Borrar

El escritor, al desnudo Las apasionadas memorias de Suleika Dawson La amante de Le Carré lo cuenta todo: «Era un semental en la cama»

Sexo durante horas, citas furtivas y salvajes con caviar y champán... La escritora Suleika Dawson sacó a la luz en sus recientes memorias su apasionada y secreta relación con John le Carré. Ahora Apple acaba de anunciar un documental sobre el escritor, Volar en círculos, que dirige el ganador de un óscar Errol Morris, y que también promete sorprendentes revelaciones.

Viernes, 18 de Agosto 2023, 12:10h

Tiempo de lectura: 8 min

No le importaba llamarlo 'aventura', aunque prefiere hablar de 'aventura amorosa'. Tampoco le molesta que la llamen 'amante' de John le Carré. La escritora Suleika Dawson (no es su nombre real, sino su pseudónimo literario) ha escrito sus memorias, El corazón secreto, y en ellas aparece el distinguido escritor de novelas espías que salió del frío y se metió en su cama.

alternative text
Amor en dos oleadas. John le Carré y Suleika Dawson, la amante del escritor en dos periodos de su vida: entre 1983 y 1985 y luego seis meses en 1999.

Ella y David Cornwell (nombre real del novelista, que también trabajó como agente del MI5 y del MI6) fueron amantes. Estuvieron juntos durante 30 meses, divididos en dos 'misiones': entre 1983 y 1985 y luego seis meses en 1999, cuando él ya rondaba los 70 años. «Solo tuvo relaciones más largas con sus dos esposas», dice Dawson.

¿Fue el amor de su vida? «Habría que preguntármelo al final de mi vida para hacer una valoración justa, pero creo que yo fui su gran amor. No creo que esperara que algo funcionara tan bien nunca en su vida, que tuviera muchas esperanzas de encontrar a alguien que realmente encajara con él. Y entonces ocurrió», afirma.

El sexo fue, según dice, extraordinario y lo relata con todo tipo de detalles, algunos de los cuales no son como para repetirlos aquí. Describe su primer encuentro como «sexo para los dioses». Aunque otras veces, su intimidad la narra de forma no tan espiritual, como el día en que «él se clavó en mí como una hoja de un arado».

alternative text
Amante antes que esposa. Le Carré y Jane, su segunda esposa. Ella misma fue su amante aún casado con Alison Sharp, su primera mujer.

Tenían sexo tres o cuatro veces en un día. Sus «poderes de recuperación» eran «prodigiosos». El propio Cornwell se declaró asombrado por la «cantidad de líquido seminal» que ella le provocaba. Incluso cuando él ya tenía casi 70 años, disfrutaban de «cinco horas de sexo extraordinariamente intenso. Era legendario», dice con una sonrisa.

Fuera de la cama, Cornwell era un tipo menos seguro de sí mismo y lo disimulaba mostrándose despectivo, especialmente con otros escritores, y a veces incluso con ella misma.

Una diferencia de 27 años

Cuando conoció a Cornwell, Suleika Dawson era una chica rubia y alta, muy diferente a las dos esposas del escritor y a sus muchas amantes, que solían ser mujeres morenas y pequeñitas.

Hoy, a punto de cumplir los 70 años, Dawson sigue siendo bella. Y segura de sí misma. Tanto que está convencida de que Cornwell siempre le fue fiel. Ante las numerosas 'canas al aire' del escritor, su seguridad resulta extraña, pero ella no duda. «Nunca se me ha pasado por la cabeza que uno de mis amantes me fuera infiel», zanja rotunda.

El romance con Cornwell comenzó en 1982. No hacía mucho que ella había salido de Oxford y vivía en Londres adaptando novelas para el floreciente negocio de los audiolibros. Cornwell, encargado de poner voz a una de sus reediciones, se presentó un día en la puerta del estudio tras subir siete pisos, en lugar de coger el ascensor. Años más tarde se enteró de que sufría de claustrofobia.

alternative text
Una rubia espectacular. Suleika Dawson (aquí, de vacaciones en el Caribe) fue la única amante rubia de Le Carré. El resto fueron morenas.

El primer día la ignoró. El segundo la invitó a comer en una trattoria, donde pidió champán y todo lo que había en el menú. Ella almorzó con él, pero decidió rechazar cualquier otro acercamiento. En Piccadilly Circus, él la besó «urgentemente» en la boca y se subió a un taxi.

¿Qué edad tenían entonces? Él ya había cumplido los 50. Y ella, 23. Una vez terminada la grabación del libro, cenaron (de nuevo pidiendo todo lo que había en el menú) y se retiraron a su piso, donde tuvieron sexo (con todo lo que había en el menú). La aventura estaba en marcha. Ella renunció a dos amantes por él, escribe.

«Me hubiera gustado ser más golfa»

Las comidas continuaron, pero se reducían a pícnics de alfombra con caviar y champán. El plato principal: sexo. Él la bombardeaba con flores, chocolates, joyas y cartas. Las miniescapadas fueron orquestadas por antiguos «agentes de viaje» con los que había trabajado en los servicios secretos (dejó el MI6 en 1964).

Cuando el escritor se ofreció a comprarle una casita en Cornualles, donde él tenía una residencia, y a regalarle un Citroën 2 CV para que fuera a verlo, ella rechazó su oferta. «Me hubiera gustado ser tan golfa como para pedirle un piso en Chelsea y un Golf GTI», escribe.

Tenían sexo tres o cuatro veces al día. Sus «poderes de recuperación» eran «prodigiosos», incluso cuando él tenía casi 70 años

«Él tenía un magnetismo extraordinario, y más cuando eres el amor de su vida y te dice que eres su último amor y todo lo demás», insiste. ¿Y qué hay de su mujer, Jane Cornwell?

La propia Jane antes de casarse con el escritor había sido su amante, hacia el final de su matrimonio con Alison Sharp. Él y Jane se casaron, finalmente, en 1972 y tuvieron un hijo, Nicholas, que se sumó a los tres que el novelista ya tenía con Alison.

Según Dawson, la pieza irritante en su relación no era Jane, sino el propio David. El escritor «dirigía» a Dawson como si fuera un agente doble. «Hubo cosas de las que solo me di cuenta cuando estaba escribiendo el libro, como llevarme a Odin's (un restaurante de moda) para que (el Premio Nobel) Harold Pinter, habitual del local, viera a la joven con la que salía».

alternative text
Papá le Carré. Le Carré juega con Nicholas, su único hijo con Jane (de blanco), en su casa de Cornualles, donde vivió más de 40 años. Con su primera esposa tuvo otros tres niños: Simon, Stephen y Timothy.

Y, lo que es peor, cuando no la exhibía se comportaba como si estuvieran huyendo, como si fueran un par de espías a punto de que alguien descubriera su tapadera.

Dice Dawson que el extraño comportamiento del escritor no es achacable a sus antiguas actividades en el MI6, sino más bien a su infancia y a la difícil relación con su padre, Ronnie, un estafador que entre fraude y fraude estuvo a menudo en la cárcel. El novelista podía perder el rumbo emocional y ser contradictorio. Por ejemplo, tras una noche de «tierna y verdadera» relación amorosa en Zúrich, él le ordenó que se marchara. «No puedo ser tan feliz», le explicó.

¿El escritor era capaz de amar de verdad?

«Oh, creo que sí. Pero no de asumirlo. Si se hubiera permitido a sí mismo ser más feliz, ¿quién sabe? Tal vez habría escrito libros diferentes. Tal vez habría tirado la pluma por la ventana y no habría vuelto a escribir».

Dawson, por cierto, nunca quiso casarse con él, ni con nadie. Lo que le hubiera gustado es ser una amante a la antigua, de larga duración. «Pero eso era demasiado estable para él, me di cuenta después. No podía deshacerse de su esposa, porque entonces no habría tensión. El engaño y el encubrimiento, el ir de incógnito, eran parte esencial de la relación».

«Él no podía abandonar a su esposa porque entonces ya no habría tensión. El engaño y el encubrimiento eran parte de la relación»

Al final, el escritor le dijo que no podía soportar la tensión y comenzó el proceso de dejarla. Ella le devolvió las joyas y él la engatusó para seguir un tiempo más, pero ya no era lo mismo. Finalmente, Dawson acudió a un terapeuta que le diagnosticó una «depresión clínica». Sin embargo, no hay amargura en las memorias. «Yo era responsable de mi vida tanto como él de la suya. Podría haberme ido. Y, de hecho, lo hice. Después de dos años, me alejé».

alternative text
La última palabra. Errol Morris, ganador de un premio Óscar, dirige el documental Volar en Círculos, (The pigeon tunnel, en el original) en el que devela las intimidades del escritor y ex espía John Le Carré. El documental recoge su última y más sincera entrevista, a la que se le suman archivos nunca antes vistos. Se estrenará en Apple el 20 de octubre.

¿Era Cornwell un misógino? «Engañar a tu mujer no te hace misógino. Pero creo que hay una forma de engañar a tu mujer que sí es misógina. Creo que tal vez la misoginia que hay en sus libros vino de no tener realmente mujeres en su vida de niño».

El problema de la tarjeta de crédito

De hecho, la madre del escritor, Olive, se fue cuando él tenía 5 años. El propio Cornwell escribe en su volumen de ensayos biográficos de 2016, El túnel de las palomas, que «en ausencia de una madre o de hermanas entendí tarde a las mujeres, si es que lo hice, y todos pagamos un precio por ello». Dawson está de acuerdo.

Tras la ruptura, ella siguió con su vida, haciendo audiolibros, escribiendo como 'negro' para otros autores y en 1994 incluso publicó su propia novela.

Habían pasado 14 años desde que habían dejado la relación, cuando ella asistió a una conferencia del novelista en Londres. Y todo volvió de nuevo: el enamoramiento, el sexo desenfrenado, los regalos y, como era de esperar, la incapacidad de Cornwell para decidir si estaba dentro o fuera de la relación. Aunque esta vez le llegó a asegurar que iba a dejar a su mujer, poco después, cuando la madre de Dawson murió inesperadamente, Cornwell apenas se dio por enterado e incluso le agradeció que no le hubiera molestado antes con la noticia.

La relación siguió funcionando como una operación de espionaje. Sin embargo, a estas alturas, los chicos de la 'agencia de viajes' estaban muertos. Para una escapada a Elba, el escritor le pidió a su amante que reservara ella misma el vuelo y le envió el dinero por correo. Cuanto más lo pensaba, más le parecía que todo empezaba a tener un toque sórdido, como dejar «el dinero en el aparador». Así que le propuso que le pusiera una tarjeta de crédito a su nombre. Tras un «silencio tenso» al otro lado de la línea, él zanjó la conversación con un «creo que eso ya es demasiado».

Fue lo último que le dijo. Se separaron, esta vez para siempre. ¿Por qué una petición tan trivial le hizo romper? «Buena pregunta. Creo que se quedó sin excusas».

Dawson no ha podido publicar su libro hasta que Cornwell murió. Temía que la llevara a juicio. Había antecedentes: en 1993, Le Carré demandó a un aspirante a biógrafo y consiguió que cancelaran el libro. Además, la viuda del escritor tenía cáncer; murió unos meses después que él, en febrero de 2021. ¿Habría publicado el libro de seguir viva?

«Sí, porque es la verdad». ¿Pero habría eliminado detalles? «Muy probablemente habría adoptado un tono ligeramente diferente, pero no puedo creer que su segunda esposa no supiera casi todo lo que pasaba, al menos a grandes rasgos».

Dawson cree que a Cornwell le gustaría su libro y que no lo viviría como una traición. Además, lo describe como alguien inteligente, carismático y, en la cama, como un semental. Y concluye: «No había cuentas que ajustar».


@The Times


Etiquetas: Escritores