Marcelo y Sofía, como muchas parejas cántabras, aplazan su boda a 2021
BODAS DMODA ·
El portero del Selaya iba a contraer matrimonio el 11 de julio. Ahora, el jugador y su novia afrontan la 'anécdota' con naturalidad | «No queremos una boda en la que los camareros vayan con guantes y mascarilla, en nuestra familia somos de abrazar»
El coronavirus no solo ha hecho estragos en todos los estratos de la sociedad, entre ellos el deporte, sino también en la vida diaria de todos. Es el caso de Marcelo Mateo y su novia «de toda la vida», Sofía Sainz, que habían ... decidido contraer matrimonio el próximo 11 en julio en la Iglesia de San Esteban de La Abadilla, en lo que sería el evento de sus vidas. Los jóvenes cántabros de 34 y 30 años de edad respectivamente iban a celebrar el día de su unión con unos 250 invitados. Todo iba bien encaminado a falta de los detalles finales. Evidentemente, con los efectos del Covid-19, sus planes se han venido abajo, con todo lo que ello supone. «Estábamos viendo si nos casamos en el mes de octubre, pero no lo teníamos claro, y al final hemos decidido retrasarlo al 29 de mayo del 2021», dice el portero del Selaya desde su domicilio en Argomilla de Cayón, y recalca, «espero no tener que volver a retrasarla otra vez porque el Selaya entre en la fase de ascenso la próxima temporada… (ríe)».
Con todo prácticamente en el aire, el portero de Villafufre –actualmente teniente alcalde del municipio–, pasa el tiempo, teletrabajando, entrenando y viendo series en Neflix, «que lo tengo machacado», comenta distendidamente. «Fue un follón con lo de las invitaciones, el restaurante, la ceremonia… se lo puede imaginar todo el mundo. Es un chasco», reconoce tras avisar a todos invitados.
Marcelo, que ha trabajado en Madrid y actualmente en Bilbao dice que había muchos invitados que se desplazarían desde fuera de Cantabria. «Mucha gente venía de otras comunidades y me preguntaban los últimos días qué pasaba... Hay gente que viene de Madrid y Salamanca y tenía miedo de que no pudiesen desplazarse», comenta esta pieza clave en los esquemas de su entrenador, José Saldaña y, voz autorizada del vestuario del Selaya.
«Yo no quiero una boda en la que los camareros vayan con guantes y mascarilla y todo el mundo esté hablando de lo mismo. Además, en mi familia somos mucho de abrazarnos y besarnos y, como ahora no se puede... ¡Vaya rollo de boda!», aunque reconoce que el lugar del banquete –Villa Abarca–, han puesto todo tipo de facilidades a la hora del aplazamiento y para volver organizarlo el año próximo. Jamás pensaron, Mateo y Sofía, que una pandemia acabaría cambiándoles la fecha de su enlace.
Cuestión aparte es la cancelación del viaje. «En nuestro caso ya habíamos preparado toda la luna de miel por Nueva York y Rivera Maya y hemos tenido que posponerla», comenta Marcelo, «desde la agencia de viajes nos ha dado muchas facilidades y nos ha dado tranquilidad».
El capitán del conjunto pasiego, tras la resolución de la Federación Española de Fútbol, y siempre analítico desde la frialdad de alguien muy sereno fuera del campo, asegura que «hay muchos intereses en juego y hay equipos que se han gastado mucho dinero para subir». Y en razón de ello, en su opinión, «es normal que cada uno mire por sus intereses» a la hora de pronunciarse sobre la mejor fórmula para terminar la liga. Sí tenía claro que «se hiciera lo que se hiciera iba a ser injusto para algunos clubes»
El meta rojiblanco expresa que la entidad de los Valles Pasiegos está siendo un club serio a la hora del trato con los futbolistas durante este tiempo y las conversaciones que se han mantenido entre las dos partes han llegado a buen puerto. «Evidentemente nosotros somos un equipo humilde, tan solo nos pagaban la gasolina a los que no éramos de Selaya y primas por ganar o empatar fuera, por lo tanto como no hay fútbol no nos corresponde nada, pero estoy seguro de que José Antonio Regalado –presidente del club–, de alguna manera nos compensará por los entrenamientos que estamos haciendo en casa».
Lo importante es la salud. Marcelo Mateo, siempre casado con la portería, espera acontecimientos personales y deportivos con tranquilidad, sin presión añadida y contando el aplazamiento de su boda como una mera anécdota que no olvidarán.
Por la tarde, después de los aplausos de las 20.00 horas, toca entrenar con Rodrigo Peña, su preparador, de manera virtual. Eso sí que dependerá exclusivamente de él.
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