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Álvaro Bueno ha recorrido más de 3.500 kilómetros y cinco países para transportar hasta Ucrania 22 toneladas de material solidario. A. G. P.
3.500 kilómetros con Álvaro Bueno
El viaje de la ayuda a Ucrania

3.500 kilómetros con Álvaro Bueno

El transportista de Baracaldo acaba de completar su segundo viaje a Ucrania con ayuda humanitaria de origen cántabro

Jueves, 5 de mayo 2022, 21:29

Para un transportista el hecho de viajar encierra una extraña mezcla de pasión y rutina profesional. Acostumbran a realizar miles de kilómetros en solitario, siempre con la urgencia de completar el itinerario marcado en tiempo y forma para cumplir con el cliente de turno. Lo hacen a bordo de vehículos de enormes proporciones que transportan cargas que pueden superar las veinte toneladas, por carreteras que siempre esconden imprevistos y sorpresas. Ese, el asfalto, las áreas de servicio, los aparcamientos y los almacenes de todo tipo de centros logísticos son sus entornos habituales. La suya es una profesión dura y peligrosa que les obliga a pasar semanas alejados de sus familias, pero la vocación, como en tantos otros casos, puede llegar a ser tan fuerte que supera todos esos inconvenientes. Ese es el caso del transportista Álvaro Bueno (Baracaldo, 1985), un conductor que suma la cuarta generación de profesionales del sector a su familia, dueña de la empresa vasca Robertrans. El conductor, que soñó desde pequeño con seguir los pasos de su padre y de su abuelo pese a la reticencia de su madre, ha completado este jueves la entrega de 22 toneladas de material humanitario de origen cántabro en la frontera de Hungría con Ucrania, un envío coordinado por la asociación Oberig de ucranianos en Cantabria. Esta entrega es, de hecho, la segunda que realiza el transportista, que en su primer viaje, realizado hace poco más de un mes, cruzó la frontera para entregar la carga en suelo ucraniano.

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«Para nosotros un viaje siempre es un viaje, con sus riesgos, sus horarios, sus paradas y sus destinos, y cuando tienes vocación siempre lo afrontas con ilusión, pero en este caso qué duda cabe que se trata de algo especial», afirma con timidez. «Es un orgullo poder colaborar con tu trabajo en este tipo de iniciativas, porque con ellas estamos ayudando a personas que lo necesitan y porque, además, sé que no es algo que los transportistas hagan muy frecuentemente y eso hace que me llene todavía más, sobre todo tratándose del segundo viaje que hago hasta Ucrania», resalta.

Aunque este jueves ha descargado en el pueblo húngaro de Mandok, a escasos kilómetros de la frontera, en el viaje de abril tuvo que adentrarse en el país en conflicto: «Inicialmente no iba a tener que entrar pero cuando estaba de camino me avisaron de que hacia falta llegar hasta allí y no me lo pensé, aunque lo hice con bastante respeto y cierto temor porque nunca había estado en un territorio en guerra», señala. «Para mí, a nivel personal, supone un gran plus, un hito en mi trayectoria como transportista, era como estar en la Champions, el momento cumbre de toda una estirpe de transportistas», destaca este futbolero y seguidor acérrimo del Atlethic, cuyos colores luce en distintas partes de su camión.

Sector fundamental

A lo largo de sus más de 15 años de recorrido profesional, Bueno ha visitado ya más de 17 países europeos. Una experiencia que le permite conocer con detalle tanto las dinámicas del trabajo diario –conduce por el continente sin GPS y sin mirar prácticamente ninguna aplicación de mapas–, como la realidad de un sector complejo que no atraviesa por su mejor momento. «Un transportista tiene que tener vocación, porque es un trabajo duro y esclavo, en el que pasas mucho tiempo solo y lejos de los tuyos», explica. «También es imprescindible la paciencia porque hay muchos momentos de espera y de incertidumbre», añade. «Y por supuesto compromiso y responsabilidad, para dar siempre la cara ante todo aquello que pueda pasar». Todo ello, sin embargo, merece la pena «cuando eres consciente de que haces un buen trabajo y una labor imprescindible para muchas otras personas», porque, añade, «sin este sector, aunque también suceda con otros, el mundo se pararía».

«Los 20 céntimos por litro se acaban en junio, son pan para hoy y hambre para mañana»

El valor del transporte por carretera como actividad esencial es algo que quedó recientemente demostrado durante los paros registrados en el mes de marzo. Para Bueno, el constante aumento experimentado por el precio de los combustibles en los últimos años y especialmente en los últimos meses es una losa que está lastrando gravemente al sector del transporte. «Y a muchos otros porque el combustible afecta a todos, pero al nuestro por demás», resalta entre la indignación y la tristeza. «Nadie va a trabajar ni a ponerse en riesgo para no ganar dinero», explica. Por ello, su juicio, es imposible que la actual situación no afecte a los precios del transporte. En cuanto a la rebaja de 20 céntimos por litros establecida por el Gobierno central, Bueno afirma que «se trata de pan para hoy y hambre para mañana, porque en junio nos lo quitan y no se sabe qué pasará luego». Aunque en el caso de su empresa considera que aunque ganarán menos podrán seguir adelante «porque está muy saneada y tenemos cierto tamaño», Bueno vaticina que «la situación va a provocar una criba importante entre las pequeñas empresas y los autónomos». «Por desgracia creo que se va a llevar a muchos por delante», lamenta. Para los que resistan, el transportista pide más consideración: «Es evidente que en este mundo todos nos necesitamos a todos, pero sin nosotros la vida se para».

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