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Enrique Tejedor delante de un tablero de ajedrez, su gran pasión
"En este juego no hay engaños ni mentiras"

"En este juego no hay engaños ni mentiras"

Enrique Tejedor / estudiante y campeón de Cantabria de ajedrez. Este joven torrelaveguense compagina la afición familiar a este juego de mesa con sus estudios de Farmacia y un trabajo de repartidor

ADELA SANZ

Domingo, 7 de mayo 2017, 13:12

El ajedrez acompaña a Enrique Tejedor desde que tenía tres años y una tarde su abuelo, Pedro Ortiz, le enseñó a mover las piezas sobre el tablero. Ese día aprendió que este juego de mesa tiene seis tipos de piezas: el peón, la torre, el caballo, el alfil, la reina y el rey. Cada pieza tiene su propia y exclusiva manera de moverse. Hay algunas similitudes entre los movimientos de las distintas piezas. Todas las piezas, excepto el caballo, se mueven en línea recta, de manera horizontal, vertical o diagonal. No se pueden mover más allá del final del tablero y volver por el otro lado. Ninguna pieza, excepto el caballo, puede saltar sobre las demás piezas: todas las casillas entre la casilla en la que comienza su movimiento y la que lo finaliza, deben estar vacías.

Con estas reglas Enrique recibió una herencia familiar en cuanto al conocimiento del ajedrez que también practica su padre Adolfo, su hermana Marina y su tía María José. "Siempre contaba que con cinco años ya le ganaba alguna partida", recuerda Enrique Tejedor, que, recién superada la veintena, sigue dedicándole unas dos horas diarias a jugar partidas a través de internet.

Con el tiempo "me metió mi padre en el Club de Ajedrez Solvay", añade el joven ajedrecista torrelaveguese. "Toda la familia juega allí, salvo mi abuelo que ya no lo hace porque tiene más de 80 años y ahora ya no esta en el club, aunque sigue jugando en internet". La llegada de la red a la vida cotidiana permite "jugar al ajedrez online, hablar con amigos y comentar partidas, inscribirte a algún torneo, resolver algunos problemas de ajedrez, mejorar poco a poco y de forma continuada tu nivel de ajedrez y pasar momentos agradables y entretenidos".

Durante estos años, Enrique ha mejorado su técnica: "Cuando entré en el club aprendí mucho. Mi padre también me fue enseñando a medida que iba creciendo. A esto hay que añadir la práctica y el estudio de aperturas, sin olvidarte de ver partidas". Tanto le gusta este deporte que "cuando era pequeño jugué un año al tenis, pero lo acabé dejando porque no me gustaba tanto y tenía muchas otras cosas como estudiar y jugar al ajedrez", explica sobre su breve incursión en otros deportes.

Durante estos años, el ajedrez le ha enseñado "a tomar decisiones, a trabajar la memoria y la concentración". Pero Enrique va más allá y, al igual que el campeón del mundo Kasparov, considera que el ajedrez es una plataforma fantástica para "enseñar ideas y ética". El jugador es "el único responsable de su propio progreso. No hay forma de mejorar el ajedrez sin un análisis introspectivo. No hay lugar para el engaño y la mentira". Las reglas del ajedrez son inmutables y hay que jugar limpio. El ajedrez ayuda no sólo al desarrollo de las capacidades cognitivas, sino que beneficia socialmente al niño, dándole madurez de carácter y contribuyendo rotundamente a mejorar su rendimiento escolar.

Entre sus planes está buscar un rato cada día para dedicárselo al tablero "es algo que siempre se me ha dado bien y eso ha hecho que siga jugando. Me gusta desde pequeño y me entretiene. Es un deporte muy interesante". Y mal no se le da. Tejedor es bicampeón de Cantabria en 2012 y 2013, ganó en diez ocasiones el Campeonato de Edades de Cantabria y es Campeón de España por equipos sub-16.

Ahora se dedica a enseñar a los más pequeños a jugar en el Club Solvay, que se podría decir que es como su segunda casa.Pero también da clases particulares de ajedrez mientras estudia Farmacia y Parafarmacia y trabaja de repartidor de pizza. Es un joven que, como el ajedrez, juega limpio.

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