El compango del cerdo
RECETARIO POPULAR ·
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Los productos de la matanza siguen siendo fieles a muchos guisos y legumbresDel cerdo, hasta los andares. Esta popular frase del refranero español reconoce que del chon se aprovecha absolutamente todo, hasta sus pezuñas. Y es que desde la antigüedad estos animales eran engordados para abastecer la despensa a las poblaciones rurales, al tiempo que repercutía ... en la subsistencia de muchas familias, tanto desde el punto de vista económico como de alimentación.
Por San Martín, cada 11 de noviembre, comienza el tiempo de matanza y Cantabria es una región que cuenta con tradiciones muy arraigadas –algunas de ellas se mantienen–, entre ellas la del matacío o sacrificio del cerdo para después aprovechar toda su carne y preparar todo tipo de chacinas, embutidos y platos, recetas tradicionales y de vanguardia, que nos deleitan el paladar.
Pocos platos de cuchara, guisos y legumbres se resisten a incorporar el cerdo para ganar en consistencia y sabor. Principalmente las alubias –blancas o rojas–, con chorizo, morcilla y costilla; las lentejas con chorizo; las patatas campurrianas con costilla de cerdo adobada; o los cocidos, montañés y lebaniego, que para su elaboración necesitan, además de alubias y berza, o garbanzos, buen compango a base de tres elementos indispensables: morcilla, chorizo y tocino de hebra.
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La mayor parte del paté que se consume es hígado de cerdo. Aunque a menudo se confunde con el 'foie gras' (hígado graso en francés de pato, oca o ganso), el paté es una pasta de untar elaborada con hígado de cerdo. Para poder llamarlo paté de 'foie' este debe llevar, como mínimo, un 20% de 'foie gras', siendo el resto hígado de cerdo o de ave, grasa de pato o carne picada, pimienta, sal y otras especias. Generalmente el paté de cerdo se unta sobre pan, pero también se utiliza para suavizar elaboraciones como los risottos, el relleno de los canelones o la carne picada de las albóndigas.
La cocina regional cuenta con numerosos platos en los que el cerdo es protagonista indiscutible y muchos de ellos han sido recogidos en el recetario elaborado por la Cofradía Gastronómica El Zapico, que recupera y mantiene recetas tradicionales, algunas de ellas poco o nada conocidas como el cocido de alubias blancas con respigos (brotes tiernos de los nabos) que para su elaboración utiliza media cabeza de cerdo, chorizo y lacón; el pote de castañas, elaborado con morcilla de año, chorizo, panceta y carne de cerdo; las alubias rojas a la guriezana, un auténtico manjar, donde es indispensable el chorizo, la morcilla de arroz y la panceta; las arvejas con codillo de jamón, el lomo a la peregrina, las avenencias de Espinama, con solomillo de cerdo troceado; o la morcilla pasiega para la que se utiliza papada, panceta y manteca.
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Del cerdo se extraen suculentas piezas, absolutamente deliciosas –especialmente si son ibéricas–, que se degustan en fresco o curadas y con gran protagonismo en las cartas de muchos restaurantes. Por ejemplo las carrilleras –músculos situados a ambos lados de la mandíbula del cerdo– o las castañuelas –glándulas salivares del animal con una textura similar a las mollejas o las criadillas– guisadas con vino tinto; la papada, perfecta para cocinar a baja temperatura y disfrutar de toda su jugosidad o incorporarla a cualquier puchero; torreznos, orejas, morros y rabo, fritos o guisados; la lengua, guisada o estofada; las manitas, en salsa, rebozadas...
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Aunque el producto estrella son sus jamones, existen otras piezas del cerdo consideradas 'nobles' por su delicadeza y sabor, además del secreto, la pluma o el solomillo, como la cabeza de lomo, también llamada presa de paleta cuya característica es la grasa entreverada y es por ello que se utiliza para elaborar embutidos ibéricos selectos como el lomo o el morcón. Para la elaboración de los chorizos suele emplearse la cinta de lomo por su equilibrado porcentaje entre grasa y parte magra.
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