Emprender desde casa y en pijama: ventajas y riesgos

Como dice mi amigo Luis, «presta atención a lo que pides, que luego se cumple». Marzo de 2020 llegó para cambiarnos por lo que parecían solamente un par de semanas… y ha acabado cambiando el estilo en el que trabajamos, especialmente desde casa.

Lo de trabajar desde casa y en pijama parecía el nivel máximo de comodidad y es innegable que tiene muchas ventajas. La primera de todas, el ahorro de tiempo: ni desplazamientos, ni aparcamiento, ni todo lo que eso implica. Y si no te tienes que arreglar, más tiempo que te ahorras.

Además, si estás emprendiendo, puede ser un ingrediente más de comodidad y de «me visto a mi manera» porque no estás obligado a hacerlo de forma corporativa; es el nivel máximo de «a mi estilo y con mis reglas». Pero también tiene sus riesgos, y hoy te voy a contar los que están relacionados con tu productividad, tu visión y los imprevistos que implica lo de emprender en vidas reales.

En primer lugar, si no te 'quitas el pijama' para empezar a trabajar, no haces el cambio de chip necesario para pasar de estar en 'modo casa' a estar en 'modo trabajo'. Para sacar el máximo partido a tus horas de trabajo es fundamental que tu cerebro entienda que ya estás enfocado en lo que tienes que hacer, y arrastrar el pijama no ayuda mucho. Corres el riesgo de que se te pase una hora mentalizándote y todavía no te hayas centrado en lo que de verdad tienes que hacer en tu trabajo, ¡multiplícalo por los días de todo un mes!

Y al finalizar tu tiempo de trabajo pasa lo mismo pero al revés. Trabajar desde casa es súper flexible, pero también estás expuesto a mil interrupciones que hacen que avance el día y todavía te queden cosas por hacer…. si no te pones una «hora de cierre» corres el riesgo de estar delante del portátil 24 horas al día. Te viene bien cambiarte de ropa y ponerte el pijama para desconectar, créeme.

Este cambio de costumbres lo tenemos interiorizado, y no somos conscientes hasta que llega ese momento en el que tienes que volver a salir de casa porque tienes una reunión 'de las de verdad'. Te lleva más tiempo arreglarte y, en el fondo, lo estás haciendo 'para otros'. Mi consejo es que te arregles 'para ti', sea poco o mucho, según tu estilo, pero verte mejor también te sube la energía, te hace verte de otra manera y te ayuda a tomar mejores decisiones.

Y un tema del que poco se habla: si trabajas en pijama y te ha dado pereza arreglarte para ponerte a trabajar, ¿qué va a pasar a la hora de hacer ejercicio? Pues que el nivel de pereza se dispara, y acabas posponiéndolo para otro día en plan «mañana sin falta me subo a la bici estática, que hoy no me ha dado tiempo ni a quitarme el pijama».

Pero por si estos motivos no te parecen suficientes, recuerda que las redes sociales están llenas de vídeos de gente que se había vestido 'de cintura para arriba' para una reunión de Zoom y les ha pasado de todo... No sé tú, pero yo no quiero ser el próximo 'trending topic' ni la protagonista del vídeo que corre como la pólvora por los grupos de WhatsApp de la familia y amigos.

Os espero con más contenidos en mi página web y en Instagram. ¡Buena semana!