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Juan: «No me he sentido juzgado como drogadicto y eso me ha ayudado a dejarlo»
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Testimonio de este usuario de AMAT, con nombre ficticio, que consumió sustancias durante diez añosJuan, nombre ficticio a petición del entrevistado, llevaba consumiendo drogas más de diez años. Pero un día, hace un año, tocó fondo y dijo «¡basta!». Fue entonces cuando llegó hasta AMAT. Por el camino: sucesivos intentos de dejarlo por sí mismo, sin éxito. Sin duda, ... lo importante fue darse cuenta de que sin ayuda externa no lo iba a conseguir. Fue valiente y se puso en manos de profesionales. «Lo importante es darse cuenta», como él mismo reconoce. Ahora está centrado en recuperar su vida y recomienda a todo aquel que quiera dejar una adicción buscar ayuda para salir del hoyo.
-¿Qué le llevó a querer pedir ayuda?
-Tener un problema con las drogas. Deber dinero. Sentir que fallaba a mi familia y amigos. Eso me llevó a pedir ayuda.
-¿Por qué eligió a Amat para que le ayudaran?
-Busqué opciones y entre ellas comprobé que en AMAT no ponían condiciones, ni me sentí juzgado. No me pidieron nada. Acudí con mi pareja y solo me requirieron que acudiera a las citas. Me explicaron que iríamos poco a poco y que lo importante era no perder el ritmo y que no abandonara. Con el tiempo me he dado cuenta de que me acogieron y acompañaron en mi problema desde la primera cita.
-¿En qué consiste su tratamiento?
-Llevo casi un año y nos hemos centrado en descubrir por qué consumía y en acudir todas las semanas para los controles que sirven de freno. Al principio, eran más frecuentes, después se fueron espaciando, mientras evolucionas. Además, afrontar recaídas y entenderlas, forma parte del proceso. También me ayudan a cambiar aspectos y cosas de mi vida que entendía como normales, pero que no lo eran tanto. Y he recuperado cosas que con el consumo había dejado atrás.
-De este tiempo, ¿qué momento le ha resultado más duro?
-El principio fue lo que más me costó, ya que tenía más ganas de consumir, tanto cocaína como cannabis. Con el tiempo, se te va olvidando, pero al principio es más costoso. Tampoco tenía confianza, al sentarme a hablar de que lo que me pasaba e iba a las reuniones con más miedo. Ahora voy muy a gusto y hablo de lo que me pasa con naturalidad.
-¿Has podido averiguar qué valor han tenido las sustancias en su enfermedad?
-No me han traído más que problemas y me he dado cuenta tarde. Al principio te diviertes, consigues sensaciones, pero no sientes que las necesitas. Después, consumes por no estar mal, no porque te aporten algo. Sigues consumiendo y no puedes parar.
-¿Te ha resultado fácil aceptar esta enfermedad?
-No. Después de drogarme, siempre sabía que tenía un problema, que no estaba bien, pero al día siguiente volvía a consumir, y vuelta a empezar. No ha sido fácil. Tienes un problema, pero no lo quieres reconocer. Crees que no es tan serio o que ya lo solucionarás.
-Su entorno, ¿ha estado a la altura?
-Desde el primer momento. Me he sentido apoyado tanto por amigos como por mi pareja y familia. Me he ocultado y les he evitado para consumir, pero siempre supe que estaban ahí para ayudarme.
-El apoyo familiar es una de las claves del éxito en la recuperación de una persona. ¿En tu caso?
-Es clave. Al principio te tienen que vigilar un poco. Suena duro, pero es así. Es muy fácil que intentes engañar, quieres que te vean mejor de lo que estás, que crean en ti. Lo haces por ti y por ellos. Te dan la fuerza. Te acompañan. También tienen que aprender a ayudarte y AMAT, en esto ayuda, porque les explica cómo.
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Mariana Cores
-¿Te has sentido acompañado?
-No me he sentido juzgado y para mi es fundamental. No me han dado de lado. Si no hubiera tenido su apoyo, quizás no lo hubiese dejado. Llegas a casa y te preguntan «¿qué tal en AMAT, cómo van las sesiones?». Eso te mantiene alerta y avanzas. Me han entendido y permitido cambiar. Si me hubieran etiquetado, para qué iba a cambiar, ¿no? Te dan y te das una oportunidad. Más de una.
-¿Y, la sociedad ayuda a enfrentar su enfermedad?
-Ni ayuda ni pone inconvenientes. Sales con gente y se te hace raro pedir un refresco. Vivimos en una sociedad en la que el alcohol es el pan nuestro de cada día. Y para la gente como yo, es más complicado distinguir entre poder beber o beber y no pasarse.
-Mirando hacia los jóvenes, ¿dónde se cometen los mayores fallos, respecto a las adicciones?
-Si no han empezado, que no lo prueben. Si ya consumen, que reúnan valor para pedir ayuda. O que lo intenten solos (sonríe) y cuando vean que no pueden, que pidan ayuda, porque así lo lograrán. Que no se engañen. Nos viene un camino muy duro. Lo tienen todo fácil, cerca, accesible. Es muy sencillo comenzar y muy difícil dejarlo. Parece que no pasa nada por fumarte un día un porro, pero luego fumas otro. Esa decisión, en verdad, no es tuya, es de la adicción. Un porro, una raya, una copa o una apuesta. Da igual. Realmente es muy fácil hacerse adicto. Lo utilizas, te viene bien, pero no tenerlo, te hace estar mal... y ya caíste.
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