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Con una emoción imposible de disimular, María José Castillo salió ayer por la mañana corriendo para el Hospital Valdecilla: «Me acaban de decir que Santiago sale por fin de la UCI después de 80 días». Su marido, de 73 años, ingresó el 6 ... de abril por coronavirus, aunque su caso dejó de figurar en las estadísticas oficiales cuando las pruebas ya dieron negativo. «Me he sentido indignada cada que vez que decían que ya no quedaba ningún paciente en la UCI. Yo decía: ¿Cómo que no? Si mi marido sigue allí metido». Y lo peor es que «era de los candidatos a no contarlo», señala María José. «Ha estado muy crítico, hasta en dos ocasiones los médicos nos dijeron que no contáramos con él, ya pensamos que no saldría con vida, que este día no iba a llegar a nunca». «Ha sido un auténtico infierno», declara con la voz entrecortada mientras se le caen lágrimas.
De hecho, después de mes y medio de ingreso en pleno confinamiento, «la primera vez que pude entrar a verlo fue para despedirme porque se moría», cuenta. Así que haber batallado otro mes y medio más y que ayer pasara por fin a planta le convierte en un «superviviente» del covid, «y eso merece que se cuente. Es un día muy especial, para recordar toda la vida», aunque aún quede convalecencia por delante.
Con la salida de Santiago Rodríguez, la Unidad de Cuidados Intensivos covid de Valdecilla queda vacía por primera vez desde que estalló la pandemia, y esta vez sin excepciones. «Ahora sí que ha sido el último», señala el jefe de servicio de Medicina Intensiva, Juan Carlos Rodríguez Borregán, que siempre ha reconocido que, al margen de los casos positivos (el último, el policía nacional repatriado de Guinea Ecuatorial, fue dado de alta el pasado día 11), el equipo de la unidad tenía a su cargo a otros enfermos que ya habían negativizado el virus, pero que seguían graves por las complicaciones derivadas de la infección.
María José Castillo | Mujer de Santiago
«Santiago ha sido uno de nuestros pacientes más complicados, ha estado con nosotros casi tres meses», la mayor estancia «con mucha diferencia» en UCI en Cantabria fruto del coronavirus. «Varias veces estuvo en un punto que parecía de no retorno». Por eso este jueves la despedida del personal, que le hizo el paseíllo entre aplausos y palabras de ánimo, se vivió con más emoción si cabe y sin prisa, deteniendo la camilla incluso para que un Santiago «muy sorprendido» pudiera disfrutar del momento. Una reacción que se explica porque «él fue de los primeros en ingresar y no había visto la despedida a ningún paciente de la UCI, no sabía que les hacían este pequeño homenaje, él no se lo esperaba, así que se ha emocionado», comenta su mujer.
«Ha sido súper bonito, muy emocionante», declara la enfermera Alejandra Martínez, que este jueves, aunque estaba de libranza, acudió junto al resto de sus compañeros «a decir adiós a Santiago, un paciente que ha luchado un montón. Queríamos estar con él». Un cariño expresado también en carteles escritos a mano por los propios profesionales con el marcador 'Santiago 1-Covid 0' y el recuerdo de esos 80 días de una lucha, de la que sale «ganador».
Juan Carlos Rodríguez Borregán | Jefe de Medicina Intensiva
«Para nosotros, mentalmente es una etapa que cerramos», después de 105 días peleando en la UCI contra el covid-19. «Es de los pacientes que más malitos ha estado, por eso es muy gratificante verle marchar. Con el alta de Santiago hemos visto los frutos de estos meses tan duros», añade la enfermera. Este jueves, con la sala de boxes «a cero», el jefe de Medicina Intensiva reflexionaba sobre lo vivido, «sin perder de vista que esto no ha pasado, que el virus sigue ahí y que tarde o temprano volverán los pacientes», pero se acordaba especialmente «de los que se quedaron por el camino. Por un lado, es un día de gran alegría para todos, pero no podemos dejar de acordamos también de esas familias que tuvieron menos suerte y perdieron a un ser querido en esta pandemia».
La propia María José se había preparado «para lo peor». Junto a ella estuvo Alejandra Martínez aquel día que pudo entrar a visitar por primera vez a su marido. «Fue horrible, casi era una despedida. Y ahora emociona ver cómo se consiguió dar vuelta a todo», subraya la enfermera, y admite que, «después de tanto tiempo, se me hizo raro mirar al box de Santiago y no verle».
«¡No me creo todavía que haya salido!», repetía su mujer, trabajadora del CAD de Sierrallana. Allí fue donde ella contrajo el covid-19. «Se lo contagié yo, pero mi caso fue leve y a él, sin embargo, le ha machacado el bicho, no hay hueco del cuerpo que no le haya tocado», subraya María José.
Alejandra Martínez Cuesta | Enfermera de la UCI Covid
El miércoles por la tarde, ella y su hija pudieron contarle en la visita que «ya quedaba poco, que pronto saldría de allí», aunque él «no ha sido consciente» de la gravedad de su estado, ni siquiera sabía realmente el tiempo transcurrido mientras el virus amenazaba con quitarle la vida. «Santiago pensaba que lleva unos veinte días en la UCI, los otros dos meses para él no han existido, estuvo sedado e intubado».
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Pero en su casa de Santander, cada día se alargaba una agonía que apuntaba al desenlace más dramático. «Lo hemos vivido terriblemente mal», confiesa María José, aunque destaca «el impresionante trabajo de todo el personal de la UCI. Me han llamado cada día de los 80 para informarme de cómo estaba y a Santiago le han mimado y le han tratado fenomenal. No habrá días en mi vida para agradecérselo lo suficiente». En los peores momentos, recuerda, «cuando su vida pendía de un hilo, colgaba el teléfono sin saber si al día siguiente iba a seguir ahí. Ha sido muy duro», sostiene esta mujer, que se muestra «inmensamente agradecida por el apoyo de toda la familia, amigos y vecinos, que han estado pendientes de mí en todo momento», aunque sólo pudiera ser desde la distancia. Porque esa angustia y la espera diaria de noticias del hospital «la he vivido completamente sola en casa, en pleno confinamiento».
Tras el ansiado reencuentro con su marido fuera de la UCI, María José respira aliviada y feliz. «Nada más vernos, ha dicho: 'Estoy bien, por fin he salido'. Le ha venido muy bien el magnífico trabajo que ha hecho la fisioterapeuta, que ahora le seguirá ayudando en planta. Ahora me da pena no poder verle todo lo que quisiera, pero están restringidas las visitas. En cuanto tenga suficiente fuerza en las manos le llevaré el teléfono. Lo importante es que ha peleado como un loco, le ha puesto fuerza y ganas para salir adelante».
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