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En la amplia gama de establecimientos de hostelería siempre han destacado, y sobreviven con el paso de los años, los cafés, también conocidos popularmente como cafeterías. Locales en los que se sirven distintos tipos de café, tés, chocolates, piezas de repostería e, incluso, algunos ... platos de comida y raciones. Muchos de ellos combinan estas especialidades con pastelerías propias, una manera de ampliar un negocio que siempre tiene su clientela. Convirtiéndose además en cervecerías, para atender a un mayor número de clientes.
Dice la historia que las primeras cafeterías nacieron en Estambul en el año 1550. En Turquía hay verdadera pasión por el café y un referente universal es su popular Pera Palace, lugar de parada de los viajeros del Orient Express. De hecho, este hotel sigue figurando en todas las guías como un lugar a visitar por todo aquel que elija esta ciudad como punto de destino. Sentarse en una de las mesas de su café, bien merece la pena y, además, los precios no son excesivos.
La habitación 411 del Pera Palace está dedicada ala escritora Agatha Christie, puesto que en ella compuso buena parte de una sus obras más conocidas, 'Asesinato en el Orient Express'. Pocos años después, llegaron a Europa las cafeterías, al estilo de aquellas de la ciudad turca. En París, en el año 1652, abría sus puertas el Procope, uno de los más famosos del viejo continente. En 1692 se extienden ya los cafés por Londres, Berlín, Viena, Budapest...
El primero inaugurado en España parece que fue el Zurich, en Barcelona, allá por el año 1862. Aún sigue con las puertas abiertas en la Plaza de Catalunya, en El Ensanche, ofreciendo a sus clientes una amplia variedad de cafés y repostería casera.
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En 1888 abre en Madrid, en el céntrico Paseo de Recoletos, el Gran Café de Gijón, un establecimiento que en el siglo XX se convirtió en lugar de reunión y tertulias de los más prestigiosos intelectuales de la villa y corte. En sus comienzos, el local estaba dividido en dos partes, en una de ellas se servía el café a los clientes que llegaban en carruajes hasta la puerta, en el otro lado estaban las cocheras. Hoy el negocio está enfocado más en la restauración y coctelería.
El café nació cuando el gijonés Gumersindo García -para algunos Gómez no García- se vino a Madrid a hacer fortuna, con un capital ganado previamente en Cuba. Eligió un local pequeño en una zona entonces poco céntrica, pero con bastante éxito en verano por ser un buen lugar para el paseo.
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Pronto se formaron tertulias al modo de otros cafés de moda y a sus mesas de mármol empezaron a acudir personajes célebres del momento como Valle Inclán, Santiago Ramón y Cajal, Benito Pérez Galdós, etc.
En 1949, el actor ya fallecido, Fernando Fernán Gómez, creó el Premio Café Gijón de novela corta, que todavía se sigue fallando.
Con el nombre de Iruña, también en 1888, abrieron los cafés de Pamplona y Bilbao, ambos aún en activo. El de la capital navarra, situado en la Plaza del Castillo, sigue siendo uno de los principales lugares elegidos para la celebración de eventos. Menús, pinchos y raciones son ahora sus principales reclamos para los clientes. No ha perdido su esencia el Iruña de la calle Colón de Larreategui, en Bilbao. Sigue apostando fuerte por el café y también destaca su cocina y sus demandados menús diarios. Siempre lleno, llama la atención por la original distribución de sus 300 metros cuadrados de planta, subdivididos en diferentes espacios en los que destaca la calidad de sus azulejos y la decoración de inspiración mudéjar, con techos policromados y una abundante colección de pinturas murales, recientemente restaurada
Otro de los locales históricos de nuestro país es el Novelty, de Salamanca, en activo desde 1905. Ubicado en la Plaza Mayor, es típico por su decoración y la famosa mesa de Torrente Ballester, inmortalizado en bronce en este establecimiento que aún presume de tener un buen café. Es además conocido porque entre sus mesas se gestó y fundó la Unión Deportiva Salamanca en 1923.
En la actualidad, además de estos cafés ya históricos, existen otros recomendados por los clientes y viajeros. En Madrid tiene fama El Tornasol, en el Mercado de Antón Martín; en Barcelona, Sabio Infante, en la calle Torrent de L'olla; en Bilbao, Bohemian Lane, en Harategi Zahar; en Sevilla, quizás no sea el mejor pero sí el más conocido, La Campaña (Sierpes); también muy conocido es el Rialto, de Oviedo (San Francisco), con sus moscovitas, princesitas y parbayones; en Santiago, La Tertulia (Rua Pombal); en Burgos, el Latino, (Laín Calvo); en Palencia, Granier (Plaza Mayor); en Cádiz, Le Poeme (Alcalá Galiano); en Valladolid, Cubero (Pasión), y en León, San Marcelo (Legión VII), entre otros muchos otros repartidos por toda la geografía española.
Desde 1994 existen en muchos países del mundo los llamados cibercafés, locales en lo que se permite el acceso gratuito a internet. El primero, el Cyberia, se abrió en esa fecha en Londres, gracias a la idea de una joven estudiante que preparaba unas oposiciones y a la que le faltaba tiempo y espacio para estudiar a través de su ordenador.
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