Una hortaliza similar en su forma a un calabacín y a un pimiento verde, la okra empieza a 'saltar' a nuestras cocinas por lo versátil ... de su empleo culinario. Porque se puede utilizar, como en la gastronomía asiática, para espesar sopas y caldos, o incluyéndola en los fogones como el pimiento, por su textura, aunque el sabor es más parecido al de la berenjena.
De origen africano, tiende a crecer en climas tropicales y subtropicales. Aunque su cultivo se está extendiendo con más fuerza en Europa, más concretamente, en Italia; la región de Sicilia es la que más la produce.
También conocida por el nombre de quimbombó, cocinarla es muy fácil, debido a que se parece mucho al pimiento. Cada vez es más común encontrarla en sopas, en tempura, adobados, en guisos, asadas al horno, en salteados, incluso fritas. Se pueden comer tanto las semillas como el fruto, incluso en crudo. Y maduradas y tostadas, se usan para preparar algo similar a un sucedáneo de café.
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En el antiguo Egipto.
Las primeras referencias sobre ella provienen de la cultura del antiguo Egipto. Los conquistadores portugueses contribuyeron a su expansión en América, principalmente las Antillas y Brasil, donde la presencia de este vegetal está acreditada desde 1658. También es una tradición de la India, donde se la conoce con la denominación de bhindi.
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Nombres.
Son muy diversos, partiendo del científico, Hibiscus esculentus y seguido de otros más populares: gombo, gumbo, ají turco, dedos de dama, quimbombó, yerba de culebra...
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Beneficios.
Antioxidante, mineralizaste (calcio, magnesio, fósforo, hierro, potasio y cinc), regula la tensión y mejora las afecciones de garganta y bronquitis.
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Su sabor.
Puede recordar al de la berenjena, aunque su aspecto nos resulte más parecido al de un pimiento verde. En su interior alberga unas semillas que son las que le aportan sabor y una textura viscosa que la distinguen de otros vegetales.
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En el plato.
Cada vez se están utilizando más por la versatilidad que ofrecen: asadas, a la plancha, rellenas o para espesar caldos.
Su textura viscosa es una de sus peculiaridades y las semillas que alberga en su interior son las que aportan el sabor; una fuente de nutrientes con muy pocas calorías. Ayuda a combatir la diabetes, a controlar el peso, luchar contra las úlceras de estómago, protege la mucosa digestiva y elimina la fatiga.
La forma más sencilla de preparar la okra, apreciando al mismo tiempo su sabor más auténtico, es cociéndola, entre 5 y 15 minutos, dependiendo de lo grande y tierna que sea. En sopas, guisos y estofados se convierte también en un ingrediente muy interesante. Si se opta por freírlas, su textura viscosa desaparecerá por completo y resultarán muy jugosas (rebozadas en harina y especias y fritas en aceite de oliva, es una buena guarnición o entrante; también horneadas -20 minutos, 180º C-). Y para sorprender a los comensales, se admite un sofisticado risotto de okra.
En la actualidad el mayor productor mundial de okra es la India, ya que es un fruto muy ligado a la cultura gastronómica oriental. Aunque donde es muy utilizada es en África; un plato muy tradicional, el calulu de Angola, fácil, rápido y contundente que también está en la cocina brasileña. Aunque se consume igualmente en otros países como en Estados Unidos. En Luisiana, la okra es el principal ingrediente de un guiso o sopa criolla muy popular que se llama gumbo, una aportación a la gastronomía de esa región por los primeros africanos, que se prepara con pescado, arroz, cualquier tipo de carne y otros vegetales. Recetas que hablan mucho y bien de un vegetal que forma parte de la gastronomía internacional.
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