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Walter Loeck y su mujer, Estefanía Jiménez, enumeran las ventajas de haber contratado a una profesora para que este año dos de sus tres hijos, Otto y Mafalda, de Infantil, no acudan a las aulas y reciban clase en casa. «Enseñanza más personalizada, mayor ... adaptación, es la profesora la que entra en el espacio de los pequeños y no al revés, menos horas lectivas...», señala Loeck, empresario cántabro que vive a caballo entre Madrid, Cataluña y Cantabria. Pero sobre todo, destacan su «tranquilidad» frente al covid: «Como a muchos otros padres la vuelta al colegio nos generaba miedo e incertidumbre, así que nos pusimos a buscar a alguien que pudiera estar con los niños. Tenemos la suerte de que la mayor, Mafalda, solo tiene tres años, y Otto dos. La profesora, que es licenciada en Psicología, vendrá cuatro horas diarias a casa», explican.
Un puñado de aspectos favorables frente a un único inconveniente: la sociabilización de los niños. «Nos da pena que no puedan estar y jugar con otros escolares, pero la salud es lo primero, y como todos los políticos mienten no sabes qué creer...».
Desde que la pandemia entró en España, Loeck y su familia residen en el valle de Arán, en el Pirineo Catalán. «Aquí estábamos más seguros y mi mujer, farmacéutica, podía trabajar de forma conectada», señala. Además, es allí donde tienen la tienda escuela y alquiler de esquí 'Val de Ruda ski school' y donde habitualmente residen seis meses al año. «Esta vez como nos cogió el confinamiento estaremos 10 meses. Si la situación mejora, claro».
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