¿Gestionas mal tu tiempo? Supéralo con estos eficaces consejos

Una mala gestión del tiempo puede convertirse en un gran problema para el bienestar emocional de la persona. Sentimientos de incompetencia, frustraciones por no llegar a tiempo, la sensación de no saber organizarse, la tensión que se va acumulando y ese estrés de vivir pendiente de la hora, son algunas de las consecuencias más comunes que pueden perjudicar nuestra calidad de vida y con ello a vernos en un círculo vicioso que lejos de ser controlado nos conduce a mayor pérdida de tiempo.

Todos y cada uno de nosotros, más o menos tenemos que organizar nuestro tiempo en base a compromisos, trabajo, familia, vida personal y social, etc., y de una forma u otra empleamos estrategias para organizarnos. Pero... ¿realmente tal y como lo hacemos es la forma adecuada de gestionar ese tiempo?

Si ante esta pregunta, tu respuesta es un rotundo «no» y además te sientes identificado o identificada con todas esas sensaciones, emociones, pensamientos y acciones de percibir que no llegas a tiempo y de que el día se te echa encima, aquí te dejo algunas de las herramientas para ajustar y gestionar de forma más efectiva los minutos y horas que te regalan las 24 horas de cada día.

Crea tu propia agenda o block de notas donde organices todas las actividades diarias o compromisos. Esto te permitirá no dejar cosas olvidadas y te proporcionará mayor sensación de control ante los quehaceres del día a día. Incluso resulta motivador el ir tachando aquellos objetivos del día cumplidos y te facilitará la ojeada visual de ver cómo vas con lo que tenías pendiente y has finalizado.

Algo que tienen en común las personas que desempeñan una buena gestión de su tiempo, es que saben lo que quieren hacer y tiene unos objetivos como punto de partida. Dedica un tiempo para marcarte unos objetivos a corto, medio y largo plazo, y déjalos por escrito para valorar qué, cuándo y cómo has de realizarlos. Recuerda que sean objetivos claros y asequibles.

No pretendas hacerlo todo de golpe, organízate en función del tiempo que dispongas. No quieras abarcar todos tus objetivos y obligaciones al mismo tiempo. Sé realista con las necesidades, reflexiona sobre los propios límites, las habilidades y capacidades que posees. Es mejor ir dosificando tareas para no fallarte a ti mismo. Esto te permitirá mantener el estrés a raya, reducir la sensación de presión y los miedos que puedan aflorar referentes al fracaso o el tirar la toalla.

Una parte importante de aprovechar bien nuestro tiempo y sacarle el mejor partido a las horas del día, es el aprender a distribuir y establecer prioridades con las tareas y compromisos que tenemos. Está claro que cada persona tiene sus prioridades y que aquellas que consiguen diferenciarlas y darles su lugar se convierten en personas que no derrochan su tiempo.

Recuerda esto sobre las actividades, obligaciones o compromisos para mejorar la planificación de tu tiempo:

IMPORTANTE + URGENTE = PRIORIDAD 1. Si no lo hacemos no avanzamos.

IMPORTANTE + NO URGENTE = PRIORIDAD 2. Su realización permite más flexibilidad en el tiempo.

NO IMPORTANTE + URGENTE = PRIORIDAD 3. Implica aquellas cosas que pueden surgir en el día a día y que hay que buscar tiempo para dejarlas hechas, son aquellas que también pueden ser delegadas a otras personas para finiquitarlas a tiempo.

NO IMPORTANTES + NO URGENTES = PRIORIDAD 4. Son todas aquellas tareas o actividades que podemos dejar para los momentos de tiempo vacío o que incluso se pueden postergar en el tiempo sin generar problema alguno.

Focalizar la atención en la tarea que realices y proponerte ser persistente en su consecución, te ayudará a realizarla de forma más exitosa y evitarás dispersarte en pensamientos como es la preocupación por lo que te queda por hacer o pensar en otras cosas pendientes por hacer, que sólo van a limitar tu efectividad.

En muchas ocasiones nos vemos envueltos en el error de no pasar a la acción e ir posponiendo aquellas actividades o tareas que nos dan miedo, nos preocupan o resultan difíciles. Esa actitud te conducirá a sentir mayor presión y malestar, si eso se convierte en una conducta frecuente, es importante ponerle remedio afrontando que de una forma u otra has de comenzar la tarea antes de que sea un verdadero problema en tu camino. Reflexiona sobre las posibles razones por las que no te pones a ello: miedo al fracaso, dificultad, desagrado, falta de habilidades etc…, y si es necesario busca ayuda a compañeros, familia o ayuda profesional para mejorar tu eficiencia.

Conseguir centrar tu atención en lo que estás haciendo en ese preciso momento te favorecerá el hacer las cosas mejor, te llevará menos tiempo y te generará seguridad sobre lo que estas realizando. Si bien es cierto, que siempre hay algo que nos pueda interrumpir, es importante retomar la tarea cuanto antes, y buscar espacios que te alejen de las posibles distracciones como, por ejemplo, el ruido o zonas de tránsito de personas.

Aprender a saber «decir no» en el momento adecuado y ante las prioridades apropiadas, te ayudará a no embarcarte en compromisos que te pueden llegar a trastocar planes, obligaciones y a comer tu tiempo. Trasmitir de forma adecuada para lo que si estas disponible y para lo que no, te permitirá interactuar con los demás haciéndoles llegar el mensaje de respetar límites y tiempos. ¡Te sentirás mejor contigo mismo!

Esta es una de las condiciones indispensables para una buena gestión del tiempo y muchas personas no le dan la importancia que se merece, por pensar que es una pérdida de tiempo con todos lo que tiene que hacer. Al igual que se agota la batería de tu dispositivo móvil, tu batería mental y física necesita recuperar para optimizar un buen rendimiento. Recuerda organizar tu día a día con espacios de tiempo para dedicarte a ti, busca actividades que te hagan sentir bien, como hacer deporte, leer, pasear, charlar, etc…, y que no estén relacionadas con el trabajo, los compromisos y las obligaciones.

Aprender y mantener una higiene mental con actitud positiva ante la gestión de tu tiempo, te brindará la dosis adecuada para centrar tu atención en las cosas buenas de las que dispones, motivaciones, ilusiones, valores, etcétera..., y te servirá de amortiguador ante las dificultades, te ayudará a superar problemas de forma resiliente y a empoderarte en tu efectividad y rendimiento.