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Javier Martínez
Valencia
Jueves, 2 de junio 2022, 11:41
La declaración de la niña de 13 años agredida sexualmente por una pandilla en Burjassot sustenta la acusación contra los cinco menores detenidos por la violación grupal. La víctima manifestó a la Policía que entró en la casa en ruinas con su amiga después de ... que dos de los jóvenes las amenazaran, presuntamente, con meterlas a la fuerza, y que luego seis chicos la forzaron en el sótano tras quitarle la ropa, sujetarla de los brazos, piernas y cuello, propinarle bofetadas y taparle la boca para que no gritara.
La menor identificó plenamente a dos de los seis agresores a través de las fotografías que le mostró la Policía, y acompañó a los investigadores a la casa abandonada para indicarles el lugar donde la violaron, concretamente sobre un colchón mugriento en el suelo de una habitación.
Tras afirmar de forma explícita que no consintió ninguna relación sexual con los jóvenes detenidos, la niña aseguró también que ofreció resistencia en varios momentos. Según su versión, los dos primeros chicos la forzaron de forma individual y los otros cuatro agresores «intercambiaron sus posiciones» para sujetarla y violarla en grupo.
Violación grupal Burjassot
Frases como «me sujetaron de piernas y brazos» y «me taparon la boca para que no gritara» figuran en la transcripción de la declaración que realizó la menor, en compañía de su madre, ante la Policía un día después de que fuera agredida sexualmente por la manada de Burjassot.
La víctima explicó a los agentes que conoció a dos de los presuntos violadores cuando ella y dos amigas quedaron con ellos, dos días antes de la agresión sexual en grupo, en un parque situado cerca de la estación de metro Burjassot-Godella. A la cita acudieron tres chicos de la misma pandilla y las tres niñas, que se desplazaron desde diferentes pueblos de la provincia de Valencia, y el encuentro duró media hora aproximadamente sin que tuvieran que lamentar ningún comportamiento violento.
Como la quedada había sido agradable para los dos grupos, dos de las tres menores volvieron a Burjassot el 16 de mayo por la tarde para tener otra cita con dos de los jóvenes, pero pocas horas después, las niñas denunciaron que habían sido violadas en el segundo encuentro por los dos chicos que conocieron a través de Instagram, y una de ellas acusó a otros cuatro menores de haberla agredido sexualmente en grupo.
La versión de la otra menor es muy diferente. Según la declaración de la niña de 12 años, las dos amigas entraron de forma voluntaria en la casa en ruinas con la intención de darse besos con los dos chicos, aunque la otra menor le dijo que quería mantener relaciones sexuales con uno de ellos.
Los dos jóvenes les dijeron que se quitaran la ropa y se acostaran en dos colchones en el sótano, luego comenzaron a tocarles sus partes íntimas y después mantuvieron relaciones sexuales plenas. La niña de 12 años le dijo entonces que parara porque le estaba haciendo daño y no quería seguir, pero el chico la cogió de la nuca y le tapó la boca para forzarla, presuntamente, varias veces.
Unos minutos después, los cuatro menores se vistieron, salieron de la habitación y entonces las niñas vieron a otros cuatro jóvenes, todos ellos de la misma pandilla. Según la versión de la segunda víctima, los chicos que acababan de llegar les propusieron volver a entrar en el sótano y las menores accedieron en un principio, pero luego ella se asustó y decidió marcharse, sin que nadie la retuviera, cuando vio que también se iba el chico que había mantenido relaciones sexuales con su amiga.
Antes de salir de la casa, la niña se escondió en otra estancia porque temía que pudieran violar a su amiga (que había conocido una semana antes), y fue entonces cuando vio la agresión sexual en grupo, escuchando incluso cómo varios jóvenes pedían su turno para forzar a la víctima. Durante 13 interminables minutos, la menor estuvo enviando mensajes a otra amiga, desde la habitación donde estaba oculta, para contarle en directo la violación grupal e incluso grabó un vídeo de un segundo con imágenes del suelo y un grito desgarrador.
Aunque las víctimas incurrieron en contradicciones sobre el posible consentimiento que la niña de 13 años habría dado para mantener relaciones sexuales con dos de los cinco jóvenes detenidos, tanto la Policía Nacional como la Fiscalía de Menores consideran que hay pruebas suficientes de la violación en grupo que sufrió una de las niñas y la agresión sexual que denunció la otra.
Los dos menores que quedaron con las víctimas declararon que mantuvieron relaciones sexuales con ellas, pero afirmaron que fueron consentidas, y uno de ellos aseguró que se asustó y se marchó cuando vio llegar a sus amigos de pandilla. Los otros tres chicos arrestados negaron haber estado en la casa donde sucedieron los hechos. La Policía Nacional identificó a un sexto joven acusado también de la violación grupal. Este sospechoso tiene 18 años.
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