El temporal deja tres muertos, aunque mañana mejora el clima

El portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo, aseguró que la cota de nieve ascenderá este jueves por el cuadrante noroeste peninsular, hasta situarse en 1.500-2.000 metros. La probabilidad de deshielos y la persistencia de las precipitaciones se traducen en el peligro de que surja una crecida de los ríos. No en balde, las fuertes lluvias y las nevadas de las últimas horas en Galicia han hecho que se mantenga la alerta por riesgo de desbordamiento en 18 ríos de Galicia.

Uno de los hechos luctuosos del día fue el ahogamiento de una alemana de 56 años, cuyo cadáver fue recuperado a primera hora de la mañana por la Guardia Civil en Bendinat, en el municipio mallorquín de Calvià (Mallorca). La mujer, Eva Sieberger, desapareció el martes por la tarde al adentrarse en la playa. Con esta defunción ya son tres las personas que han perdido la vida por el temporal si se suman las muertes de un hombre de 80 años que pereció el lunes en Bermeo y la de una mujer de 69 años, cuyo cuerpo apareció flotando y enredado en unas ramas en el río Valdavia, a la altura de Osorno (Palencia). Agentes del instituto armado tuvieron que rescatar a un conductor que quedó atrapado en en el Alto do Poio, en Pedrafita do Cebreiro (Lugo), a raíz de las copiosas nevadas.

Más de un centenar de carreteras de la red principal quedaron afectadas, especialmente en la mitad norte, donde 15 vías, que sumaban 195 kilómetros, presentaban nivel rojo, lo que acarrea la prohibición de que circulen camiones y la obligatoriedad de usar cadenas, según informó la Dirección General de Tráfico (DGT).

La Guardia Civil decidió embolsar (retirar del tráfico) miles de camiones, como sucedió en Aguilar de Campoo (Palencia) y Arenas de Iguña (Cantabria) en la autovía de la Meseta (A-67), donde medio centenar de vehículos pesados tuvieron que parar en gasolineras y aparcamientos habilitados para infundir fluidez a la circulación.

En el País Vasco se registraron 116 incidencias motivadas por el hielo y el frío. Las balsas de agua en carreteras, desprendimientos y caídas de árboles fueron recurrentes. En el Duranguesado y el Valle de Arratia (Vizcaya), las máquinas quitanieves se emplearon a fondo. Fue un esfuerzo ímprobo porque en Zeanuri se midieron hasta 13 centímetros de nieve. No muy lejos, en Guipúzcoa, el granizo golpeó en Bidasoa y especialmente intensa fue la descarga registrada al mediodía en Lasarte-Oria.

Después de haber sido evacuados por las inundaciones, los habitantes de Begonte (Lugo) pudieron regresar a sus casas, si bien la carretera Nacional VI a su paso por el lugar permanecía cortada.

En Castilla y León se vivían sentimientos encontrados. Por un lado, los agricultores se alegraban de las precipitaciones. La llegada del frío, además, reequilibra la evolución de algunos cultivos, que ya estaban algo adelantados. Por otro, las rachas de fuertes vientos provocaron numerosas incidencias.