve becas y programas de formación para asegurar la diversidad de quienes cuentan la realidad a través de sus objetivos. En su base de datos hay 650 periodistas visuales; de ellas, 40 en África, 37 en Asia y 38 en Oriente Medio. «Estamos aquí. Estamos trabajando. Existimos», dijo Zalcman a 'The New York Times'.
La catalana Lurdes Basolí, primera española en obtener el prestigioso premio Inge Morath de la Agencia Magnum para fotógrafas jóvenes, se sintió «ofendida» al ver los 32 rostros masculinos, uno detrás de otro, en la web corporativa. Pero al mismo tiempo ve «una buena señal» en el hecho de que la campaña haya provocado cierto escándalo. «Las cifras lo corroboran: la mayoría de los premios los ganan hombres», recuerda Basolí, «indignada» ante concursos para fotógrafas que reproducen los estereotipos al publicitarse mediante imágenes de desnudos femeninos o de madres con bebés.
El desafortunado lanzamiento ha puesto el foco sobre una realidad más amplia: la infrarrepresentación femenina en el sector. En el mundo del fotoperiodismo, porque las profesionales a menudo son etiquetadas para contar solo 'historias de chicas' o porque sus jefes -hombres y paternalistas- no quieren enviarlas a misiones peligrosas o a zonas en guerra.
Hockman argumenta que en muchos lugares del mundo sus colegas tienen acceso a una realidad vetada para los varones y pueden dar voz a mujeres invisibles y silenciadas. Como ejemplo, la cobertura informativa de las víctimas de violaciones o ataques con ácido en India.
En Fstoppers, un comentarista salió en defensa de la firma y se molestó en calcular el porcentaje femenino entre los 'probadores' de los principales fabricantes. Según sus cuentas, Nikon no sale tan mal parada; de sus 24 'embajadores' en Estados Unidos, 7 son mujeres, un 29%, frente al 20% de Canon y Olympus o al 14% de Sony.
En la última edición de los World Press Photo Awards, el 89% de los ganadores eran hombres. No es, ni mucho menos, el único ámbito profesional en el que las mujeres están mal representadas y son poco reconocidas: entre los 11 Nobel de 2016 no había ni un nombre femenino. Ya es una tradición, porque ellas representan un 6% de los 833 galardonados en 115 años. Ocurre en muchas convocatorias científicos, según la Asociación de Mujeres Investigadoras. Los 23 ‘nobel’ que formaban el jurado del premio Rey Jaime en 2016 –todos varones– exigieron acabar con esa «injusta» discriminación. Pero no distinguieron a una sola científica. Este año han sido 4 de 6.
La corporación japonesa se ha disculpado con tibieza. «Agradecemos a la comunidad que saque el tema y nos desafíe a hacer más para apoyar el talento creativo de las fotógrafas», afirma en un comunicado la sociedad fundada en Tokio hace cien años, al tiempo que trata de borrar las huellas digitales de su error.
¿Nikon quiere retos? Ahí van dos. Zalcman propone a la multinacional que patrocine la próxima convocatoria de becas de Women Photograph. «¡Eh, Nikon! Aquí hay 32 fotógrafas que son la leche», ofrece el blog de noticias Mashable, que publica otros tantos impresionantes trabajos en los que una mirada femenina muestra la diversidad del mundo.
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