Los vecinos de La Inmobiliaria se hartan de la suciedad en las calles

En la popular barriada llevan tiempo mostrando sus quejas por la falta de limpieza en las calles, que no sólo se refleja junto a los contenedores, «también en zonas verdes y jardines», donde a la acumulación de suciedad hay que añadir «la ausencia de mantenimiento», dice el presidente de la Asociación de Vecinos Río Indiana, Gonzalo Llamosas. «Se trata de un problema generado por la falta de educación de algunos vecinos que echan a la basura todo lo que les sobra en casa, pero se resuelve con multas, con una Policía Local que esté vigilante y que haga una labor de prevención por las calles del barrio, algo que a día de hoy no existe, y no será porque no lo hemos reclamado al Ayuntamiento», dice.

María José García, vecina de la calle Julián Urbina, considera «injusto» que «por unos pocos, tengamos el barrio hecho una vergüenza». Por ello, recuerda que «llevamos años reclamando al Ayuntamiento que no nos tenga abandonados, porque lo que se permite aquí, no se ve en el centro de la ciudad. Aquí se nos cobra impuestos como a todos los demás y no deberíamos sufrir la imagen de todo tipo de basuras por fuera de los contenedores, lo que genera una imagen lamentable del barrio, como hace días, cuando se vieron hasta bolsas de basura sin cerrar en mitad de la calle».

La Inmobiliaria, el barrio de entrada a la ciudad desde Santander, vuelve a ser motivo de queja ciudadana ante la acumulación de basura en sus calles y plazas. Diversas cuentas en redes sociales denuncian la acumulación de basura y la «porquería» que reina en el barrio que va desde el 'donuts' a la iglesia de La Asunción. La falta de limpieza en diversos puntos no sólo afecta a los vecinos, afirman desde las redes, sino a los propios visitantes, que reciben una imagen de «suciedad creciente, vergonzosa e insoportable».

Al problema de la acumulación de residuos de todo tipo, Llamosas añade otro que produce igualmente malestar entre el vecindario: el espacio para perros que se construyó en el parque junto a la Escuela Caligrama y que, «además de estar roto el cerramiento y lleno de agujeros, es vergonzoso lo pequeño que es, no tiene sentido hacer tan mal las cosas». «Vergüenza me daría a mí haber hecho estos cerramientos, y el Ayuntamiento es el responsable del mantenimiento de este espacio, por lo que desde la Junta Directiva de la asociación de vecinos se le ha comunicado todos estas chapuceras obras del parque de perros de La Inmobiliaria, pero hace oídos sordos», lamenta Llamosas.

Desde la asociación vecinal Río Indiana también reclaman el comienzo de las obras del centro de mayores en los locales que el Consistorio compró en los bajos de la plaza Chanete. El Ayuntamiento sacó a licitación en la cantidad de 535.000 euros la construcción del nuevo centro social de mayores del barrio, que estará ubicado en un local del número 3 de la calle Julián Urbina.

Se trata de una actuación que dará respuesta a las necesidades de los mayores de La Inmobiliaria, para quienes el actual centro de la calle Ansar se ha quedado pequeño para albergar las actividades que desarrollan. Respecto a las características del nuevo centro social, indica que tendrá una superficie útil de 224 metros cuadrados y estará dotado de una zona de recepción, un telecentro con doce puestos de informática y zona de biblioteca, y una sala pequeña para actividades.

También dispondrá de otras tres salas de actividades divididas mediante paneles móviles que podrán unirse en un único espacio de 69 metros cuadrados con un pequeño escenario para los actos de mayor afluencia, que deberán tener salidas directas e independientes hacia la plaza de Chanete.

Por último, el presidente de la asociación de vecinos de La Inmobiliaria pide al equipo de gobierno (PRC-PSOE) que cumpla el compromiso que había adquirido de comprar el edificio del antiguo hospital de Cruz Roja y trasladar el centro de acogida de extranjeros, que en la actualidad tiene allí su sede.

El Consistorio quiere habilitar en el edificio, situado en el corazón de La Inmobiliaria, medio centenar de pisos tutelados para personas mayores con escasos recursos. Las instalaciones se han quedado obsoletas para prestar el servicio al que ahora se destina el inmueble.