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Las fiestas de Torrelavega concluyen hoy y lo hacen de forma dulce. La ciudad rinde culto una vez más a su postre típico, el hojaldre, con un evento que congrega a cientos de visitantes. La X Feria del Hojaldre tiene como escenario la Plaza Mayor, donde hoy se abrirán de nuevo las casetas a las once de la mañana. Después habrá diversas actuaciones folclóricas, desfile por la ciudad con reparto de polkas y el XXIII Gran Capítulo de la Cofradía, a partir de las 12.30 horas, en el Teatro Concha Espina. Los amantes del crujiente y afamado manjar tienen una cita ineludible en Torrelavega.
El Gran Capítulo tendrá como principales protagonistas al pintor taniego Pedro Sobrado y el cocinero y periodista gaditano Pepe Domínguez Oneto, que serán nombrados Cofrade de Honor y Embajador del Hojaldre, respectivamente. Además, se incorporarán a la agrupación una decena de cofrades de número y tres 'cofraducos'. Antes actuarán y desfilarán por la ciudad los Piteros del Grupo de Danzas Nuestra Señora de Covadonga, la Agrupación de Danzas Virgen de las Nieves, la Ronda de Mozos Salines, los Piteros los Peralos y la Banda de Gaitas Traslarroza.
La tradición del hojaldre en la capital del Besaya se remonta a varias generaciones y las confiterías de la ciudad mantienen viva esta herencia ofreciendo una amplia variedad de productos elaborados con masa artesana. Durante las fiestas de la Virgen Grande la demanda se dispara y tanto la Confitería Santos como la Confitería Blanco, las más populares, ven sus establecimientos llenos de clientes ansiosos por adquirir sus productos favoritos. «Es un no parar de clientes», afirman los responsables de ambas confiterías. Las colas a la entrada de sus locales son un claro testimonio de la fama que han alcanzado.
En la Confitería Blanco, una de las clientas habituales comparte su preferencia: «Yo me llevo los lazos. En casa nos gusta el hojaldre sin nada más», comenta mientras es atendida por una de las encargadas. Esta simple declaración refleja la calidad del hojaldre de Torrelavega, que conquista los paladares de miles de consumidores.
La elaboración del hojaldre es un arte en sí mismo, y Santiago Hedilla, repostero en la Confitería Santos, explica el complejo proceso que se esconde detrás de cada pieza. «Primero se amasa la mantequilla por un lado y la masa de harina, sal, mantequilla y agua por otro. Con ello, se hacen bolas de 1,8 kilos, a las que se añade 1,1 kilos de la mantequilla amasada anteriormente. Tras esto, se lamina y, una vez enfría, se estira para que esté listo para hacer los dulces que más tarde serán expuestos en el mostrador y vendidos a los diferentes clientes», detalla Hedilla.
Este minucioso proceso comienza en las primeras horas de la madrugada. «Para que esté listo, empezamos a las tres de la mañana», señala Adela González, responsable de la Confitería Blanco, subrayando la importancia de la calidad de la mantequilla utilizada para obtener un hojaldre «perfecto». González se muestra emocionada con la llegada de la feria: «Las casetas nos sirven para enseñar nuestros dulces de hojaldre a la gente que viene. Se vende mucho», concluye con entusiasmo.
En días como estos, con tanto trasiego de pedidos, el trabajo se multiplica. Hasta el punto de que en el obrador de la Confitería Vega cuentan que el martes el proveedor de los huevos, otro de los ingredientes clave para hacer un buen hojaldre, tuvo que dejarlos en la puerta al estar los reposteros tan concentrados en su trabajo que no advirtieron su llegada.
En la presentación de la Feria del Hojaldre, que este año celebra su décimo aniversario y cuenta con trece casetas de los diferentes negocios locales, el Gran Maestre de la Cofradía, Francisco Javier López Marcano, destacó la «excelencia» del hojaldre de Torrelavega y la preocupación que tiene la propia agrupación por la ciudad, que es su prioridad. También quiso recordar que no se les debe ver como «gente mayor» y que por ello a los 19 'cofraducos' nombrados el año pasado se unirán ahora tres más. Ellos son niños procedentes de la Fundación Victoria Gómez de Arce. «Ahora que hemos cumplido nuestros primeros 25 años, cuidamos la cantera; que alguien se ocupe de construir los próximos 25 años y los 25 que vendrán después», señaló López Marcano.
En la propia presentación del evento, el Gran Maestre afirmó que esta feria sirve para «poner en valor el producto local más importante» de la gastronomía torrelaveguense. Además, destacó que el hojaldre sirve «como reclamo gastronómico, pero también como impulsor del turismo y, lo que es más importante, como seña de identidad, como símbolo de una ciudad».
Así, la Feria del Hojaldre no solo está siendo una oportunidad para degustar una amplia gama de productos, sino también para conocer la historia y tradición de este dulce que ha puesto a Torrelavega en el mapa gastronómico nacional. Durante el fin de semana, los visitantes están probando desde los clásicos lazos, polkas y palmeras hasta innovaciones que combinan hojaldre con otros ingredientes, demostrando la versatilidad de los artesanos.
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Ana del Castillo
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