Vieiras, símbolo del camino de Santiago y leyenda

Es símbolo de los peregrinos que recorren el Camino de Santiago y un molusco bivalvo emparentado con las almejas y las ostras. La vieira, valorada en Galicia como una joya gastronómica, tiene unas dimensiones de entre 10 y 15 centímetros, con un peso variable de su carne interior. Cuando está en temporada se encuentra fresca, con su concha y coral que se puede aprovechar perfectamente para su elaboración o reservar para otra preparación. En España la temporada de la vieira gallega, la más apreciada sin duda, comienza aproximadamente a finales de noviembre, con lo cual llega perfecta para saborearla en plena Navidad.

Y admiten muchas preparaciones, desde simplemente a la plancha, hasta rellenas y gratinadas en su propia concha, en el aperitivo, o como parte de una suculenta salsa. También en platos de pasta o guisos marineros.

La vieira gallega se distingue de las de Francia y Gran Bretaña por tener un color más intenso, con tonos violáceos y por tener la valva superior casi plana y sus bordes ondulados no encajan con los de la valva inferior. Para saber si está fresca hay que fijarse en si la concha, si la tiene, esté bien cerrada y que pese. Si es fresca, pero sin concha, los medallones de carne han de ser de color blanco nácar.

Se diferencia de la zamburiña en que la vieira es hasta tres veces más grande. Además, su textura es más carnosa y aunque no es tan tierna como la zamburiña, su carne sigue siendo muy agradable y con sabor dulce.

Nutricionalmente, son una fuente de proteínas, con un aporte en ácidos grasos omega-3 importante. Su contenido en grasas e hidratos de carbono es casi inexistente, lo que la convierten en un alimento muy adecuado para deportistas y para incluirlo en dietas de pérdida de peso. Y destacan sus contenidos en niacina y vitamina B12 que contribuyen a regular el metabolismo energético normal. Es igualmente apreciable su riqueza en hierro y como fuente de calcio.

Si disfrutar de este molusco es un lujo, para muchos, su preparación es un placer puesto que apenas se tardan cinco minutos en todo el proceso. Lógicamente, lo primero que hay que tener en cuenta es que las vieiras no son precisamente baratas, de manera que hay que tenerlo muy claro antes elegir la forma de llevarla al plato, aún sabiendo la sencillez del producto. Sólo hay que dorarlas un par de minutos por cada lado. Eso sí, hay que lavarlas muy bien antes de cocinarlas. Sin duda, un manjar que tiene mucho de tradición, también de historia pero sobre todo de disfrutar de un alimento sencillo y sano.