Marina Gómez Gómara, el alma de Kimbamba o el África personal de Cantabria

Pensar en Marina Gómez Gómara es recibir una explosión de color en el cerebro. Recuerdo la primera vez que la conocí a ella y a su marca, Kimbamba. Fue en un desfile en el Palacio de La Magdalena y sus maravillosas telas, procedentes de África, me hicieron desconectar y viajar hasta ese continente. Recuerdo los pasillos del palacio llenos de música y colorido. ¡Toda una experiencia! (¡Ojalá pronto podamos tener eventos como este y volver a mirarnos y a disfrutarnos).

Además, es curioso, ese caleidoscopio no sólo pertenece a las prendas, sino que está dentro de Marina, ella es pura alegría, entusiasmo y color. «Creo que Kimbamba estuvo siempre dentro de mí. Fue en un viaje a Nigeria, a visitar a mi hermana, cuando el país me entusiasmó. Se ve mucha pobreza, claro, pero la luz me conquistó, allí es diferente. Los colores vibrantes, sus gentes. Los mercados con las telas y las especias llenas de color. Me enamoré de África», confiesa la santanderina.

No queda duda cuando uno ve las colecciones de Marina, de su Kimbamba, su gran amor por aquel país. Ella lo transmite en la elección de las telas, en su posterior creación 100% original. «Comencé a explorar y a jugar con mi hermana. Ella y yo nos hacíamos allí la ropa, con sus telas y sus sastres. Todo ello despertó algo en mí. Así que, en un momento dado, me lancé y ya llevo casi cinco años con Kimbamba. Comencé con los complementos como abanicos, paraguas o sombrillas. El tiempo, después de muchas pruebas, me ha demostrado que realmente son esos elementos los que mejor encajan en nuestra sociedad», asegura la diseñadora.

Las colecciones de Kimbamba, que se pueden adquirir en diferentes tiendas, pero también en su página web, se crean a través de los ojos de Marina. Ojos y corazón. Pues ella pone toda la pasión, sus gustos, sus emociones, en la elección de las telas. «Soy yo la que elige las telas y defino cómo serán nuestras colecciones. En ocasiones visito el país, aunque también, sobre todo ahora con la situación de la Covid, tengo personas de confianza que, gracias a las tecnologías que tenemos hoy en día, me puede enseñar las telas y yo elegir sobre la marcha», explica.

Ella lo cuenta como si fuera algo sencillo y fácil, y seguro que en su fuero interno para ella lo es. Pues es su don, pero realmente es un trabajo que no puede hacer cualquiera, hay que ver más allá de los colores, conocer de materiales y, sobre todo, saber qué va a encajar a tu público y a tu producto. Marina lo hace, casi con los ojos cerrados, y siempre acierta. ¡Es maravilloso!

Con la nueva colección se ha intentado añadir aun más color. Personalmente cada año me enamoran más sus creaciones. Me atraen y me transportan, haciéndome sentir un poco de ese amor que Marina siente por África. Además, este año, la creadora de Kimbamba ha querido adaptarse a la situación que tenemos para que todos podamos darnos un pequeño capricho y tener una de sus preciosidades para ir a la playa, para deslumbrar con nuestros abanicos en los eventos (pocos) que asistamos, o para resguardarnos de esa lluvia que a veces, sólo a veces, riega nuestra fabulosa 'tierruca'.

Desde luego, Kimbamba es puro reflejo de su creadora. Sueño, pasión, colorido y alegría. Me deja con muchas ganas de más, de charlar horas sobre sus viajes a Nigeria y todas sus experiencias. Sin embargo, su voz me regala un poco de esa pasión, de ese conocimiento del país y del propio color que ella tiene en su interior. Creo que después de charlar con Marina, puedo afirmar que ella no descubrió algo en África, sino que ese viaje la ayudó a florecer algo que ella siempre ha llevado dentro.

Espero que os haya gustado este viaje creativo y de color. Os invito a seguirme en redes sociales y descubrir mis pasiones creativas/narrativas que vuelco Instagram (@adrianadelvalyruiz). ¡Nos leemos pronto!