Moda novios: ellos como un pincel y fieles a su personalidad

No todas las miradas van para la novia. Ya no. Que históricamente se haya vendido la idea de que ella es la gran protagonista resta encanto al conjunto y no se corresponde con la realidad. El novio (o novios en el caso de las uniones gais) es obvio que acumula importancia y, como tal, debe abordar su papel. Aquí es donde entra en juego que se haya cuidado previamente y llegue a su boda dando muestras de su mejor versión. Esa que paseará, con nervios, antes de encontrarse en la ceremonia, del tipo que sea, con el amor de su vida.

Y la moda será aliada para que él se sienta pletórico y dispuestísimo a dar el 'sí, quiero'. Los expertos señalan que las bodas eclesiásticas siguen perdiendo terreno frente a la civiles, con mucho peso de los enlaces al aire libre, en fincas o rincones con encanto. No es baladí señalar el contexto, pues marcará (y mucho) la indumentaria que llevarán en su gran día.

Si hablamos de tendencias, en 2022 se impondrán los novios 'boho-chic', que significa romper con el concepto de traje estructurado y marcado por la sastrería. Hablamos de bodas al aire libre en la playa, el campo, en fincas idílicas, todo muy romántico… Ahí, ellos defenderán looks de tonos claros, gamas naturales como arenas, tostados y marrones. En esta exaltación campestre y natural las prendas de lino son el mayor acierto.

Siendo honestos, en Cantabria no van a morir nunca los enlaces clásicos. El abanico de moda se multiplica y la personalidad del contrayente encontrará más variedad para encajar. La clave es que sea el novio quien lleve a la prenda y no viceversa, por mucho que nunca o apenas en alguna Nochevieja de juventud se haya puesto un traje.

El elegante y sempiterno chaqué sufre una significativa evolución. De hecho, se lleva mucho en versión monocolor, con el fraqué disminuido. Irrumpe con fuerza en tonos azules y, como detalle, el pantalón de corte (rayas) pierde peso. Sí que se impone el contraste con el chaleco, pieza recomendada para que el novio se diferencie de los invitados. Aunque opte por un vestir sencillo, no puede caer en el error de parecer uno más entre la multitud. Los detalles seguirán marcando esa distinción sin hacer alardes de excentricismo. Por ejemplo, en cuanto a corbatería, se teñirán de mucho color o aparecerán estampadas. La tendencia señala a los cuadros, príncipe de gales y patas de gallo como aciertos.

Si alguno es fan de la pajarita debe saber que el protocolo sólo la considera con el esmoquin, pues es un atuendo de fiesta. Sí está presente en el frac, ya desuso total. Gana terreno el 'roché', que es una especie de corbata con el nudo ya hecho. Si hablamos del color del traje, los expertos señalan que el azul, que lleva cuatro años de éxito, seguirá marcando las perchas nupciales. El negro es un acierto sí o sí, pero parece aburrir a la mayoría, que también hace hueco a los grises medios y marengos. Así, sin perder la sobriedad se aseguran la exclusividad.

Por muchos brocados y brillos de fantasía, los acabados mate y tejidos secos aseguran la elegancia sin estridencias. Es cierto que, dada la pandemia y la crisis del sector, las firmas apuestan por la continuidad, mucho más que por innovar. No obstante, el look del novio es bastante estático y a nivel de diseño tiene menos margen de innovación que en el caso femenino.

También es importante pensar en bodas de segundas nupcias, que implican otros cánones de vestimenta. En ese caso, el novio, con otra edad de aquella primera vez, busca un estilismo más discreto y tranquilo, no tan ceremonioso.

En resumidas cuentas, novios que estáis dudosos sobre qué poneros... Lo importante es acudir a una tienda o sastre donde la atención personalizada logre encontrar ese traje que defiendas con ganas, ilusión y emoción. Asegúrate unas cuantas pruebas, porque sí o sí tu peso fluctuará antes del gran momento. Y tú también tienes que estar perfecto.

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