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Muebles viejos, colchones, juguetes, libros, cristales, lavadoras, sillones, grifos, piezas de automóvil, paraguas, neumáticos... y hasta una plancha. Son solo algunos de los objetos en desuso que se pueden encontrar en la media docena de vertederos ilegales que hay repartidos por Torrelavega. Un problema que ... parece no tener fin, ya que el Ayuntamiento una vez que recibe el aviso acude con una cuadrilla y retira la basura acumulada, sin embargo «muchos vuelven a aparecer». El concejal de medio Ambiente, José Luis Urraca, insiste en que se trata de un problema de «educación», de concienciar a los vecinos que se trata de una práctica «incívica» y que una acción sujeta a sanción si el que tira estos objetos en un lugar inadecuado es sorprendido o denunciado. De hecho la ordenanza establece multas de hasta 10.000 euros por depositar basura en la calle.
Urraca explica que aunque no se trata de una gran cantidad, el Ayuntamiento destina más de 20.000 euros al año en la limpieza de estos vertederos ilegales, y en este año ya lleva gastados más de 11.000 euros. El último en retirarse ha sido uno nuevo que había ido creciendo bajo la autovía, en la localidad de Viérnoles, en el barrio La Hoz, y que hace una semana se limpió. En Tanos, Barreda, Campuzano y en el límite municipal con Cartes también proliferan, mientras los que había a pocos metros del centro de la ciudad, en la zona de El Valle han desaparecido.
El caso más llamativo es el vertedero incontrolado que hay en el borde de la carretera que da acceso al Punto Limpio de Torrelavega, justo en la acera de enfrente, a escasos cien metros y donde se acumula basura y restos de colchones. Están los casos aislados, los de aquellos que hace limpieza en casa o en el trastero y, por no buscar más, echan la basura en cualquier camino. Luego, los esporádicos: esos manitas que, por ahorrarse unos euros, hacen lo mismo con los sacos de obra. Y, finalmente, los constantes, aquellos que montan negocios pirata dedicados precisamente a eso, a deshacerse de todo tipo de residuos sólidos (parachoques, neumáticos, puertas, retretes y bañeras, cascotes, plásticos vacíos de aceite de camión...) en puntos lo suficientemente escondidos, pero lo suficientemente cercanos a carreteras principales, que acaban convirtiéndose en auténticas escombreras incontroladas.
Aunque el Ayuntamiento prefiere no llamarlos vertederos –«Son puntos donde hay vertidos ilegales y que, si no se atajan a tiempo, efectivamente, se pueden convertir en vertederos», señala el edil de Medio Ambiente–, se trata de zonas donde se acumulan las basuras, en algunos casos desde hace años, ocupando cientos de metros de caminos y vías rurales.
Salta a la vista lo complicado que resulta vigilar estos caminos, más aún cuando en volcar una carga un camión, coche o furgoneta puede tardar apenas unos minutos y es necesario pillarle in fraganti para denunciar a alguien. Si ocurre, el infractor se enfrenta a multas que pueden llegar a los 10.000 euros, ya que en estos casos es muy difícil que se reúnan las características de peligrosidad necesarias para acusarles de un delito medioambiental. En este sentido, el concejal responsable del área insiste en que la vigilancia es la única fórmula que existe erradicar estas actividades, además de llevar campañas de concienciación entre los ciudadanos que en su opinión dan buenos resultados porque la gente, en general, recicla y acude a los Puntos Limpios.
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