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Hoy comemos una reconfortante sopa de verduras casera
¿QUÉ HAY DE CENA PAPI? ·
Un fantástico comienzo para una comida porque abre el apetito y nos permite 'atacar' con ganas el segundo plato y, después, el postreSecciones
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¿QUÉ HAY DE CENA PAPI? ·
Un fantástico comienzo para una comida porque abre el apetito y nos permite 'atacar' con ganas el segundo plato y, después, el postreCuando hablamos de platos de cuchara nuestra mente se va a unas ricas alubias, unos garbanzos o cualquier legumbre que nos haga disfrutar de una comida. Poca gente se acuerda de las sopas, esos caldos que admiten tal cantidad de ingredientes distintos que aportan todo su sabor. Y es que es así de sencillo. Una sopa no es más que un caldo con sus benditos 'tropiezos', habitualmente verduras y carnes, pescados o mariscos.
Aunque son elaboraciones que se pueden disfrutar en cualquier momento del año, es una realidad que el comienzo de la temporada de sopas nos lo marca el termómetro. El descenso de las temperatura abre, sin nigún género de duda, la veda de las sopas. Es un fantástico comienzo para una comida porque abre el apetito y no sacia, lo que permite seguir en plenas condiciones para 'atacar' el segundo plato, y el postre.
Una de las variantes que más se aprecia también es el consomé, que consiste en el caldo de la sopa clarificado y sin ningún tipo de ingrediente sólido. Como la sopa, es reconfortante y nos devuelve el tono en los días de frío, al igual que las frías nos refrescan en verano. Antiguamente se consumían incluso para desayunar ya que aportaban un gran valor energético, como las clásicas sopas de ajo de las que ya hemos hablado en estas páginas, pero normalmente se suelen tomar a la hora de comer como primer plato.
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Considero que es la gran olvidada y desde aquí quiero romper una lanza en favor de la sopa, sobre todo porque hoy en día a la velocidad en la que vivimos existen alternativas instantáneas que, sinceramente, me parecen un error ya que la satisfacción de tomarse un caldo calentito se multiplica cuando el que lo ha hecho es uno mismo.
Desde la clásica sopa de cocido, con sus garbanzos o sin ellos, hasta las sopas frías, las clásicas orientales con sus ricos matices y sus fideos imposibles, la minestrone italiana con su infinidad de verduras, la vichyssoise francesa tanto fría como caliente, cada región e incluso cada país tiene una sopa que es su seña de identidad.
Personalmente me encantan las sopas con verduras, que además de ser ricas, nutritivas y sanas sirven muchas veces para hacer limpieza de nevera, o acabar con restos de verduras que nos hayan quedado de otras elaboraciones. Con esto, lo que quiero decir es que las verduras en esta sopa se pueden cambiar a vuestra elección, o adaptarla a vuestro gusto, lo que la convierten en una opción ideal para cualquier ocasión.
Para implementar el sabor, podéis optar por un simple muslo de pollo, unas puntas de jamón, un trozo de cecina o un hueso de rodilla, o simplemente nada, pero os aconsejo que añadáis algo de carne porque siempre le da un poco más de profundidad de sabor a la sopa.
Paso a paso
-Comenzamos calentando en una cazuela un par de cucharadas de aceite de oliva y añadiendo las verduras que os apetezcan, bien lavadas, peladas y troceadas. En mi caso pongo dos zanahorias, tres si son pequeñas, una rama de apio, un par de puerros, una cebolla, un par de dientes de ajo y un trozo de nabo. Si voy a añadir la carne es el momento, porque todo lo rehogo, durante al menos diez minutos, así intensificamos el sabor tanto de las verduras como de la cecina en este caso. Me encanta el toque ahumado que le aporta.
-Añadimos el agua, la suficiente cantidad para que nos de para un buen plato de sopa y nos quede un caldo con gracia.
-Lo dejamos cocer durante al menos veinte minutos y añadimos unas espinacas picadas, no muy finas, lo dejamos unos minutos más y la servimos muy caliente, que se tenga que enfriar en el plato, o que cada uno dependiendo de su tolerancia a la temperatura se regule como pueda. Veréis qué maravilla.
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