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Vean el plano que acompaña esta información. El área resaltada en azul es la propuesta que la empresa catalana Doymo ha hecho al Ayuntamiento de Torrelavega para acotar la llamada Zona de Bajas Emisiones (ZBE), una extensión de acceso restringido y que, como en todas ... las ciudades de más de 50.000 habitantes y por mandato del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma), está llamada a impedir el acceso a los coches que más contaminan y por tanto carecen de alguna etiqueta ambiental -Cero Emisiones, Eco, C o B-, el 25% del parque de vehículos que circula por la ciudad. Son 8.200 conductores, según Doymo. Y no podrán entrar al centro salvo en dos casos: que residan dentro de estos límites -caso de 13.800 torrelaveguenses-; o bien cumplan algunas de las excepciones en las que trabajará el Consistorio, desde casos de dependencia, salud, hasta algunas rutinas relacionadas con el comercio -como los transportistas-. Pero sí usted trabaja en Barreda, por ejemplo, conduce un diésel matriculado en 2003 y tiene que ir al centro de Torrelavega, lo más seguro es que tenga que aparcar en La Carmencita o donde sea, pero lejos del corazón de la ciudad.
¿Cuándo? La definición de esta superficie 'limpia' y su entrada en funcionamiento entienden de fechas distintas. El Gobierno de España obliga a la ciudad del Besaya a crear y señalizar la ZBE antes del 1 de enero de 2023, pero las restricciones y las multas tardarán más en llegar. Una vez acotada la zona y decretado un marco normativo, el Ayuntamiento iniciará una transición guiada con avisos y notificaciones a título exclusivamente informativo, un calendario de limitaciones progresivas que se dilatará hasta 2025. Llegado ese año, todos los vehículos sin etiqueta -los gasolina previos al 2000 y los diésel anteriores a 2006- tendrán prohibida la entrada a estos 596.826 metros cuadrados de color azul.
«Será un cronograma progresivo», avanza el concejal de Movilidad, Jesús Sánchez, confiado en poder «adaptar la ZBE a las necesidades de la ciudadanía» y sin que su implantación trastorne por completo el día a día de sus vecinos y trabajadores. Hasta entonces, la única fecha que le quita el sueño al equipo de gobierno -y la razón por la que ayer convocó a los partidos a un Pleno extraordinario- es el 29 de septiembre, día límite de presentación al programa estatal de ayudas para la implantación de estas áreas restringidas.
PROHIBIDA LA ENTRADA
La candidatura de Torrelavega a estos dos millones de euros es importante porque atañe a la financiación del nuevo aparcamiento de La Carmencita, una de las alternativas que propone el Consistorio a todos esos conductores que terminarán vetados del centro. De ahí el modificado presupuestario aprobado ayer en la sesión, una reestructuración de las cuentas valorado en 743.309 euros y que -tras el voto afirmativo de los socios de la coalición (PRC y PSOE), el PP y a pesar de la negativa de ACPT, Torrelavega Sí y Ciudadanos- obligará a posponer al año que viene algunos de los grandes proyectos de la agenda municipal, desde la urbanización de El Valle hasta las pistas de pádel de La Lechera.
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La postergación de esos planes en lugar de otros, pero sobre todo las «formas» y la «celeridad» con que el equipo de gobierno ha tramitado las aspiraciones a esta ayuda publicada el 26 de julio motivaron las críticas de toda la oposición, conforme con el desarrollo de la ZBE, pero indignada con la «falta de transparencia» del Ayuntamiento a la hora de comunicar esos planes. «Nos han tenido para trabajar y no lo han hecho», reprochó Marta Fernández-Teijeiro (PP); «parece que no existimos», lamentó Iván Martínez (ACPT); «un brindis al sol», calificó Blanca Rosa Gómez Morante (Torrelavega Sí); «modificado con calzador», lamentó Julio Ricciardiello (Cs).
Después de entonar el mea culpa en nombre de la coalición y defender a su homólogo de Movilidad, el concejal de Economía, Pedro Pérez Noriega, defendió no tanto las bondades de este mandato estatal, de cuya «necesidad» no se mostró muy convencido, sino la importancia de optar a esta ayuda y financiar la mitad de la partida de La Carmencita. No en vano es uno de los grandes salvavidas que, junto al transporte público -cuyos precios fueron rebajados un 30% hasta final de año, por unanimidad-, está llamado a oxigenar el tráfico del centro y rebajar las emisiones.
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