Hostelería solicita medidas cautelares para anular la restricción horaria de Torrelavega

Como paso previo, los representantes de la AEHC se reunirán a lo largo del día de hoy con el colectivo 39300, que hace referencia al código postal de la zona de bares afectada por la cortapisa horaria y que representa a los bares de dicho área. «La idea que tenemos es presentar un recurso conjunto, que es lo que tiene más sentido, porque somos los mismos los que estamos afectados», señala Ramón Gómez, portavoz de esta asociación y propietario de los locales New Times y New Moon.

Lo importante, coinciden, «es que el juez anule de inmediato la resolución porque si no, para cuando esto se resuelva, los daños son muy difíciles de calcular», informa el abogado de Hostelería, Jesús Vélez. Bajo su punto de vista, la restricción tiene escaso encaje legal. «Cuando se afirma que la medida tiene que afectar a un número de locales circunscritos a una zona, significa que todos son culpables, o que hay muchos inocentes. En este caso, lo que va a hacer la mayoría va a ser pagar justos por pecadores».

Además, afirma, existen diferentes soluciones para el mismo problema. «Si realmente hay establecimientos que tienen actividad ilegal, lo lógico sería clausurar dichos negocios, pero parece que no hay ninguna orden al respecto, ni tampoco ninguna sanción que haya obligado a cerrar ningún local», añade el letrado de la Asociación.

Los hosteleros critican que el Ayuntamiento de Torrelavega justifica su medida ante el Gobierno de Cantabria con un informe que concentra en unos pocos días del pasado mes de julio las denuncias por problemas en la zona de vinos de la capital del Besaya.

«Se ha notado que de pronto, en julio pasado, la Policía Local comenzó a efectuar múltiples denuncias relacionadas con el ocio nocturno. Fueron muchas en muy poco tiempo, y muchas de ellas no estaban siquiera relacionadas con el ocio nocturno de los alrededores del Bulevar Ronda», explica el responsable de la Asociación 39300. Los hosteleros se preguntan si hubo intención por parte del Ayuntamiento de justificar este hecho porque tenía ya planificado pedir al Ejecutivo regional la medida restrictiva.

En resumidas cuentas: «Tenemos muchas posibilidades de tener razón, creo, porque no está bien formalizado el origen de por qué se toma esta medida», asegura Vélez, que además recuerda que tampoco los vecinos parecen estar de acuerdo con la decisión del Consistorio. Lo recuerda también Gómez, que ve «peligroso» que la restricción siga adelante. «Estamos pagando 48 locales por los problemas que generan dos o tres», asegura. «Y luego hay una serie de vecinos que están en pie de guerra contra los negocios y que están haciendo todo lo posible para que no trabajemos. Presionan al Ayuntamiento de una manera que no es comprensible porque creo que aquí lo conveniente es que todos nos respetemos y podamos convivir, los que trabajamos y los que tienen que descansar, que tienen todo el derecho del mundo», reflexiona.

Como solución alternativa, los hosteleros proponen mayor presencia policial, incluso la instalación de una red de videovigilancia «para disuadir a los que promueven los altercados, ya que si van a estar identificados, será más complicado que lo hagan», argumenta el propietario de la discoteca New Times.

Otros muchos empresarios cántabros del sector del ocio nocturno están expectantes a la espera de que ningún otro ayuntamiento decida solicitar, como Torrelavega, el permiso para clausurar los locales dos horas antes los días entre semana -allí se ha establecido entre las noches del domingo y el miércoles-.