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El anuncio del Servicio Cántabro de Salud de abrir la puerta a la contratación de médicos extracomunitarios para compensar el déficit de profesionales de Atención Primaria no ha dejado indiferente a nadie dentro de la profesión. De entrada, la idea de conseguir refuerzos por esa ... vía es bienvenida, a los ojos de las fuerzas sindicales (CSIF, CC OO y Sindicato Médico así lo expresan en declaraciones a este periódico), «siempre y cuando cuenten con la homologación de sus títulos y hayan pasado los mismos filtros de formación que los médicos españoles (incluida su correspondiente especialidad)». «En otras condiciones, no seríamos partidarios», precisa Margarita Ferreras, desde CSIF.
Tampoco ponen objeciones desde el Colegio de Médicos de Cantabria, donde «lo que nos toca es ser garantes de que esa homologación es correcta y estaremos vigilantes para que así sea», dice su presidente, Javier Hernández de Sande. Aunque sí sugiere que, si a estos profesionales se les quiere captar con contratos de tres años, «se les ofrezcan esas mismas condiciones a los médicos residentes (MIR) que acabarán en septiembre para que se queden a trabajar en Cantabria». Y esa es la reivindicación que hace el Foro de Atención Primaria, que engloba a las tres sociedades científicas de Medicina de Familia: «Por encima de todo, nos gustaría que los MIR que hemos formado nosotros y que conocen la región se queden aquí; pedimos que se les hagan ofertas laborales atractivas para que continúen su progresión en Cantabria», defiende José Ramón Fonfría, presidente del Foro, sabedor de que «en la última contratación a ninguno de los MIR que acabaron se les ofreció esos tres años».
Y ese es el principal motivo de que la noticia, publicada el sábado, generara también cierta «indignación» entre los médicos de familia veteranos, primera especialidad para la que se busca completar vacantes con facultativos procedentes de países de fuera de la Unión Europea –en su mayoría, latinoamericanos–. Un malestar que comparten «después de conocer casos, con nombres y apellidos, de médicos de familia con el MIR hecho en España que querían trabajar en Cantabria, pero se han acabado marchando a Burgos o al País Vasco porque aquí solo se les ofrecían contratos basura, de días sueltos o solo de refuerzo de SUAP».
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El temor de la profesión no es que se contraten facultativos extracomunitarios, si está debidamente contrastada su capacitación, sino que, dada la extrema necesidad de personal, especialmente en Atención Primaria, pero también en otras especialidades, se rebajen los criterios para poder trabajar en España. Y es ahí donde se han abierto distintos escenarios que ven con preocupación. No en vano, ya hay comunidades que están contratando extracomunitarios aunque no cuenten con la especialidad, es decir, solo con el título de Medicina homologado. «Corremos el riesgo de caer en la cantidad y no en la calidad», añade Fonfría.
En este sentido, Carlos Ateca, secretario de Negociación Colectiva de la Federación de Sanidad de CC OO en Cantabria, insta a la Administración «a reducir los tiempos de homologación, que actualmente son muy amplios, así como acometer los cambios necesarios para permitir trabajar en el sector público a aquellos profesionales extracomunitarios que han realizado su formación en España o ya la tienen homologada, sin que su nacionalidad sea un impedimento».
En la actualidad, un médico licenciado en Argentina, Venezuela, Ecuador o Colombia, por poner ejemplos concretos, que realiza su formación MIR en España puede ser contratado dentro de la sanidad pública –hubo un tiempo en el que no era así–. ¿Qué pasa si esa formación especializada la ha realizado en su país de origen y ahora quiere trabajar en España? En ese caso, además de homologar su título de médico –trámite del que se encarga el Ministerio de Universidades–, necesitaría también homologar su especialidad. Pero es ahí donde un alto porcentaje no pasa la criba del Ministerio de Sanidad porque el primer requisito es que se correspondan los años de formación MIR, y en buena parte de los países extracomunitarios ese tiempo es inferior. En 2023, solo se homologaron como especialistas 38 médicos de familia en toda España. Esas trabas son las que han llevado a algunas comunidades a suavizar las condiciones para facilitar su contratación, aunque sea sin la especialidad, mientras se mantengan las circunstancias excepcionales de falta de médicos nacionales. Una puerta abierta que ya hay quien la ve «la puntilla para la Medicina de Familia».
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