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Paso a paso. El pasado mes de abril, el Ministerio de Seguridad Social, propietario del edificio y la finca de la Residencia Cantabria, confirmó a Miguel Ángel Revilla su intención de ceder este espacio para que la comunidad autónoma lo dedique a usos sanitarios. Todo ... muy en abstracto. Entonces, el bipartito PRC-PSOE afirmó que esperaría a conocer el resultado de un informe sobre el estado del edificio antes de diseñar, en colaboración con la Universidad, algún proyecto concreto vinculado al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Ahora, el Ejecutivo regional detalla ya que esa evaluación estructural del inmueble estará lista antes de final de año -lo más probable es que haya que derribarlo y empezar de cero- y que la idea que cobra más fuerza es la creación de un centro para alojar tanto a familiares de pacientes que vengan a Santander a tratarse desde fuera de la ciudad como a estudiantes e investigadores que desarrollen su labor en el hospital o en alguno de los institutos especializados.
A partir de este planteamiento inicial, el Gobierno cántabro tendrá que desarrollar más en profundidad la iniciativa para poner en marcha esta especie de 'hotel' de uso social, compatible también con la creación de espacios para centros de formación. No hay planos ni documentos que vayan mucho más allá, pero el presidente Miguel Ángel Revilla señala que este será uno de sus principales proyectos para la próxima legislatura.
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El jefe del Ejecutivo defiende que la introducción en Valdecilla de nuevas técnicas y tratamientos innovadores como la protonterapia aumentará aún más el número de pacientes que vendrán a tratarse desde fuera de la comunidad autónoma. Que hay una demanda en este sentido. Como también lo demandan los estudiantes de la carrera de Medicina y los investigadores que atraerá la terapia de protones y los proyectos de I+D+i del Idival y del Ibbitec.
«Valdecilla va a generar un flujo de personas tremendo», defiende el líder regionalista, que afirma que con esta acción se eliminará el «espantapájaros» del actual edificio y a la vez se hará algo «digno, útil y que haga de revulsivo para la ciudad». A la espera de que antes de dos meses se conozca el estudio que está elaborando Vicepresidencia sobre el estado del inmueble -ha habido que hacer diversas obras de emergencia para acabar con desprendimientos de fachadas-, Revilla avanza que probablemente la única opción sea derribar el edificio y construir uno nuevo.
Después de lograr que el Ministerio ceda los terrenos, ahora comenzará una nueva negociación entre Madrid y Cantabria para ver quién se hace cargo del coste de los trabajos. Especialmente del coste del derrumbe, porque la creación del nuevo centro, según Revilla, podría encajar en alguna convocatoria de fondos europeos. Ya la pasada legislatura, la Consejería de Economía realizó una evaluación en la que advertía de que resultaba menos caro derruirlo y comenzar de cero que arreglarlo. Entre otras cosas, porque también la Residencia había sido en su momento construida con materiales contaminantes como el amianto.
Parece que no terminaría siendo específicamente el centro de investigación biomédica que se anunció el pasado mes de abril, pero en el nuevo espacio también tendrían cabida las acciones formativas.
La Residencia, que entre 1969 y 2016 vio nacer a lo largo de casi medio siglo a cerca de 250.000 cántabros, se cerró hace seis años por el mal estado de conservación, que obligó a trasladar toda la actividad asistencial al nuevo complejo de Valdecilla.
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