Cantabria asiste impasible a la batalla entre el Norte y el Mediterráneo en defensa de su tren

Cantabria, que en el pasado intentó también no ser excluida de este corredor europeo -unos partidos culpan a otros de lo que hicieron y no hicieron en Santander y Madrid, y todos se acusan mutuamente de llegar tarde a las reivindicaciones-, ahora va por libre y hace su guerra para lograr financiación comunitaria únicamente para el tren de altas prestaciones a la capital vizcaína. Nadie ha invitado a ningún consejero cántabro al encuentro a tres y tampoco ningún consejero ha pedido ser invitado en la cita entre gallegos, asturianos y castellanos y leoneses, que quieren reclamar al Estado que el corredor Atlántico tenga la misma prioridad que el corredor Mediterráneo que unirá Andalucía y Francia.

Una conexión de 1.300 kilómetros que estará finalizada en 2026, según la titular de Transportes, Raquel Sánchez, frente al retraso y los limitados avances del corredor Atlántico. Promesas concretas del Gobierno central frente a falta de concreción.

La pasividad del Ejecutivo cántabro no es mayor que la de los empresarios. Si los presidentes de Galicia, Asturias y Castilla y León se han puesto las pilas para evitar quedar un paso atrás en el desarrollo ferroviario es porque su tejido productivo se ha revuelto previamente y ha alzado la voz cuando se ha sentido menospreciado. La visita institucional que realizó el pasado lunes el asturiano Adrián Barbón (PSOE) a su homólogo gallego, Alfonso Rueda (PP), tuvo como punto destacado el asunto ferroviario. Allí, apuntaron que es «de justicia» que el noroeste reciba en materia ferroviaria la inversión que necesita para ponerse a la altura en desarrollo y competitividad de otras áreas de España, como es el caso del Levante.

«Cuando tengo que elegir entre partido y Asturias, siempre tomo partido por Asturias», afirmó el socialista. Y Rueda, por el otro lado, aseguró que, si en el futuro él tuviera una situación que le permitiera «exigir de forma más directa» un mayor compromiso al Gobierno central, en clara referencia a la posibilidad de que Alberto Núñez Feijóo llegue a la Moncloa, «que nadie dude que también lo haré».

El corredor Atlántico se dibujó en Europa entre 2009 y 2011 y se aprobó definitivamente en 2013. En ese borrador, Galicia, Asturias y Castilla y León también tenían un papel secundario, pero el 'lobby' que formaron los tres territorios logró su inclusión. Entonces, Cantabria no lo intentó. Esperó hasta el pasado año, cuando Bruselas abrió otra ventana de cara a la modificación del mapa de la Red Básica Transeuropea, que establece el horizonte de 2030 para la puesta en funcionamiento de las nuevas líneas. El propio Miguel Ángel Revilla se desplazó a la capital comunitaria para hablar con distintos comisarios, pero el jarro de agua fría lo arrojó el responsable de Política de Redes Transeuropeas de Transportes e Inversiones, el español Pablo Fábregas, que avisó de su «posición poco favorable a modificar ni un ápice» la planificación anterior, ya que eso supondría abrir la puerta a «miles de peticiones».

Y así fue. Revilla y el consejero Javier López Marcano se conformaron afirmando que, aunque Cantabria no estará estrictamente en el corredor Atlántico, lo estará de facto por la conexión de AVE entre Santander y Palencia. Y a partir de ahí la pelea es la inclusión de la línea a Bilbao en la Red Básica Ampliada, que establece el límite para la finalización de las obras en 2040, una década después. Aquí, Revilla sí tiene el respaldo del lehendakari Iñigo Urkullu, aunque mucho menos entusiasta que el del cántabro.

Eso es lo que piden hoy los cinco portavoces parlamentarios, que tendrán encuentros con representantes de los grupos en el Parlamento europeo para tratar de conseguir su apoyo. Todo centrado en el AVE Santander-Bilbao, porque la pelea para atraer más dinero al noroeste para el corredor Atlántico se la dejan a Barbón -amigo reconocido de Revilla, con el que el regionalista se intercambió halagos-, Rueda y a Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, que aunque no estuvo el lunes con los anteriores mantiene total sintonía con ellos.

Desde luego, también han sido los empresarios de Levante los que se han implicado para lograr arrancar al Ministerio las inversiones para el corredor Mediterráneo, con aportaciones privadas para hacer un fortísima campaña en televisión echando en cara a Madrid el abandono y con la celebración de encuentros en distintos territorios.

A pesar de estar en la misma situación que sus compañeras, Cantabria tampoco estuvo en el 'lobby' castellano-astur-gallego creado cuando Adif no puso a estas regiones en el Plan Mercancías 30 para promover el transporte de cargas por ferrocarril. Tuvo que salir la empresa pública estatal a decir que Cantabria no figuraba porque ni el Gobierno ni las empresas lo habían pedía y que, si cambiaban de opinión, Adif se encuentra predispuesta a realizar inversiones. Por el momento, no hay noticias.