«Las cifras de contagio de gripe no son extraordinarias en comparación con las de otros años»

–¿Cómo va la epidemia de gripe?

–Va como tiene que ir en esta temporada. Es verdad que tenemos circulando los virus más conocidos, el de la gripe, el del covid y el respiratorio sincitial, y este último seguramente sea el más novedoso: empezamos a oír hablar de él el año pasado pero éste ha adquirido mucho protagonismo. Este año la gripe está siendo como en la época prepandémica y ha adquirido ese papel predominante que ha tenido durante todos los años, siempre pensando en esa ola que nos llegaba en los meses de diciembre y enero. Las cifras son perfectamente comparables a las de la prepandemia; sí que nos han asustado un poco más porque no estamos llevando a cabo las medidas preventivas que serían recomendables y que se nos han olvidado un poco, pero seguimos con el miedo y el recuerdo malo de lo que fue el covid. Está habiendo muchos casos de gripe, covid y respiratorio sincitial, pero no están suponiendo un número altísimo de ingresos en proporción al de pacientes que acuden a Urgencias.

–¿Qué evolución se prevé?

–La ola de la gripe tiene una imagen más o menos similar todos los años. Sí que es cierto que el informe de vigilancia que nos manda el Instituto de Salud Carlos III decía que en Atención Primaria se estaba viendo a nivel global que ya estábamos llegando a la meseta, una situación entre el ascenso y el descenso. En Cantabria ya estamos viendo esa situación de meseta que está llegando en Atención Primaria, y en los hospitales va a llegar en breve. Tengo la esperanza de que estemos ya en esa situación, que quizás se nos alargue un poco esta semana de incorporación de los niños al colegio, pero espero que acabemos en breve. La evolución de las citas médicas de los SUAP y de las Urgencias en los hospitales apuntan a una situación de estabilización.

–¿Tenemos que ir acostumbrándonos a inviernos con este cóctel de virus?

–Lo que va a pasar en el futuro no lo sé con certeza, pero creo que la gripe nos va a seguir acompañando. Yo siempre recomiendo a la gente que aproveche las invitaciones para vacunarse, eso es importantísimo. Creo que no nos hemos vacunado lo suficiente porque hay gente que también está cansada de tanta vacuna, de tanto covid, y hay que volvérselo a tomar en serio porque es una medida preventiva muy eficiente y muy eficaz. Los llamamientos de vacunas no están obteniendo la respuesta deseable, y yo siempre insisto en los niños: los niños han entrado este año como grupo de riesgo para vacunarse –de 6 a 59 meses– y la respuesta está siendo muy escasa. Son ellos los que nos llevan los virus después a casa e infectan a los padres y a los abuelos, los más vulnerables. Tendríamos que hacer un esfuerzo y adquirir un compromiso de vacunarnos. Creo que las cifras de contagios son altas y no puedo decir que no tienen que preocupar: en función de ellas tenemos que poner los recursos y hacer un seguimiento exhaustivo a diario. Pero no son cifras de una situación pandémica ni extraordinaria comparada con otros años. Los ha habido mejores y peores.

–La vacunación contra la gripe en niños no ha funcionado: el objetivo era un 50% y no se ha llegado al 30%.

–No se ha sabido hacer llegar a los padres el mensaje claro de la importancia que tenía. Es el primer año que entran en grupo de riesgo; así como las personas de más de 65 años ya se sabe que se tienen que vacunar, que son personas vulnerables y que todos los años entran dentro del grupo de riesgo, este año el Ministerio consideró importante incluir en él a los niños de 6 meses a 59. Creo que no hemos sabido llegar ni en Cantabria ni en el resto del país. Igual la experiencia de lo que está pasando, que la mayor parte de los niños que están yendo con gripe son de menos de siete años y fundamentalmente en el tramo hasta los cuatro, nos ayuda a entender que hay que vacunar a esos niños.

–Da la impresión de que la gente se ha olvidado de todas las precauciones que aprendió con el covid.

–Se nos ha olvidado un poco esa situación, pero tampoco podemos vivir con la angustia de que la pandemia se repita. Pero, en cambio, la gente se ha quedado con el recuerdo de que la pandemia fue terrible, y que si tenemos un poco de tos, un poco de moco y un poco de fiebre nos vamos a Urgencias; ese recuerdo sí nos ha quedado, pero no el de que tenemos que tomar medidas preventivas. El uso de la mascarilla, por ejemplo, es un esfuerzo mecánico que tienen que vencer los virus y si les ponemos esa barrera nos va a venir muy bien a los ciudadanos.

–¿Está abusando la gente de las Urgencias?

–La gente se anima muchísimo a venir a Urgencias. Está publicado que, de la gente que acude, cuando se hace la categorización, al final graves son muy pocos casos. La gente acude mucho, y el tiempo que lleva explorar y hacer la historia de los pacientes es bastante, entonces la presión asistencial sí se nota. No estamos en un momento en que la gripe esté generando una grandísima patología, sí que está produciendo patología leve y moderada, pero no casos muy graves.

–¿La Atención Primaria no basta para contener la demanda?

–La gente a veces se lo salta. No se hace una buena gestión de la Urgencia ni ahora ni en general. Lo lógico sería que la gente, en primera instancia, fuese a su centro más cercano y luego que fuera el propio profesional sanitario el que decidiera si es un caso que requiere una urgencia de hospital. En general la población no hace esa distinción.

–¿Cuál es la situación de las Urgencias?

–Riesgo de colapso no ha tenido, pero una presión importante sí. La semana pasada estábamos siguiendo las cifras y tuvimos que hacer una nota de prensa recomendando que la gente se abstuviese de ir a Urgencias si no era realmente necesario, porque los casos que consideramos que pueden ser leves lo que hacen es retrasar la atención a los que son más graves.

–¿Cómo está afectando la ola de gripe a los centros sanitarios de la región?

–Lo que hacen siempre los centros sanitarios en situaciones de gripe es autogestionarse. La actividad quirúrgica y las consultas tienen que seguir porque la gripe no puede paralizar todos los años toda la actividad asistencial que se realiza, y lo que se hace es ampliar el número de camas todo lo posible para asimilar los ingresos –ya se sabe que son situaciones pasajeras–, y luego la actividad quirúrgica sí es verdad que requiere un cambio en la gestión, sobre todo en lo referente a la actividad quirúrgica programada. Cuando se ve que hay una presión asistencial más alta se cambia la actividad quirúrgica programada que requiere ingresos de media o larga estancia y se meten procesos más ambulatorios, que también se encuentran en lista de espera.