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«Imagínate que no necesitas llaves para abrir la puerta de casa, que lo haces con una aplicación de móvil. Una app con la que además puedes silenciar los timbres, abrir a distancia o comunicarte en todo momento con quien pueda llamar, sin importar dónde ... estés». En eso consiste 'Dood', la idea innovadora con la que el ingeniero de telecomunicaciones cántabro César de la Torre (Santander, 1987) obtuvo el pasado verano el galardón Cantabria Explorer Space, promovido por Banco Santander para viajar a Silicon Valley.
Una iniciativa nacional -él representó a la región entre los 27 participantes cántabros- que reunió a 52 jóvenes españoles para descubrir en vivo el ecosistema innovador al otro lado del Atlántico. La agenda incluyó masterclases en Stanford o Berkley, contacto con inversores y visitas a Google, Facebook, Linkedin o Airbnb.
«Allí todo es muy diferente, van a otro ritmo. La gente es más abierta y tirada para delante. Tiene más ganas de ayudar, de aportar ideas; pero también te abordan con muchas ganas de venderte su producto, eso es fundamental». «Lo que más me llamó la atención fue que no vi nada de lo que anteriormente conocía por la televisión o los reportajes en prensa. No nos enseñaron empresas con toboganes, futbolines y demás cosas que se suponen que van acordes con la filosofía de esas empresas. Es lo que piensas que vas a ver. Pero nos mostraron solo la parte más práctica, la más enfocada al trabajo. Y allí se trabaja de verdad», aclara de la Torre, que después de siete años con esta idea y tras lograr este premio, se encuentra listo para lanzarse a la aventura.
«Es el momento, está claro. Voy a dejar mi actual trabajo y a comenzar mi sueño emprendedor», zanja. Lo más complicado, como siempre, es el dinero. «Allí se ve muchísima más financiación. Pero no solo en el ámbito privado. Hablo también de que los presupuestos que manejan las universidades y los centros de investigación no tienen nada que ver con lo que vemos en España».
Ningún inversor, por soñador que sea, apuesta su dinero a una causa si no ve una rentabilidad clara. «Nadie te va a decir: 'Me encanta tu idea, te apoyaré'. No. Lo que vas a tener que hacer va a ser avanzar tu proyecto con fondos propios, conseguir tus primeros clientes y ofrecer al inversor algo que pueda ver, que pueda tocar». «Algunos de los que iban a California en este viaje tenían una visión muy utópica del mundo. Pensaron que iban a volver con millones bajo el brazo y no ha sido así, claro», cuenta el cántabro, diseñador del software y del hardware de 'Dood'.
A simple vista, es un pequeño dispositivo que pasa inadvertido. «Se parece mucho a un telefonillo normal y corriente, pero te permite hacer muchas más cosas y todo controlado desde el móvil», aclara de la Torre. Por el momento está vendiendo dispositivos gracias a una pequeña inversión. «Cuando tenga una cierta dimensión llegará el momento de escalar el plan y buscaré financiación; pero por el momento hay que esperar. Conviene dejar que todo vaya creciendo con un ritmo lógico y que se demuestre que el modelo funciona; porque otra cosa que nos contaron en Silicon Valley es que una de las equivocaciones de algunos proyectos fue meter mucho dinero desde el inicio, cuando el plan no estaba maduro del todo, y luego se pagan las consecuencias».
La instalación, dice, es sencilla. Basta con sustituir el telefonillo por el nuevo dispositivo. «El producto en sí sale a un precio que no llega a los 90 euros. Luego viene la mano de obra. Estamos hablando con electricistas para encontrar un precio bueno».
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