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zigor aldama
Corresponsal. Shangái
Viernes, 24 de enero 2020, 00:31
A las diez de la mañana de este jueves, la ciudad de Wuhan cerró sus puertas a cal y canto hasta nuevo aviso. Quienes trataban de entrar en esta gran urbe del centro de China tuvieron que dar media vuelta, y sus once millones ... de habitantes descubrieron que ya no hay forma de abandonar el epicentro de la epidemia del coronavirus 2019 nCoV, que ha provocado 25 muertos y que hasta este jueves ha infectado ya a casi 830 personas. El Ejército se encargó de que nadie entrase en la estación de tren, la Policía cruzó furgonetas en las carreteras de acceso, y el transporte público paró por completo. Es una iniciativa inédita en el gigante asiático, pero los expertos la consideran imprescindible para evitar la propagación de la infección.
Tanto es así que, por la tarde, decidieron extender la medida a las cercanas ciudades de Huanggang y de Ezhou, situadas a unos 75 kilómetros, donde la cuarentena ha entrado en vigor en la pasada medianoche (17 horas de este jueves en la España peninsular). A ellas se sumó unas horas después Jingzhou, con seis millones de habitantes. Así, en total, son casi 32 millones de habitantes en la provincia de Hubei los que no pueden abandonar la ciudad en la que se encuentran, toda una contrariedad en plena Nochevieja lunar.
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Y, aunque el Gobierno ha tomado esta drástica decisión para proteger la salud de la mayoría de la población, las críticas arrecian por todos los frentes, sobre todo teniendo en cuenta que la última víctima mortal confirmada por las autoridades ha fallecido fuera de la 'zona cero'. La Comisión de Salud de la provincia de Hebei, en el norte y límitrofe con Pekín, informó que un hombre de 80 años diagnosticado con el nuevo virus murió el miércoles.
En Hong Kong y Macao también se han detectado infecciones. En Singapur, este viernes el número de afectados por el vírus chino ha aumentado de uno a tres. En Tailandia hay confirmados cuatro casos, en Estados Unidos dos, mientras que en Japón, Nepal, Corea del Sur y Taiwán tienen uno cada país. Corea del Norte cerró sus fronteras y en México se investiga un caso potencial. Las autoridades sanitarias europeas creen que el riesgo de importar casos del coronavirus a Europa es «moderado», pero algunos gobiernos, como el británico o el español, advierten a sus habitantes que no viajen a la zona.
En Wuhan, los ciudadanos utilizaron las redes sociales para denunciar que los hospitales están desbordados, e hicieron viral un vídeo en el que se ve cómo una enfermera trata de poner orden en una larga cola de pacientes con poco éxito. En otro clip se aprecia cómo un hombre se desploma en la recepción de un hospital antes de que sanitarios embutidos en trajes contra elementos biológicos se lo lleven en camilla. Las autoridades, sin embargo, vuelven a pedir calma y aseguran que la ciudad cuenta con capacidad hasta para 5.000 infectados, muchos más de los que se han identificado hasta el momento.
Aún así, el Gobierno inició el viernes la construcción de un hospital destinado a recibir a un millar de pacientes víctimas del coronarivus. Los trabajos concluirán en tiempo récord (10 días) y el hospital, de 25.000 m2, abrirá sus puertas el 3 de febrero, según la agencia Xinhua.
Otro problema que dejaron patente los internautas es la falta de víveres en tiendas y supermercados, en los que incluso se registraron peleas por la comida. No obstante, el Gobierno afirmó que el abastecimiento de las ciudades selladas estará garantizado, y la mayoría de los residentes concuerda en señalar que, si bien la tensión es alta, no ha cundido el pánico.
El diario ultranacionalista 'Global Times' alabó a los ciudadanos de Wuhan «por el sacrificio que están haciendo para detener la expansión de la epidemia», y muchos chinos pusieron en marcha o participaron en campañas para recabar fondos para las personas afectadas.
Pero fuera de la ciudad en la que comenzó todo hace ya más de un mes las críticas van en el sentido opuesto. «¿Por qué han tardado tanto en decretar la cuarentena? Hay miles y miles de personas que han salido desde principios de diciembre y que pueden estar infectadas. El Gobierno ha actuado tarde», se lamentaba en declaraciones a este periódico una joven de Shanghái que ha decidido cancelar su viaje a la provincia de Shaanxi para pasar el Año Nuevo Lunar con su familia. «Y también me temo que las cifras que están ofreciendo no sean reales», apostilló.
China, sin embargo, reitera que está siendo transparente, y la Organización Mundial de la Salud lo corrobora. Pero ciudadanos chinos por todo el planeta desconfían y han cancelado sus viajes. Mientras tanto, los que ya están en China verán afectadas sus vidas de una forma o de otra. Muchas competiciones deportivas han sido canceladas hasta abril, muestra de que las autoridades están convencidas de que el problema se alargará durante meses, e incluso el estreno de las siete películas que en estas fechas pensaban romper los récords de taquilla se ha retrasado para evitar que la gente acuda al cine. Lo mismo ha ocurrido con el parque de atracciones de Disneyland en Shanghái, que permanecerá cerrado hasta nueva orden.
Por todo el país se han cancelado actividades para dar la bienvenida al Año de la Rata -incluso la Ciudad Prohibida cerrará- y Hong Kong anunció que destinará dos campamentos para el aislamiento de infectados y de casos en observación. La extensión del virus fuera de las fronteras chinas continúa y este jueves, Vietnam con dos infectados y Singapur con uno se sumaron a los países a los que ha llegado la enfermedad: Japón (dos casos), Corea del Sur (dos casos), Tailandia, Estados Unidos y Taiwán. Conscientes de los graves errores que llevaron a la propagación del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) entre 2003 y 2004, los dirigentes chinos han echado mano del refranero: 'es mejor prevenir que curar'.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decidido no declarar una emergencia internacional ante el nuevo coronavirus inicialmente detectado en la ciudad central china de Wuhan. Tras dos días de reuniones en la sede de la OMS en Ginebra, un comité de emergencia formado por expertos médicos de diversos países y convocado por el director general de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus, descartó por ahora la posible alerta al ser «demasiado pronto», señaló el presidente del comité, Didier Houssin. Aunque la organización se reserva la posibilidad de volver a convocar el comité en el futuro.
El director general de la OMS señaló que la no declaración de alerta global «no significa que no pensemos que la situación sea grave», y explicó que han concluido que «aunque se ha convertido en una emergencia sanitaria en China, aún no se ha convertido en una emergencia internacional».
Por ahora, la OMS «no recomienda restricciones a los viajes o al comercio», aunque sí la puesta en marcha de controles en los aeropuertos, y «todos los países deben tomar medidas para detectar posibles casos de coronavirus, también en instalaciones sanitarias».
Ghebreyesus expresó su esperanza en que las medidas tomadas por las autoridades chinas para contener la epidemia «sean eficaces, y, al mismo tiempo, cortas en duración».
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