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Ramón Muñiz
Gijón
Domingo, 10 de diciembre 2023, 07:48
Novedades en el caso del fiasco ferroviario, el contrato adjudicado por Renfe en 2020 para dotarse de 31 trenes –21 de ellos destinados a Cantabria– con los que renovar su red de ancho métrico, la asociada a Feve. Tal y como destaparon El Comercio y ... El Diario Montañés el pasado enero, el encargo, firmado en 196,3 millones, quedó bloqueado en la fase de diseño porque el tamaño de las unidades solicitadas no se correspondía con el de los túneles. El escándalo provocó las dimisiones del presidente de Renfe, la secretaria de Estado y dos cargos intermedios de la operadora y Adif. Para zanjar la polémica, la entonces ministra de Transportes, Raquel Sánchez, firmó un acuerdo con los presidentes del Principado de Asturias y Cantabria (Adríán Barbón y, entonces, Miguel Ángel Revilla). En compensación a los dos territorios que tendrían que seguir a la espera de trenes nuevos, aseguró que los viajes en Cercanías seguirían siendo gratuitos al menos hasta 2026 y se harían más pedidos de trenes hasta renovar toda la flota de ancho métrico.
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La ministra hizo algo más. El 9 de febrero ordenó a su Dirección General de Organización e Inspección que abriera una auditoría para «revisar las actuaciones realizadas por los distintos organismos y entidades» implicadas en el caso «durante las fases de preparación, licitación, propuesta de adjudicación, adjudicación y ejecución del contrato». Pedía cotejar las decisiones «atendiendo a los principios de legalidad, eficacia, eficiencia y calidad». En suma, se trataba de depurar responsabilidades, pero también de aprender para que algo así no se repita.
La pesquisa comenzó de inmediato. El mismo día en que quedó designado el equipo de tres auditores del caso, había ya un programa de trabajo y se mandaron los primeros requerimientos de información. Acabaron analizando 3.151 documentos y realizando seis entrevistas personales antes de emitir el 25 de julio pasado un informe que confirma punto por punto las revelaciones hechas por estos periódicosy descubre otras, según ratifican las distintas fuentes próximas al documento consultadas. A raíz de los hallazgos, y antes de ejecutar las medidas propuestas, la ministra solicitó el 19 de septiembre una ampliación de la auditoría.
Fuentes próximas al informe indican que entre las sorpresas del documento se cuenta el papel de Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), el adjudicatario del contrato. Empresa fundada en 1892, en Beasain (Guipúzcoa), viene consolidándose entre los mejores del sector a nivel mundial. Solo en 2022 dijo haber recibido nuevos contratos de trenes por importe de 5.000 millones, situando la cartera de pedidos en los 12.000 millones.
Renfe publicó el anuncio de la licitación en febrero de 2019, dividiendo el contrato en dos lotes. El primero es el diseño y fabricación de las 31 unidades de ancho métrico –21 para Cantabria y 10 para Asturias–, con una posterior asociación para su mantenimiento, todo con un presupuesto inicial de 226 millones. El segundo es el suministro de seis trenes alpinos para la línea Cercedilla-Los Cotos. En abril la operadora invitó a los principales fabricantes a participar del concurso, celebrando reuniones explicativas con seis de ellos.
Finalmente solo presentarán oferta para el encargo CAF y Stadler Rail Valencia. Fuentes próximas a la auditoría confirman que en esta etapa nadie pareció reparar en el problema que se estaba fraguando. Los pliegos indican que para calcular las dimensiones de los trenes se deberá tener en cuanta los gálibos de referencia GEE10/ GED10 de la Instrucción Ferroviaria de Gálibos. En realidad, en lo tocante a la red de ancho métrico, la norma no especifica con esas referencias el tamaño real de unos túneles que, en su mayoría, fueron perforados entre los siglos XIXy primera mitad del XX con dimensiones muy angostas. Tras los nombres de GEE10 y GED10 hay fórmulas para dar con tamaños de túnel teóricos o deseables que deben ser tenidos en cuenta en caso de reforma de la infraestructura.
Renfe abre un expediente para comprar una remesa de trenes de ancho métrico y otra de alpinos.
Seis empresas se reúnen con Renfe: Alstom, Bombardier, Talgo, CAF, Stadler y Siemens. Los pliegos indican que el gálibo que respetarán los trenes son de tipo GEE10 y GED10 y se remite a la Instrucción de Gálibos. En realidad esos tipos y la propia instrucción en el caso de la red de ancho métrico no aportan la dimensión de los túneles existentes; los parámetros aludidos son los ideales y óptimos que se deben materializar en caso de reforma del tramo. Dimensionar el tren en base a ese gálibo amplio y teórico daría por resultado unidades con problemas para circular por los túneles reales, que son angostos. Nadie en esas reuniones se percata del problema.
CAF y Stadler presentan ofertas; tras la valoración y un proceso de negociación, los técnicos de Renfe proponen contratar a CAF.
Renfe y CAF forman un grupo para perfilar el documento técnico del tren. Hay cinco reuniones de seguimiento con sus correspondientes actas. Nadie habla del problema del gálibo.
CAF había solicitado a Adif datos de cómo encajan los gálibos GEE10 y GED10 en la red real.Este día Adif remite información que hace evidente que un tren con esas referencias no podría circular por las líneas.
Renfe y CAF firman el contrato.
En una reunión con la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria sobre otro tema es cuando los representantes de Renfe se percatan de que puede haber un problema de gálibos.
Es decir, el encargo pedía hacer trenes que pudieran circular por túneles de ancho métrico amplios, que hoy por hoy no existen. Hay dos rondas de preguntas de los aspirantes al contrato y ni entonces ni en las reuniones nadie hizo alusión a que las dimensiones con las que se está trabajando en esta fase de prediseño impedirían a las unidades resultantes circular.
En junio Renfe propone confiar el encargo a CAF. Entre agosto y el 29 de diciembre ambas partes forman un grupo mixto para elaborar el documento técnico del tren. El texto se incorpora al contrato que ese 29 de diciembre firman el presidente de Renfe y el de CAF, Isaías Táboas y Andrés Arizkorreta, respectivamente.
Los auditores revisaron las actas de las reuniones mantenidas en esos cinco meses, sin detectar que ni Renfe ni CAF hicieran mención al problema de los gálibos que se avecinaba. Lo que verificaron es que, en paralelo, el fabricante fue reuniéndose también con Adif y solicitándole información, como gestor de la infraestructura que es. Hay un intercambio de 43 correos electrónicos para conocer las condiciones reales de las líneas.
El 6 de noviembre Adif envía un paquete de información a CAF en el que específicamente informa de que los gálibos de los túneles de las líneas Oviedo-Santander (de 216 kilómetros), Liérganes-Orejo (10), Bilbao Concordia-Santander (110) y Aranguren-Asunción Universidad (310) no casan con los de referencia GEE10/GED10. En 2018 Adif había encargado a Axil pasar con un láser por esas líneas para disponer del tamaño exacto de los túneles y conocer la distancia a la que el tren queda de cada obstáculo próximo, detectando entonces que había más de 600 puntos que invadían el contorno de los gálibos de referencia, siendo 400 de ellos andenes.
Los auditores dan así por hecho que CAF supo el problema de tamaño 54 días antes de firmar el contrato y que supuestamente ocultó el dato a Renfe.
Según la documentación revisada, la operadora se empezó a enterar de la posible incompatibilidad entre los gálibos teóricos y los reales a raíz de una reunión organizada el 27 de enero de 2021 por la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria sobre otro asunto. Las dudas surgidas en aquel encuentro motivaron que Renfe pidiera a Adif los datos reales de las líneas, esos que ya tenía CAF.
El 26 de febrero es la propia operadora quien en una reunión con su adjudicatario le indica que ha descubierto el problema y procede paralizar la ejecución del contrato.
Las fuentes próximas a la auditoría consultadas indican que, para los técnicos del Ministerio, CAF pudo incurrir en ocultación de información, por lo que aconsejan a Renfe que analice las posibles responsabilidades que cabe exigir.Se trata de un paso que insta a dar antes de que se proceda a negociar la modificación del contrato, al que hay que incorporar los costes de la nueva solución de diseño, además de activar la opción que permite encargar trenes adicionales para Asturias y Cantabria.
La auditoría emitida dos días después de las Elecciones Generales pone sobre la mesa un elemento de incertidumbre. Los técnicos del Ministerio de Transportes recomendaron hace cuatro meses que Renfe analice pedir responsabilidades a CAF por esa supuesta ocultación de información. Insisten en la conveniencia de avanzar en esa línea teniendo en cuenta que las partes deben renegociar el contrato. La nueva solución al diseño que obliga a modificar los documentos firmados a finales de 2020.
Abrir un conflicto, cuando aún no se ha cerrado la fase de diseño e iniciado la de construcción, introduce riesgos de cara a la evolución del encargo. Lo habitual hasta ahora es que Renfe priorice la recepción de las unidades y deje para una etapa posterior toda petición de compensación. Es lo que, por ejemplo, viene haciendo con Talgo, que arrastra años de retraso en la entrega de los trenes Avril; esa demora tiene a la operadora contra las cuerdas, pero las discusiones sobre cómo reparar los perjuicios se han dejado para más tarde. De momento, las partes implicadas en el conflicto de los trenes de Cantabria y Asturias evitan aclarar cómo se posicionan ante la recomendación emitida por la Dirección General de Organización e Inspección. Contactados por este periódico, los portavoces de CAF eludieron hacer comentarios sobre los hechos que les atribuye el informe. Por su parte, en el Ministerio de Transportes optaron también por no ahondar en el mismo. «Dado que la auditoría permanece abierta, debe considerarse que el informe sobre la misma está en curso de elaboración y por tanto no vamos a emitir ninguna valoración sobre un documento no concluido», justificaron.
Desde el Ministerio comandado ahora por Óscar Puente subrayan que «las responsabilidades políticas por este tema ya se depuraron en su momento». Por último, el equipo de Transportes defiende que «se han puesto en marcha ya las medidas y mecanismos oportunos para dar solución a este asunto».
Hace un mes y una semana la entonces ministra,Raquel Sánchez, explicóel estado de la cuestión. «Como dijimos, la fabricación se iniciará a finales de este año o inicios de 2024. Me consta que se están ultimando los trabajos del método comparativo y nuestra idea sigue siendo que los primeros trenes se empiecen a suministrar en 2026». Reconoció Sánchez que prescindir de su secretaria de Estado y del presidente de Renfe fue «de las decisiones más duras que he tenido que adoptar», pero insistió en que«nunca hubo mala fe» en este caso, solo «un mal planteamiento, tanto en el momento en el que se detectó el problema como después al explicar la solución que se iba a dar. Se tardó mucho».
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