3.574 personas esperan aún la segunda dosis de la vacuna en las residencias de mayores

Mientras, siguen produciéndose contagios en estos centros, que acumulan 126 casos entre residentes y 26 entre sus trabajadores.El brote más reciente corresponde a la residencia Los Robles, en Mortera, que ya suma 31 enfermos entre sus internos y tres más entre sus empleados, donde ya se ha completado la pauta de vacunación. No obstante, ninguno de los infectados había recibido las dos inyecciones.

El doctor y profesor de la Universidad de Cantabria Ángel de Francisco asegura que el hecho de que se produzca un contagio en un paciente al que se ha inoculado la primera dosis no es algo excepcional. «Los estudios de inmunización se hacen con dos dosis. Después de administrar la primera hay un periodo de diez o doce días en los que la persona no está inmunizada. Se puede contagiar en ese plazo e incluso más allá, antes de la segunda, porque la inmunización de la primera dosis es del 50%, más o menos. Después de la segunda hay también un periodo de otros diez días hasta que se alcanza la máxima protección: se puede decir que uno no está inmunizado hasta que se ha cumplido el décimo día tras la segunda vacuna».

Aunque aún no existen estudios clínicos sobre la gravedad de la infección en personas que han recibido la primera dosis, todo parece indicar que la enfermedad tiende a ser más leve. En Los Robles, hasta el momento, ninguno de los 31 residentes contagiados ha tenido que ser hospitalizado. «El sentido común dice que en cierta forma están más protegidos, puesto que están desarrollando anticuerpos, y la propia infección también desarrollará los suyos. Esto no excluye que en algún caso pueda agravarse el estado del paciente», explica De Francisco.

Las nuevas indicaciones del Ministerio de Sanidad permiten administrar la segunda dosis entre 21 y 28 días después de la primera, a pesar de que el fabricante, Pfizer, ha advertido de que «no hay datos clínicos sobre la eficacia de la vacuna cuando se administra más allá de los intervalos utilizados en el ensayo clínico» y fija un plazo de tres semanas entre ambas inyecciones. Según el doctor De Francisco, administrar la segunda dosis con una semana de retraso o incluso dos, «no tiene por qué disminuir la respuesta», y puntualiza que pese a que no hay un estudio específico sobre el tema, son opiniones basadas en experiencias en ensayos de fase tres, y que organismos tan prestigiosos como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), y el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (Niaid-NIH), en EE UU, avalan este margen.

Esa discrecionalidad en la interpretación de las indicaciones no se está dando con la vacuna de AstraZeneca, la próxima en llegar a España, cuya administración a mayores de 65 años ha sido vetada en varios países, precisamente porque los ensayos clínicos no contaron con suficientes pacientes de este tramo de edad. «En Medicina es obligatorio adscribirse a la demostración de los ensayos clínicos en las características y condiciones en que se han desarrollado. Si el ensayo clínico se ha realizado entre personas que no tienen más de 65 años, el sentido común dice que no hay por qué esperar diferencias, por ejemplo, en personas de 68 años, pero los estudios clínicos no han incluido a estos pacientes y hay que ser rigurosos, no puede haber interpretaciones ni ocurrencias».

Ángel de Francisco advierte sobre el riesgo de que las vacunas pierdan efectividad ante nuevas variantes del virus. De momento la variante inglesa no parece ser resistente a las vacunas actuales, si bien la efectividad de las vacunas con la sudafricana y brasileña son algo menores. «Cuanta más epidemia haya y cuanto más dure, más va a mutar el virus, y más virus resistentes a las vacunas vamos a tener». De ahí la importancia de «una vacunación masiva». Aunque confía en que la tecnología permita dar respuesta a estos nuevos retos, insiste en que «mientras el virus RNA esté en el mundo, seguirá mutando, y si no se vacunan todos los países va a ser muy difícil controlar este proceso. Es muy importante la acción de la OMS y de los países desarrollados para conseguir este objetivo».