La Colección Norte, casi 30 años de dispersión a la espera de una sede

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Daniel Martínez

En paralelo, como se ha venido subrayando, permitirá reforzar y asegurar su conservación y catalogación, dados los antecedentes de dispersión, cuando no desaparición de algunas piezas. La Colección Norte va camino de cumplir tres décadas de existencia y sus fondos han sido exhibidos hasta ahora en muestras parciales y temporales, han aumentando a borbotones (a veces sin un criterio claro) y con parones durante las crisis. Almacenadas en una nave de Guarnizo, sus obras y piezas han permanecido pendientes de un destino hasta ahora incierto y condenadas a un vínculo público errante, derivado de la falta de un envase estable. Más de un millar de obras, principalmente pintura, pero también fotografía, escultura, videocreación, integran una colección que se inició oficialmente en 1996 cuando el entonces consejero de Cultura, Javier López Marcano, impulsó la idea de «fomentar el coleccionismo público, colaborar con nuestros artistas y convertir la colección en una plataforma de galeristas y artistas». El ya fallecido académico Francisco Calvo Serraller, que dirigió el Prado, bendijo hace unos años a la Colección Norte porque, a su juicio, en ella «ha primado el contenido sobre el contenedor, con una calidad media de notable interés».