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Cantabria buscará fórmulas para que los municipios a los que se acercan los osos pardos (unos 15 ayuntamientos de Liébana, Polaciones, Campoo y Cabuérniga) aprendan a convivir con ellos. Este miércoles se constituyó una Mesa de Coordinación del Oso Pardo, de la que ya forman ... parte los alcaldes de las zonas oseras, técnicos de la Consejería de Desarrollo Rural y de la Fundación Oso Pardo, con la que se quieren sentar las bases de una gestión «eficaz, dialogada y coordinada» que permita la coexistencia de animales y personas. En los últimos meses, al menos dos vecindades (en Campoo y Liébana) han puesto el grito en el cielo por haber encontrado osos en su entorno.
En el primer encuentro de los expertos y los representantes municipales se habló de las inquietudes de todas las partes implicadas y la forma en que podrían coordinarse las actuaciones para facilitar la convivencia con la especie. Según informó el Ejecutivo, se escuchó a los alcaldes y se abordó, como asunto prioritario, la revisión del Plan de Recuperación del Oso Pardo, un documento que lleva 34 años en vigor y que el consejero Pablo Palencia quiere actualizar, en colaboración con los regidores de las zonas oseras y las personas que trabajan en el territorio, de más de 1.100 kilómetros cuadrados.
Palencia cree que las actuaciones futuras deben incluir información a los ciudadanos y medidas para promover la coexistencia del oso con las actividades ganaderas tradicionales y con los habitantes de las comarcas. El número de osos en toda la cordillera cantábrica está alrededor de los 370 ejemplares, según el último censo (que data de 2020-2021) de la Fundación Oso Pardo, que los tiene controlados en Galicia, Castilla-León, Asturias y Cantabria.
De ahí que se haya pasado de ver osos en momentos puntuales (hace 35 años) a que, hoy en día, sea más fácil encontrarse con uno. Hay que tener en cuenta, además, que las áreas de Liébana, Polaciones, Campoo y Cabuérniga están viviendo un auge del turismo rural, lo que supone transformaciones y más presencia humana en los montes en casi todos los meses del año.
A esto hay que añadir que cada aparición de un plantígrado cerca de núcleos habitados se convierte en un asunto «muy mediático», algo que también recalcó el consejero, que estima que por esto hay que enfrentarlo «con diálogo entre todos los implicados en el desarrollo de los territorios: los alcaldes, los técnicos de la Consejería, los agentes del Medio Natural; los Grupos de Acción Local, los representantes de los espacios naturales protegidos y la Fundación Oso Pardo».
Para Guillermo Palomera, director de esta última organización, hay dos puntos clave en la gestión futura: contar con la opinión de los alcaldes y evitar que los osos se acostumbren a la presencia humana. La Fundación trabaja para que se acepte la presencia de la especie ahora que se ha conseguido pasar de tenerlo en 'peligro crítico de extinción' a estar sólo 'en peligro'. «Su población está en expansión y hay que lograr esa aceptación social», es el mensaje.
El balance del encuentro fue «más que positivo», en palabras del consejero. La próxima cita será en septiembre u octubre.
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