![Los accesos a las playas de El Sardinero se mostraron ayer llenos de gente con mascarilla](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202007/17/media/cortadas/mscarilla%20(1)-k0IC--1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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Si las principales marcas de moda hubieran sabido hace meses que la mascarilla iba a convertirse en complemento ineludible de este verano, hubieran comenzado antes ... a diseñar sus propios modelos. Estampados de flores, banderas de España o fotografías personalizadas comienzan a proliferar en el mar azul de mascarillas quirúrgicas que continúan siendo las predilectas por los santanderinos, que ayer salieron a las calles -sin apenas excepciones- cumpliendo con el uso mayoritario al que obligó la resolución de Sanidad publicada en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC) el día anterior. Donde no caben ya excepciones de quienes dicen mantener el conocido metro y medio de seguridad.
«No hay más vuelta de hoja. Si a la gente le tocas el bolsillo, eso se entiende de maravilla. Las multas disuaden mucho y hoy es el primer día en que veo que todo el mundo la usa sin excepción; aunque bueno, siempre hay algún rebelde, pero cosa menor», revela Antonio, que desde su puesto de trabajo en el quiosco frente al número 20 de Jesús de Monasterio tiene una perspectiva bastante clara de la tónica general en el centro de la capital cántabra. Un espacio especialmente sensible a la proliferación del virus por la alta densidad poblacional y la afluencia turística.
Todo ello pese a que la Policía no fue especialmente severa en el día de ayer. «No todo el mundo sabe que la ley se ha revisado y que ahora es obligatorio el uso en todo espacio público abierto o cerrado y en todos los supuestos, por eso por ahora se está haciendo mucha didáctica», revelan fuentes de la Delegación del Gobierno.
PLAYAS
EXCEPCIONES
HOSTELERÍA
No existe un dispositivo especial que vaya a perseguir esta infracción. «Lo único que hacemos es lo que venimos haciendo desde hace ya dos meses. Actuar como siempre y denunciar a quien no la lleve cuando se presente el caso; pero no vamos a ir persiguiendo a la gente por la calle para ver si llevan cubierta la nariz, o si son mascarillas homologadas, etc», cuentan en la Policía Local de Santander, que de hecho el miércoles, el día en que se publicó la norma en el BOC, no tramitó ninguna sanción por este motivo. Aunque desde el 25 de junio hasta el pasado día 13 ya contabilizan 700 denuncias, «muchas de ellas a chavales que hacen botellón en la calle y no la llevan. En ese caso se los denuncia doblemente: por consumir alcohol en la calle y por la mascarilla», informan en el Ayuntamiento de Santander.
La utilizan los más mayores, grupos de riesgo especialmente concienciados. También las personas de mediana edad y los adolescentes. Incluso los más pequeños, los menores de seis años, que en teoría estarían exentos de hacerlo. «No tiene sentido que pongan esa excepción porque los niños están enfermando también y además pueden transmitirlo a la familia. Así que no cuesta nada que se vayan acostumbrando a hacer lo que ven a los mayores porque no sabemos lo que va a durar esto», justifica Tomas, padre de familia que pasea por El Sardinero junto a sus hijos pequeños y sus sobrinos.
Dicen los expertos que la vacuna tardará todavía un año, y que después habrá que esperar a producirla en masa y a organizar la campaña de vacunación, que cubrirá primero a los grupos de riesgo y luego al resto. Todo ello requiere tiempo.
Sea por desinformación, por rebeldía o cualesquiera otras razones que podrían justificar el incumplimiento de la norma, todavía hay contadas excepciones de personas que muestran la boca y la nariz al aire, sin pudor. En las escaleras de Correos un joven escucha música con un altavoz portátil y sin mascarilla. No parece importarle lo más mínimo y eso pese a que alrededor todo el mundo lleva el rostro medio cubierto.
Junto a él, en un banco, un hombre mayor ha dejado la nariz al descubierto, una práctica muy común entre quienes aún no se han acostumbrado a ella y dicen necesitar respirar sin obstáculos, incluso a pesar de que ayer no fue un día especialmente caluroso en la capital. Y en los portales y las aceras, ningún indigente está protegido.
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Ana del Castillo Álvaro Machín
Las excepciones a la norma se malinterpretan en ciertos casos. Hay unos pocos que la bajan al cuello para ser claros al teléfono, o incluso para realizar alguna labor que requiere especial concentración, como le sucede a un anciano en la plaza del Ayuntamiento, que se la quita para con contar dinero; como si llevarla redujera las capacidades cognitivas. Lejos de estos matices, aisladas excepciones en una masa de ciudadanos cumplidores, podría decirse que el 99% de la gente hace bien las cosas.
Cosa diferente sucede en las terrazas. Ahí sí se producen incumplimientos. «¿Cuándo se supone que estoy consumiendo y por lo tanto no tengo que ponerla, sólo cuando me llevo el vaso a la boca?», cuestiona Inés, que toma algo en la terraza de El Cormorán. De las cuatro chicas ahí reunidas, dos la llevan. «Nosotras dos estamos fumando y por eso no la ponemos pero en teoría tendríamos que llevarla y quitarla sólo para consumir, y no sé si es lo mejor porque aparte de ser muy incómodo te obliga a tocar continuamente la mascarilla, y no es muy higiénico que digamos», razona. Como resultado de todo esto la inmensa mayoría de los clientes de las terrazas ayer en todo Santander se mostraban sin cubrir boca y nariz. Ese incumplimiento es prácticamente unánime.
Tampoco la llevaban en las playas; aunque allí todavía es preciso recordar a muchos que la mascarilla no es obligatoria en la toalla, pero sí en los accesos. «Todavía hay quien no lo ha entendido, pero por norma general se está cumpliendo bastante bien», cuenta Lucía, una de las informadoras que en la entrada a la primera de El sardinero da instrucciones a cuantos visitan el arenal. «El único lugar donde se está incumpliendo es en los paseos por la orilla. Aunque está permitido no llevarla, es muy difícil mantener la distancia por lo que habría que cubrirse», matiza.
Aún hay situaciones en las que en el curso de los días se irán aclarando las cosas. Por ejemplo, los aficionados a las palas de la segunda playa de El Sardinero, junto al restaurante Maremondo, practicaban ayer su deporte favorito sin cubrir. Habrá que aguardar para saber si pueden hacerlo así; aunque el BOC indica con claridad que estarán exentos de llevarla quienes practiquen deporte al aire libre, pero sólo de manera individual.
Torrelavega
El uso obligatorio de la mascarilla está siendo bien recibido en general por los ciudadanos de Torrelavega. Durante la mañana de ayer tanto en la zona centro como en los barrios y pueblos, se observaba una utilización generalizada de la mascarilla no sólo en la calle sino también dentro de los establecimientos. Asimismo, efectivos de la Policía Local en labores de patrulla paraban a la poca gente que no llevaba la mascarilla advirtiéndole de que su uso ya es obligatorio en la comunidad autónoma y que en el caso de reincidencia se enfrentan a una multa de 100 euros.
El concejal de Seguridad Ciudadana, Pedro Pérez Noriega, considera que, a excepción de algún joven «despistado», los torrelaveguenses están cumpliendo de forma mayoritaria con el uso de la mascarilla», y agrega que «ya lo hacían días antes de que resultara obligatorio». «Correcta» y «buena» les parece la medida a un grupo de mujeres que estaban sentadas en una terraza de la plaza Baldomero Iglesias, aunque una de ellas, Mari Mar González, confiesa que se agobia un poco, «pero hay que llevarla, no nos queda otra». Las tres con mascarilla puesta aún teniendo la consumición en la mesa, coinciden en que creen que «la gente en Torrelavega cumple bien». «Todo lo que sea prevención adelante», y recuerdan que antes de que su uso fuera obligatorio, «aquí la mayoría de la gente la lleva puesta».
«Cómodo no estoy llevándola, pero por prevención...», explicaba Francisco Aja mientras esperaba a que le sirvieran un café en una terraza del Bulevar Demetrio Herrero. Piensa que con guardar la distancia social de seguridad no sería necesaria la mascarilla, pero «hay que condicionar a las personas a que no se pongan juntos». «La medida de las mascarillas me parece básica –opina Rosa García–, como lo es el ser más conscientes para usarlas bien o no quitarlas cuando tengamos que hablar con el de enfrente. Con esto se puede evitar mucho más los rebrotes que está habiendo». Esta sanitaria de profesión reconoce que ha tenido que acostumbrarse, «como todos, ahora», al uso de la mascarilla, pero es que «no es por ti, es por los demás. Se debería haber hecho obligatorio el uso desde el comienzo», sentencia.
Reinosa
E. Sardina
reinosa. Los reinosanos y los campurrianos en general han asumido con la mayor de las responsabilidades la obligatoriedad de utilizar la mascarilla por la calle y en todos los espacios públicos cerrados.
Desde primera hora de la mañana de ayer, aunque el cambio en la normativa entró en vigor el pasado miércoles por la tarde, todos los vecinos que ocupaban y transitaban por la vía pública reinosana llevaban mascarilla, al igual que los niños e incluso algunos menores de seis años, que no están obligados. También, como así lo indica la norma, la llevaban los vecinos puesta en las colas para acceder a los distintos establecimientos e incluso sentados ya en las terrazas mientras no estaban consumiendo, un gesto que muestra el grado de responsabilidad de la mayor parte de la población.
También se pudo ver a alguna persona hacer deporte con la mascarilla puesta, lo cual, además de no ser obligatorio, indica un celo importante,
En este sentido también se pronunciaron ayer el concejal de Policía Local, Constantino del Pozo, y el jefe de cuerpo policial, Tomás Ramos.
Para Del Pozo, la gente, en general, «está respetando las normas con absoluta normalidad», pero no sólo ahora, «en Reinosa esto sucede desde el inicio de la pandemia generada por el coronavirus». «Siempre hay excepciones, pero son casos muy puntuales», matizó.
Por su parte, el jefe de la Policía Local señaló que en la primera jornada de obligatoriedad del uso de las mascarillas en la vía pública y en los espacios cerrados también de índole pública, «no se ha multado a nadie y sólo en unos casos contados hemos tenido que recordar el uso obligatorio de la mascarilla a algunos ciudadanos que no han dudado un segundo en ponérsela y cumplir con la norma». «Estamos muy satisfechos del comportamiento de los vecinos de Reinosa», señaló Ramos.
Potes
Pedro Álvarez
potes. Vecinos y visitantes demostraron ayer en la villa lebaniega de Potes que cumplen las normas para evitar la propagación del covid-19. Aprovechando un día veraniego que contó con amplia presencia de turistas por las calles, se pudo constatar que, salvo algún despistado que desconocía la nueva normativa, se cumplió con creces. En las zonas más concurridas de la villa, hubo muchos grupos familiares que paseaban provistos con sus mascarillas.
Eva Cotera, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Potes, mostró su satisfacción por los resultados del primer día de la normativa. «La gente se está concienciando de que no podemos volver a la situación vivida de confinamiento, que hemos sufrido durante estos meses pasados, y se está tomando la norma en serio, ya que es la única forma válida para que volvamos a recuperar la vida que llevábamos». La edil considera que «cada vez existe una mayor sensibilidad entre vecinos y visitantes y no cabe duda de que desde el ayuntamiento estamos tomando las medidas pertinentes, para que sigamos manteniendo a cero la presencia de personas contagiadas en la villa y en el resto de la comarca».
Los policías locales, que en diferentes puntos de la villa de Potes controlaban el cumplimiento de la normativa, reconocían que «prácticamente todas las personas están utilizando la mascarilla como protección, aunque siempre hay algún despistado al que tienes que recordárselo. Principalmente, algún extranjero, pero todos con muy buena educación se la colocan sin dar ningún problema, por lo que no hemos tenido que imponer ninguna multa». Lo que sí señalaban los agentes es que «hasta ahora, a estas personas que no llevaban mascarilla se les pedía hacerlo y en algunas ocasiones contestaban que estaban manteniendo la distancia de seguridad. Ahora esto ha cambiado y todo el mundo tendrán que cumplir».
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