Buruaga aumenta la presión sobre Revilla y le exige dimisiones «ya»

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Á. M.

«La respuesta no está en el sumario, ni en los servicios jurídicos, ni en los técnicos. La respuesta a esta grave crisis política de credibilidad, de honorabilidad y de gestión la tiene el presidente Miguel Ángel Revilla», ha afirmado este martes la dirigente popular, quien ha subrayado que una cosa es la responsabilidad jurídico-penal, que corresponde depurar a los jueces y a los tribunales de justicia, y otra bien distinta la responsabilidad política y de gestión, que corresponde al presidente del Gobierno sin que haya nada que investigar.

Buruaga ha advertido de que este asunto está generando una grandísima alarma social, está dañando la imagen de la región y la buena reputación de la función pública y del tejido empresarial y, cada día que pasa sin explicaciones y sin asunción de responsabilidades políticas, todo parece más turbio y las cosas se ponen peor. La tesis de los populares es que es imposible que nadie en la Consejería de Obras Públicas supiera lo que hacía el principal investigado. «Me parece muy grave tener un presidente que no se entera de nada o que dice que no se entera de nada», decía el lunes desde la tribuna del parlamento el portavoz del PP, Íñigo Fernández.

Este martes, Buruaga no fue tan lejos, pero sí ha rechazado lo que considera un intento del presidente cántabro de desviar la atención. Según la jefa de la oposición, Revilla es un experto en escurrir el bulto y desviar la atención para intentar que ningún error o escándalo en la gestión le salpique, pero se equivoca si piensa que esta vez le va a salir bien y lo va a arreglar dejando el tiempo pasar. «Es hora de tomar su propia medicina, es hora de actuar con la misma contundencia, rapidez y ejemplaridad que él exige a los demás. No hay marcha atrás», ha remarcado.

No dice que Revilla supiera algo, pero sí cree que es difícil creer que el consejero y el director general, inmediatos superiores del jefe de servicio nombrado por ellos, no tuvieran la menor idea de lo que lleva años ocurriendo delante de sus ojos, en asuntos de su competencia y bajo su responsabilidad, porque hasta la emergencia la declara el consejero.

Y si Revilla no le cesa, ha añadido, el consejero tiene que dimitir, se tiene que marchar por vergüenza torera, porque quien no se entera de nada, quien no sabe lo que adjudica y lo que firma, quien no hace seguimiento y no controla la gestión de sus subordinados, quien es parte del problema, no puede presentarse ante los cántabros como la solución y decir que no se va porque no puede.