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Al PSOE no le saldrá gratis quedarse en el Gobierno de Cantabria. No ha cumplido con su amenaza de romper el pacto si el PRC votaba 'no' a la investidura de Pedro Sánchez, y los regionalistas no están dispuestos a pasar página como si ... aquí no hubiera pasado nada. Sobre todo después de las acusaciones de «traición» lanzadas contra Miguel Ángel Revilla y de que la vicepresidenta Carmen Calvo insinuara que Cantabria se podía ir olvidando de los trenes a Bilbao y Madrid, el dinero para La Pasiega o la deuda con Valdecilla. Sí, Pablo Zuloaga ha dado marcha atrás y quiere seguir gobernando en la región, pero el PRC pondrá condiciones. «Si no se cumplen, no puede haber Gobierno y nosotros no decimos hoy una cosa y pasado otra», advirtió Revilla, callado durante la última semana mientras los socialistas le acusaban de desleal y de alinearse con las derechas.
La dirección del PRC se reunió ayer por la tarde para ratificar lo que ya había anunciado su secretario general horas antes: habrá cambios en el pacto de coalición o los consejeros socialistas no seguirán. En primer lugar, los regionalistas quieren que el PSOE «respete y guarde fidelidad a la figura institucional del presidente». Es decir, a Revilla. Algo que, entienden, no ha sucedido durante los últimos días, cuando le acusaron de romper el pacto y de «actuar de manera irresponsable sin pensar en los cántabros».
En segundo lugar, y esto es lo que más preocupa la cúpula del PRC, el PSOE debe reivindicar «sin fisuras» en Madrid los compromisos en materia de infraestructuras firmados con el Ministerio de Fomento. «No voy a tolerar represalias, lo advierto», repitió Revilla más de una vez.
Enfrentados
Este podría ser el punto de mayor conflicto y el que mantenga en la cuerda floja el bipartito durante los próximos días. El PSOE considera que esos acuerdos ya no existen porque el PRC incumplió su parte. Y por eso han sido tan ambiguos cuando los periodistas les han preguntado por ellos en los últimos días.
¿Seguirá el Gobierno de Pedro Sánchez apostando por la alta velocidad en Cantabria, por el polígono industrial de La Pasiega y por devolver el dinero adelantado de las obras de Valdecilla? «Al PSOE no hace falta que nadie le marque el camino de los compromisos que tiene que asumir con Cantabria», dijo ayer Zuloaga, aunque después fue más críptico y señaló que «aún es pronto para adelantar escenarios». También Carmen Calvo dejó los acuerdos en el aire cuando tachó de incompatible votar 'no' a Pedro Sánchez con exigir el cumplimiento de los acuerdos en infraestructuras.
El PSOE no debería tener mayores problemas para dar el visto bueno a unas condiciones con un coste político tan bajo, pese a que el precio de ego personal sea un poco más alto. Es lo más parecido a pedir perdón y a reconocer que se han equivocado que les va a exigir el PRC.
Quizás en un intento por aliviar la presión y adelantando una resolución buena para ambos, el PSOE envió ayer mismo un comunicado en el que aceptaba las condiciones fijadas por el PRC: «Defenderemos los intereses de Cantabria para conseguir todas las inversiones que sean buenas (...) máximo respeto a las instituciones y a las personas que las representan, tanto a la figura de la Presidencia del Gobierno como máxima autoridad del Ejecutivo, como a cualquier otra», se podía leer en el documento. Habrá que esperar a ver cómo se materializan estas buenas intenciones por escrito.
Miguel Ángel Revilla Presidente de Cantabria
Pablo Zuloaga Vicepresidente de Cantabria
Es evidente que al PRC tampoco le interesa quemar todos los puentes con La Moncloa. Una cosa son sus malas relaciones con los socialistas cántabros y otra muy distinta es que Revilla pierda el hilo directo con Pedro Sánchez. «Esto me va a costar probablemente su amistad», reconoció ayer con cierta consternación, aunque «deseo con todo mi alma que le salga bien el Gobierno».
El Presupuesto de Cantabria apenas da para pagar la Educación, la Sanidad, los sueldos de los funcionarios y algunos proyectos modestos. La región necesita una financiación autonómica que priorice el coste de los servicios por encima de la población y un Ministerio de Fomento que toque la misma partitura. Hasta ahora lo había y se estaban cumpliendo los trámites administrativos para mejorar los trenes con Bilbao y Madrid, pero en el PRC tienen serias dudas de que no empiecen a aparecer retrasos y obstáculos tras el 'no' a Sánchez en el Congreso.
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Revilla quiso aparentar ayer firmeza. «No toleraremos humillaciones, sería muy grave que se tomaran represalias», dijo. Pero también abrió muchas puertas para reflotar ese barco hundido que es ahora su relación con Sánchez. El líder regionalista insistió en que su partido es «progresista», igual que el PSOE, con el que comparte «el 80% de su agenda social». Por eso, «tendrá nuestro apoyo en cantidad de cosas». La primera que se acerca en el horizonte es el Presupuesto. A los socialistas no les sobrará ni un solo voto en el Congreso para aprobarlo, y por mucho enfado que exista ahora con el PRC, dentro de dos o tres meses puede dar la vuelta la tortilla. Eso sí, Revilla necesitará ver en ese documento los compromisos con Cantabria en forma de dinero. No solo una anualidad de la deuda con Valdecilla, sino un acto de buena voluntad con las infraestructuras. Quizás con alguna partida plurianual.
María José Sáenz de Buruaga Presidenta del PP cántabro
Félix Álvarez Portavoz de Cs en el Parlamento
Aunque todo parezca encauzado para que el bipartito sobreviva a una crisis sin precedentes, serán claves las reuniones que mantenga la comisión de seguimiento del pacto desde el lunes. Ambos partidos han coincidido en la necesidad de sentarse, hablar y reformular los términos de sus acuerdos. La gravedad de lo que ha ocurrido no puede barrerse bajo la alfombra si quieren que exista una mínima sintonía en Peña Herbosa, algo fundamental para poner en marcha las leyes y los proyectos que están en cartera.
El trabajo de apaciguamiento recaerá sobre las espaldas de los ocho miembros de la comisión. Ocho personas que, en principio, tienen buen talante para llegar a acuerdos y muchos de ellos no forman parte de la línea dura de ninguno de los partidos. Por el PRC se sentarán en la mesa Paula Fernández, Pedro Hernando, Guillermo Blanco y Rosa Díaz. Por el PSOE lo harán Noelia Cobo, María Sánchez, Agustín Hernández y Joaquín Gómez.
Mientras tanto, PP y Ciudadanos han intentado pescar en río revuelto. Le faltó tiempo a Pablo Casado para ofrecer al PP a Revilla para garantizar la estabilidad de Cantabria si el PSOE abandonaba Peña Herbosa. Lo hizo en directo y para todo el país durante el debate de investidura. Y ayer hizo lo mismo Ciudadanos. Félix Álvarez ofreció sus tres diputados del Parlamento al PRC, aunque no den para tener mayoría absoluta.
Revilla no ha agradecido este gesto a los partidos, al menos en público, pero sí ha cargado con dureza contra ellos por la postura que han mantenido en la investidura. Hasta el punto de culparles de que el PSOE haya tenido que abandonarse en los brazos de ERC y Podemos sin muchas ganas de hacerlo, y de que Pedro Sánchez «haya tenido que tragar con lo que ha tragado». «No me cansaré de criticar la falta de visión y de Estado de PP y Ciudadanos», insistió, dolido todavía porque los críticos con su decisión lo hayan alineado junto a las derechas o que lo hayan comparado con Vox, como hizo el dirigente de Podemos Pablo Echenique.
Lo que no puede permitirse el PRC es agachar la cabeza con el acuerdo con ERC y, si se produce un referéndum en Cataluña, le acusen de haberlo propiciado. Sería una carga de profundidad devastadora en un partido que ha tardado cuarenta años en ganar unas elecciones y que ahora es la primera fuerza. Por eso quieren arreglarlo con el PSOE a pesar de Zuloaga. Si no lo consiguen siempre estará la posibilidad de gobernar en solitario o, como dijo ayer mismo Revilla, convocar unas elecciones dentro de una año «si la situación se vuelve insostenible».
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José María Gutiérrez
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