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Ante la «preocupante» ausencia de información sobre la osa refugiada con su osezno en una cueva de la Montaña Palentina tras despeñarse en una pelea con un macho que quería matar a la cría, el operativo de seguimiento de la Junta de Castilla y León ... ha decidido explorar la cavidad con un pequeño dron dotado de cámara térmica como los que se utilizan en espeleología.
La Fundación Oso Pardo cree que el cachorro habría salido a la superficie en caso de que la madre hubiera fallecido, por lo que no se descarta que siga viva, pero advierte de que las galerías calizas tienen muchas simas en las que los animales pueden sufrir caídas mortales.
El caso de la esta osa alcanzó gran repercusión porque las cámaras de aficionados a la observación de la naturaleza grabaron el agresivo ataque del macho que intentaba matar al osezno para aparearse con la hembra y la feroz defensa de la madre. Ambos se enzarzaron en una brutal pelea y acabaron despeñados. La caída resultó mortal para el oso y dejó muy malherida a la hembra, que pudo reunirse con su hijo, con el que se refugió en una cueva.
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El accidente ocurrió el domingo 5 de junio. Con ayuda de pértigas y cámaras endoscópicas, los agentes comprobaron que, al menos durante las primeras horas, la osa seguía viva y amamantaba a la cría. Una cámara de vigilancia remota colocada a la entrada de la gruta confirmó, cuatro días después, que el osezno se mantenía en buen estado, gracias a unas imágenes en las que sólo aparecía él, de tránsito por una galería cerca de la entrada a la cavidad. Desde entonces no se ha detectado ningún otro movimiento en la gruta.
Agentes, celadores y patrulleros han ampliado el radio de observación con telescopios en ambas vertientes de la peña donde se encuentra el refugio que alcanzaron madre e hijo, ya que las cuevas calizas «tienen muchos recovecos y galerías y puede tener más de una salida. Aunque es poco probable, no se puede descartar que hayan conseguido irse por otra boca. Hay que comprobarlo», explica Guillermo Palomero, presidente de la FOP.
En casos como este, lo adecuado es «dejar lo más tranquilos posibles a la hembra y a la cría, para no asustarlos. Ellas son fuertes y tienen suficientes reservas para aguantar y amamantar a las crías. De estar muerta la madre, el osezno habría salido ya, porque tiene un instinto muy fuerte. Pero es preocupante que la cámara no haya vuelto a captar imágenes. Lo que más inquieta es que haya ocurrido un accidente. Las cuevas calizas están llenas de simas en las que ha podido caer la cría. Saldremos de dudas cuando entre el dron, si no hay novedad en las próximas horas».
La hembra había sido grabada días antes de la pelea con el oso en una escena placentera con sus dos cachorros, pero uno de ellos debió de morir despeñado en un ataque previo del mismo macho, según sospechan los expertos de la FOP, que colabora con los agentes medioambientales en el operativo de rescate. En caso de que la madre no hubiera sobrevivido, la prioridad del equipo es capturar al osezno para lograr su supervivencia en instalaciones especializadas en estrategias de alimentación y cuidados sin contacto con humanos, hasta que alcance el peso y edad adecuados para reintegrarlo al medio natural.
En esta época es frecuente que los machos intenten matar a las crías que no identifican como propias para acelerar la entrada en celo de las hembras y asegurar su propia línea genética. El oso pardo es una de las especies que cometen «infanticidio».
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