La Crotu autoriza la construcción del parque acuático de Sierrallana en suelo no urbanizable

Según la Crotu, se están cumpliendo todos los requisitos establecidos en el expediente, como la correspondiente publicación en el Boletín Oficial de Cantabria (24 de diciembre de 2020). En el periodo de información pública se presentaron dos alegaciones que fueron rechazadas. El Ayuntamiento emitió un informe al respecto. En el expediente también constan informes favorables de las direcciones generales de Patrimonio Cultural, Turismo y Biodiversidad.

Esta última considera que el proyecto promovido por el Consistorio «previsiblemente» no producirá efectos adversos significativos, siempre que se incorporen al mismo «los condicionantes ambientales y el programa de vigilancia» incluidos en el informe, así como «aquellas condiciones articuladas por otras administraciones u organismos con competencia en el asunto». El informe emitido por los técnicos de la Dirección General de Biodiversidad también concluye en sentido favorable, condicionado al cumplimiento de las normas urbanísticas en la zona destinada a aparcamiento.

La propuesta, a desarrollar en dos fincas municipales situadas en la zona del campo de rugby de Sierrallana, incluye un circuito artificial de barranquismo, servicios deportivos acuáticos y espacios de estancia para público infantil y adulto, a través de piscinas, sendas y toboganes, todo ello siguiendo una temática cultural y natural ambientada en el Paleolítico.

El parque también ofrecerá al visitante arroyos, montañas rocosas, vegetación, lagos, cascadas y espacios cubiertos que recrearán cuevas, dejando la actividad de barranquismo en la parte más escarpada. El acceso a la instalación se realizará aprovechando la carretera del hospital y la del campo de rugby, que será ampliada. El aparcamiento tendrá capacidad para 267 vehículos y el edificio principal será el de acceso y administración, de 1.675 metros cuadrados.

Hace unos meses se emitió un informe arqueológico contratado por el Ayuntamiento para conocer el impacto sobre el terreno que tendrá la obra, un estudio solicitado por la Dirección General de Patrimonio Cultural. Los autores del mismo, Javier Marcos y Lino Mantecón, calificaron el proyecto como «compatible» al estimar que su impacto global será «nulo».

Tras una «caracterización» arqueológica y cultural de los terrenos afectados, los técnicos llegaron a la conclusión de que «no existe una incidencia negativa sobre el patrimonio cultural». Marcos y Mantecón no detectaron yacimientos arqueológicos, áreas de presunción de hallazgos o la posibilidad de existencia de materiales «descontextualizados o en posición secundaria».