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María José Rioseco, en el centro, coordina al equipo docente. Daniel Pedriza
María José Rioseco - Directora del colegio Aguanaz (Entrambasaguas)

«Trabajamos desde agosto para que este día vaya sobre ruedas»

Entre gestiones, llamadas, dudas y bienvenidas transcurre la intensa jornada de inicio de curso para la directora María José Rioseco

Héctor Ruiz

Entrambasaguas

Jueves, 7 de septiembre 2023

A las ocho de la mañana de este jueves el sonido que se escuchaba en el entorno del Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Aguanaz de Entrambasaguas era el de las persianas subiéndose, tras meses abajo por el verano y expectantes de la jornada que se avecinaba. Una hora después, por la megafonía del centro en el patio sonaba Miguel Ríos entonando su mítico 'Bienvenidos'. La indiscutible señal de que la cuenta atrás para la vuelta al cole tocaba a su fin y los alumnos, que habían ido llegando minutos antes, podían dirigirse a su grupo y entrar al edificio. Todo forma parte de una medida y sincronizada escaleta, como la de un rodaje fílmico, en la que cada uno tiene que saber cuál es su posición para que todo marche en mochila sobre ruedas. Y como toda película, hace falta una directora, que en el caso de este centro escolar trasmerano es María José Rioseco.

Cada vez que surgía una duda en el colegio de Entrambasaguas el libro de consulta era ella. No es de extrañar, considerando que en materia de vueltas al cole es una experta, acumula trece como directora y más de dos décadas como docente en el centro. Y aunque la experiencia es un grado y la práctica hace al maestro, esa larga trayectoria no le exime de tener que enfrentarse a esta jornada de primeras veces todos los años con generoso margen. «El equipo directivo lleva desde el 23 de agosto trabajando para que hoy salga todo sobre ruedas», decía Rioseco mientras consultaba uno de esos calendarios de mesa con forma de pirámide en el que el día 7 de septiembre esta rodeado y señalado en rojo.

Una jornada que empezó para la directora de orquesta mucho antes del desembarco de los chavales a las nueve. Para entonces ella, que llegó al centro una hora antes, ya había respondido varios correos y comprobado si todo estaba en orden: el servicio de madrugadores operativo, los listados de transporte escolar completos y cada niño asignado a su grupo correspondiente −todavía había matriculaciones de última hora−. También tuvo que orientar a los nuevos profesores −dos maestras y una orientadora− para los que también era, literalmente, su vuelta al cole, porque se incorporaban esta misma mañana.

La hora cero

Diez minutos antes de las nueve, o lo que es lo mismo, la hora cero, los alumnos arribaban al patio. Es momento de centrarse en ellos. María José saluda uno a uno. Si no se conoce los nombres de todos −tendría mérito porque en Entrambasaguas hay exactamente los mismos escolares que días tiene un año, 365−, al menos lo disimula muy bien. Incluso sabe a quién le cuesta más y a quién menos la vuelta. Hay caras largas, de ilusión, de nervios y también tristes. A un chaval rubio le tiene que dar un empujón de ánimo, porque, compungido, no aguanta las lágrimas. «Es que hasta ahora venía con su hermana, pero ella ha pasado al instituto y es la primera vez que viene sin ella», comenta la directora. Y entre tanto se acerca la madre de otro avisando que deja a su crío igualmente con pocas ganas. «No te preocupes que nosotros ahora le damos un chute de energía», la tranquiliza María José.

Durante la mañana Rioseco pasó a saludar a todas las clases Daniel Pedriza

Cuando cada mochuelo está con su tutor y en su aula es turno de que María José afronte algunos primeros frentes con las monitoras de transporte escolar y con las representantes de la AMPA. Después el teléfono suena. Y vuelve a sonar. Y suena otra vez. Y lo mismo pasa con las cabezas que se asoman por la puerta de su despacho para consultas. Que si una niña cree que no la van a venir a buscar porque su madre no sabe que no hay comedor aún, que si otra alumna no ha cumplimentado bien su matrícula, que si a una profesora le falta su horario... los 'que si' no tienen final, con un reparto de 365 alumnos y 37 profesores.

Todos ellos se ven las caras de nuevo en el recreo a las once y media. «El primer día es muy importante que todo el equipo docente vigilemos el patio para comprobar que los niños están a gusto y no hay ningún problema», remarca la directora. A la vuelta a clase Rioseco pasa a saludar curso por curso hasta que a las 13.00 horas todos se marchan a casa. Aunque a la docente todavía le quedan algunas reuniones y no puede comer hasta las tres menos cuarto. E incluso por la tarde ha tenido que regresar para solventar algunas gestiones más pendientes. Y así termina una vuelta al cole más para ella y para las otras 214 María José Rioseco que hay en Cantabria, responsables de que sus respectivos centros escolares funcionen un curso más como un reloj que se puso en marcha ayer a las nueve de la mañana.

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