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«Es un comportamiento de juego, no es un ataque ni una caza». Así explica Pablo Quelle, investigador en el Instituto Español de Oceanografía (IEO) de Santander, el suceso vivido el sábado con dos orcas en Suances. Aunque para Pirri y Ángel, los dos pescadores ... afectados por este tenso encuentro, no fue ni mucho menos un juego de niños, como sí pudo serlo para los dos animales acuáticos. Quelle señala que la población que tenemos en la península Ibérica está especializada en la captura del atún rojo, una especie de pez abundante en todo el Cantábrico. Y es que la comunidad de orca ibérica vive en el Atlántico nororiental y migra desde el estrecho de Gibraltar cara al norte durante el verano, ya que es por donde se mueve el atún. Durante el invierno regresan a la zona de Gibraltar, donde permanecen hasta final de primavera, momento en el que vuelve a repetirse el ciclo. «No es nada raro verlas por aquí, no ha sido habitual hasta ahora, pero desde el año 2019 han tenido una mayor presencia en nuestras aguas. Antes se podían localizar más por la zona de Galicia», explica Quelle.
El investigador hace hincapié en la inteligencia de esta especie de cetáceo: «Las orcas adultas trasmiten la iniciación de la caza a las más jóvenes». Por ese motivo son las que mayor cercanía muestran en este tipo de encuentros: «Estos ejemplares son de edades juveniles, muestran un comportamiento de juego, no es un ataque, ven que es un barco a una velocidad que ellas pueden asumir e intentan jugar. Por eso es tan importante apartarse de las partes móviles de la embarcación cuando ocurre un suceso de este tipo», advierte Quelle.
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Ante estas situaciones, lo mejor es seguir las instrucciones existentes. «Si se hace todo bien, ver a una orca no es algo tan frecuente y hay que intentar disfrutar del espectáculo», añade. «Este tipo de encuentros pueden repetirse con mayor asiduidad en el futuro, pero en principio no tendría que haber ningún problema con ellas», insiste.
España cuenta con un real decreto que regula y establece medidas de protección de los cetáceos para contribuir a garantizar su supervivencia y un estado de conservación favorable. «Navegando con tu embarcación en aguas españolas, si tienes la suerte de ver un grupo de cetáceos y quieres acercarte, tienes que hacerlo con suavidad, a una velocidad máxima de cuatro nudos, por detrás y en un ángulo de 30 grados. Durante la observación se debe mantener una trayectoria paralela, sin cambios bruscos de velocidad o dirección», define el mandato entre sus normas. Si uno se encuentra en un radio inferior a los 500 metros con estas especies, queda terminantemente prohibidas las siguientes acciones: contacto físico de embarcaciones o personas con los animales; bañarse con los animales, tirar comida, bebida, basura o cualquier otra sustancia sólida o líquida que pueda dañarlos; evitar que se muevan libremente; separar el grupo de animales; y producir ruidos y sonidos fuertes y estridentes para acercarse o alejarse.
En el grupo de trabajo de la orca ibérica se persigue la conservación de una subpoblación de orcas en peligro de extinción en la península Ibérica. Para ello se recomienda si se cuenta con un teléfono con cámara, u otro dispositivo, se grabe a los animales, sobre todo sus aletas dorsales, para poder identificarlas. «El grupo de trabajo cuenta con una aplicación donde ser puede registrar el avistamiento, el tipo de barco con el que tuvo la interacción, y así poder realizar posteriormente una relación entre el tipo de timón y los daños causados que se registran», relata Quelle.
Desde la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Alimentación del Gobierno de Cantabria concretan que no se han tomado medidas ni realizado recomendaciones ante el encuentro vivido cerca de la costa de Suances porque no se ha recibido «ningún tipo de comunicación por parte de las cofradías de pescadores».
En cambio, tras el hundimiento en mayo de un velero –después ser golpeado por un grupo de orcas– en el estrecho de Gibraltar, el Gobierno de España decidió compartir una serie de recomendaciones a través de la Dirección General de la Marina Mercante. Unas advertencias para que los marineros de esa demarcación extremen las precauciones durante los meses de abril a agosto en la zona delimitada del golfo de Cádiz y el estrecho de Gibraltar, por ser una zona de alta probabilidad de presencia de orcas, especialmente durante esas fechas. Aunque la mayoría de consejos se pueden trasladar también a Cantabria.
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