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Ana Perojo, nacida hace 46 años en Solares y «adoptada» posteriormente en el Arenal de Penagos, donde vive con su marido y sus dos hijos, es una enamorada de la repostería. Una pasión que arroja a borbotones cuando se habla con ella. Y, para ella, tiene muy buena mano y una dedicación especial, sólo entorpecida por las obligaciones de una mujer que, además, sigue estudiando y que dedica gran parte de su tiempo a la familia. Diplomada en Turismo, trabajó en varias empresas y tuvo hasta su propia agencia de viajes en Solares, pero el manejo de los azúcares, los jarabes, los bizcochos, los helados... le llevaron a dejarlo todo para matricularse en la Escuela de Hostelería de Peñacastillo para, junto a Domingo de la Concepción y Eloy Galdeano, sus profesores, aprender todos los entresijos que encierran postres, petit four y panes.
Ella lo cuenta tras recibir el premio de Chef Repostera 2022, «me gustaba la cocina y, para distraerme, hice Dirección de Cocina a distancia en el IES Fuente-Fresnedo de Laredo. Descubrí, entonces, que lo que me gustaba era la repostería. Dejé el trabajo y me matriculé en Peñacastillo. Lo siguiente será sacar el Master de Profesorado, en La Rioja».
Casada y con dos hijos –Alejandro y Amanda–, en su casa le dicen que «tienes que dejar los libros, que estudio demasiado. Pero así aprenden ellos también que hay que estudiar siempre, aunque sea de mayor».
Dice, también, que su marido, José Antonio, también cocina, aunque «la repostería es mi tema principal en casa, cuando estoy preparando algún postre no dejo entrar en la cocina a nadie». Otra muestra de su pasión por esta especialidad gastronómica.
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«La repostería –dice– es la parte de la cocina en la que más se trabaja al detalle. Todo debe hacerse al dedillo y requiere mucha técnica. En este sentido he tenido una suerte enorme en el IESPeñacastillo. El año pasado con Eloy, en panadería, y este con Domingo, son unos profesores increíbles. Ahora que termino lo estudios me doy cuenta de que me falta un año más estudiando y cocinando».
Le costó a Ana Perojo inscribirse en el concurso de El Diario Montañés, que organiza a través del suplemento 'Cantabria en la Mesa'. «Al principio no quería, soy muy perfeccionista y están los niños, la casa, y todo esto te resta mucho tiempo. Al final me apunté el miércoles –seis días antes de las pruebas– ya que había visto un plato que me gustaba mucho. Se lo dije a Domingo y adelante».
La nueva Master Chef Repostera aún no ha pisado la cocina de ningún restaurante, pero en su último año en el Curso de Repostería se requieren, para acabar, unas prácticas. Ella las hará a partir del próximo día 28 en 'Sucre', en Santander, una pastelería delicatesen cuyos productos son elaborados por David Bonastre, de la escuela de Paco Torreblanca, considerado el mejor repostero del país. El obrador y la tienda están situadas en la calle Santa Lucía. Quizás ahí se forje uno de sus sueños, «poder montar algo relacionado con la repostería. Los horarios y los niños no me lo permiten mucho por eso estoy con lo del Master de Profesorado».
La repostería ha atravesado momentos difíciles por ese 'San Benito' de las calorías, las grasas y el engorde, aunque según Ana, «bien hecha no es mala. Lo nocivo es la pastelería industrial. Sin un buen postre después de una buena comida, no has acabado. Creo que deberíamos fijarnos en la costumbre británica de tomar algo dulce por la tarde-noche, como un petit four, alejándonos de los procesados».
En sus preparaciones no faltan los productos de la región, los llamado kilómetro cero. «Aquí tenemos de todo. La leche, la natural es estupenda, la mantequilla artesana...»
Ya relajada, en una de las mesas del bar, junto a las cocinas del IES Peñacastillo, momentos antes de que se cerrasen las puertas del centro, Ana, que además logró el trofeo 'Master Senior', tenía palabras de agradecimiento para los suyos. «Quiero dedicar este premio a mis profesores, Eloy Galdeano y Domingo de la Concepción, y a mi familia, mi marido y mis hijos, que han tenido que aguantarme y probar los postres. Y a mi madre».
Ana pertenece a una familia muy conocida en Medio Cudeyo. Su padre fue alcalde del municipio en los años 80.
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