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Paloma Bombín y Alfonso Urrutia se perdieron a finales del pasado junio en una de las galerías secundarias del complejo Garmaciega-Sima del Sombrero, en Soba. Los encontraron efectivos del Greim de Cangas de Onís casi 24 horas después de que llegara el aviso de ... socorro al 112. El operativo de búsqueda movilizó a más de un centenar de efectivos y tuvo su eco en todos los medios de comunicación nacionales hasta el punto de reabrir un debate recurrente. ¿Fue una imprudencia? ¿Cuándo debería cobrarse un rescate en estos casos? El Diario Montañés ha podido saber que ninguno de los dos deportistas contaba con licencia federativa. No es una condición indispensable para adentrarse en una cueva, ni para realizar cualquier actividad deportiva de manera recreativa; pero de cualquier manera «es algo recomendable», asegura Hilario Ubiedo, presidente de la Federación Española de Espeleología.
«Lo principal en esta cuestión es que todo el mundo tiene que saber diferenciar entre lo que es una licencia federativa reglada, que es la que expide una federación, de los seguros privados que ofrecen las empresas y asociaciones», concreta Ubiedo. Se refiere sin nombrarla a la Fundación Espeleosocorro Cántabro (Esocán), que les vendió el seguro privado para acceder a las cuevas.
«Nosotros lo que recomendamos es estar federado porque nuestro seguro cubre de manera más amplia, tiene una garantía mayor y es el que se considera más completo para todo deportista que quiera practicar espeleología», asegura el responsable de la Federación. No responde, sin embargo, a si el Gobierno de Cantabria debería cobrar el rescate a la pareja castellanoleonesa. «No es una cosa que le competa a la Federación. Lo que sí entiendo es que hay una empresa privada que les vendió ese seguro y que quizá debería responder de alguna manera», matiza.
Desde Esocán la respuesta es clara: «No es precisa ninguna licencia federativa para adentrarse en ninguna cueva. Tampoco para realizar este deporte de manera recreativa. Solo haría falta para competir», analiza Martín González, que ejerce de responsable de esta asociación. Concreta que los espeleólogos iban bien equipados para la actividad que realizaban, un recorrido complicado, solo apto para expertos. Lo que no hicieron, como indica la normativa en Cantabria, fue informar al 112 de sus planes de adentrarse en Garmaciega.
«No entiendo por qué la Federación Española reacciona así, porque además la póliza de nuestro seguro es la misma que ofrecen ellos», insiste el representante de Esocán. «Aquí lo que ha pasado es que la Federación estaba disuelta y ha estado ausente durante años. Ahora, con su refundación, vuelve a prestar servicio; pero nos había dejado abandonados durante mucho tiempo. De ahí que surgieran asociaciones como Esocán», explica González.
La Federación Española de Espeleología se disolvió en abril de 2015 después de acumular una deuda de 330.000 euros con su máximo acreedor, el Consejo Superior de Deportes (CSD).
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