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Cantabria ha sido noticia a lo largo de los últimos días por las bajas tasas de vacunación en los primeros compases de la campaña del coronavirus, que hasta ahora la sitúan como la comunidad más rezagada de todo el país. Al mismo tiempo, ... el Consejo de Gobierno aprobó, a propuesta del titular de Sanidad, Miguel Rodríguez, el cese de la actual responsable de la gestión de la pandemia en la región, Paloma Navas, que será sustituida desde ya al frente de la Dirección de Salud Pública por el epidemiólogo Reinhard Wallmann. La asociación de ideas es sencilla. Lo segundo es consecuencia de lo primero. Un castigo. El pago por la mala coordinación en la llegada de las dosis a los usuarios de las residencias y a los sanitarios y por el sonrojo que ha supuesto a Cantabria estar a la cola de España con un 5%de las vacunas disponibles usadas. Pues no. Por lo menos no fue la razón primera, aunque sí precipitó una salida que llevaba semanas planeada.
El Ejecutivo desvinculó este jueves ambas cosas y los dos socios de Gobierno (PRC y PSOE) coinciden en que tiene más que ver con los desencuentros y las diferencias de criterio entre Navas y el que venía siendo su superior director, el consejero Miguel Rodríguez. Pareceres encontrados sobre, por ejemplo, la coordinación con otras instancias sanitarias, uno de los déficit que apreció en la gestión de su subordinada.De hecho, aunque solo un pequeño grupo conocía el relevo, la decisión se tomó a mediados de diciembre, cuando aún no habían llegado a Cantabria los primeros viales con la fórmula de Pfizer. Como es costumbre, en el comunicado que confirmó ayer la noticia no había ni una palabra en referencia a esa falta de sintonía entre ambos.
Rodríguez valoró de Navas y del equipo que le ha acompañado en Salud Pública «su magnífica dedicación para establecer los diques de contención de la pandemia e implementar un sistema de rastreo de casos pionero en el conjunto del país, que ha sido capaz de detectar más del 95% de las infecciones reales en la segunda ola y que ha sido ejemplo para otras administraciones». Hasta ahí tras meses de lucha codo con codo contra la mayor crisis sanitaria del último siglo, un periodo al que se pone fin con una relación profesional más que tirante entre los protagonistas de la pandemia.
Gastó más palabras a la hora de felicitarse por la llegada de su sustituto. De manera indirecta, en esas líneas en las que calificaba de «esperanzadora» esta nueva etapa –que arranca con la campaña de vacunación– y subrayaba «el conocimiento profundo de la pandemia y coordinación sanitaria»de Wallmann, deslizaba algunos de los motivos del desencuentro entre ambos. Así, Rodríguez achaca a Navas la falta de coordinación de Salud Pública con el Servicio Cántabro de Salud (el que se encarga de suministrar las dosis) o la política de comunicación. A partir de ahora, se «ahondará en una política de transparencia informativa y comunicación permanentes de la evolución epidemiológica y de todas las actuaciones que se lleven a cabo». O lo que es lo mismo, que hasta ahora no se ha hecho. Que ahí había carencias.
Como también las había aparentemente, a juicio del consejero, en la coordinación. Rodríguez adelantó que desde ya –no antes– se «profundizará en la estrategia de trabajar codo con codo con los municipios como elemento vertebrador en la lucha contra el coronavirus y, al ser la administración más cercana al ciudadano, permitirá desarrollar medidas coordinadas más apegadas a la población». Todo a través de un comunicado de prensa con poco más de tres frases entrecomilladas. Así decidió saldar el titular de Sanidad la mayor crisis de la legislatura en su departamento, ya que no habló públicamente del asunto ni respondió ninguna pregunta al respecto.
Tampoco el vicepresidente, Pablo Zuloaga, que habitualmente comparece cada vez que hay un Consejo de Gobierno –también después de los extraordinarios, como el de ayer– quiso opinar. Postergan cualquier pronunciamiento a la jornada de este viernes, cuando tomará posesión Wallmann y también Virginia García. Ella, técnico de Finanzas del Gobierno de Cantabria y elegida por su conocimiento de las instituciones comunitarias en un momento en el que se pretenden captar Fondos Europeos de Reconstrucción para distintos proyectos alrededor de Valdecilla, es la otra pieza que se movió en la Consejería de Sanidad, donde entra como responsable de la Secretería General del departamento en sustitución de la también cesada Sara Negueruela. Por el momento, la reorganización se queda ahí, aunque no es descartable que en próximas fechas haya nuevos movimientos.
«Si el consejero cree que el cambio es para hacerlo mejor, habrá que cambiar», afirmó el presidente autonómico, Miguel Ángel Revilla, que sí se pronunció y defendió que, aunque estemos en mitad de un repunte y posiblemente del inicio de la tercera ola de la pandemia, el mejor momento para acometer la sustitución es «cuando el consejero crea que el que venga lo puede hacer mejor».
El regionalista insiste en que él no ha tenido nada que ver con una decisión que atribuye directamente al ala socialista del Ejecutivo: «Nunca me he metido a nombrar o cesar a cargos de segundos niveles de consejerías». De hecho, recuerda que se enteró sólo dos días antes. Y aunque no entra a valorar las razones, sí manifiesta su disgusto sobre cómo ha sido el inicio de la campaña de vacunación.
A la campaña de vacunación y a los retrasos en los pinchazos miraron ayer también desde la oposición, que atacó duramente al bipartito por lo que consideran una mala gestión de esta campaña y al titular de la cartera por limpiar sus responsabilidades en una subordinada.
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