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marta gutiérrez rumoroso
Jueves, 1 de marzo 2018, 10:35
Todo en la vida es comunicación. La que se practica y la que se omite. En juego entra la verbal y la no verbal, la escrita y la corporal. Según Santiago Salazar, director académico del Grado en Periodismo y Redes Sociales en el centro universitario ... Cesine: «Es la solución y el problema en nuestras vidas». Como experto en la materia impartió un Taller de Comunicación para que los jóvenes participantes en el programa STARTinnova fueran conscientes de todo el poder que tienen en sus manos.
Precisamente, Salazar ha incidido en el poder del discurso. Es el principal punto de partida. Un buen comunicador tiene que contagiar la pasión en su mensaje, de esta manera podrá conectar con el público. Para lograr esta misión el optimismo es vital.
En su lección magistral ocupó un lugar destacado la esencia de la «formula del éxito», una combinación de credibilidad, naturalidad y humildad que tiene que ser coronada con la guinda de una buena apertura.
El resto pasa por una autoevaluación personal de la actitud y la aptitud del perfil del orador. Cada uno debe trabajar las debilidades para superarlas.
La gestión de la comunicación no es fácil. Siempre se cometen los mismos errores. Es lo normal, pero también hay que aprender la lección para no repetirlos.
El aprendizaje es diario. Reaccionamos ante estímulos casi sin darnos cuenta. Somos un público potencial.
Salazar utilizó durante el taller ejemplos cercanos. Analizó circunstancias comunicativas de todo tipo. Desde un noticia a varios anuncios. El objetivo de esta dinámica era reflexionar sobre la tendencia a ser consumidores de historias, con las que nos identificamos o rebelamos. Nos inspiran empatía para actuar en un sentido o en otro.
El mensaje del taller era incidir en el poder que tienen las palabras para herir o para sanar. Una buena exposición logra que alguien salga airoso o que se estrelle estrepitosamente. Y eso sin tener en cuenta que a veces no hay mensajes mal expresados sino mal interpretados.
El profesor quiso estimular a los jóvenes y lo consiguió. Les motivó conectando con ellos. El dinamismo de las sesiones del taller fue un claro ejemplo de feedback. Les dio unos consejos que, seguidamente, tuvieron que poner en práctica.
Como autores de sus proyectos parten con la ventaja de tener medio camino andado. Conocen sus trabajos y eso les infunde una pasión innata al presentarlos porque dominan el tema. Lo único que tienen que hacer es ajustarse al tiempo para lograr los objetivos que se marcan, y hacerlo siempre teniendo muy presente al público al que se dirigen.
Para la exposición de sus ideas deben apoyarse en aquellos materiales y documentación que necesiten para llevar a buen puerto su discurso. Todo lo que resta es ensayo. Grabarse ayuda para detectar los fallos y subsanarlos.
También hay técnicas que ayudan a la vocalización. Utilizar un bolígrafo en la boca para leer ayuda a ejercitar los músculos faciales, lo que genera una mayor soltura posterior.
Después de la teoría llegó practica. Vivieron en primera persona la sensación que supone dirigirse a un público. Sintieron como la fuerza de su voz se quiebra ante la falta de costumbre. Como imponen las miradas conocidas y las desconocidas.
Se propusieron mejorar y dar lo mejor de si mismos. Seguro que lo conseguirán como abanderados del optimismo que ahora irradian que se suma a su talento.
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