La integración, la única incógnita de un congreso del PP cómodo para Buruaga

El XII Congreso de 2017 fue el de la confrontación total y el de la división del partido en dos mitades iguales por la pugna entre Buruaga y su antecesor, Ignacio Diego, que en voto directo ganó por estrecho margen, pero en el de los compromisarios perdió por solo cuatro papeletas. Tras los sucesivos retrasos por las turbulencias internas, cinco años después, ahora el XIII Congreso pretende ser el de la unidad. Los populares han dado el primer paso concurriendo con una única lista y ahora la pelota está en el tejado de la presidenta, que acude reforzada con la llegada de Alberto Núñez Feijóo a Génova. Una cita que será cómoda porque ni siquiera se debatirán ponencias ni asuntos orgánicos.

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Con un lustro de mandato interno a sus espaldas en el que el PP de Cantabria perdió por primera vez la supremacía en unas elecciones autonómicas -en Joaquín Costa recuerdan que su bajada fue menor que la de la formación a nivel nacional- ante el PRC y en el que Buruaga ha estado en la cuerda floja por los intentos de Pablo Casado de descabalgarla de la dirección, la de Suances marcará esta tarde sus prioridades políticas y también concretará qué papel otorga en esta nueva etapa al grupo de diputados y senadores encabezados por Diego Movellán que pertenecían al ala 'casadista' y que desde la crisis interna del PP nacional se encuentran en fuera de juego. Si apuesta por la continuidad y mantiene a María José González Revuelta como secretaria general y número dos y a los diputados regionales Íñigo Fernández y Isabel Urrutia como su núcleo duro junto a Félix de las Cuevas o hay una revolución.

¿Cuánto espacio dejará a Gema Igual, que era la apuesta de Casado para sustituirla y que además de repetir en la Alcaldía de Santander quiere ir en la lista al Parlamento autonómico? ¿Acudirán los 'dieguistas' que en 2017 se declararon en rebeldía y trataron de tumbar en el juzgado los resultados? Por el momento, la dirección popular ya sabe que dos de los alcaldes que dieron el portazo antes de los anteriores comicios locales, los de Alfoz de Lloredo y Valdáliga, rechazan volver a casa y repetirán como independientes.

Menos probable es que Buruaga dé detalles sobre la política de pactos tras las elecciones de mayo de 2023. El PP cree que puede conseguir la victoria, pero es seguro que no habrá mayorías absolutas. Para gobernar hay dos vías: la de Castilla y León de negociar con Vox y la de sondear al PRC. Buruaga dice que ha llegado el fin de la etapa de Revilla y del bipartito, pero a la vez hace guiños al regionalismo ofreciendo pactar los Presupuestos -si se bajan los impuestos- o la Ley del Suelo, que salió en junio sin consenso.

Los cerca de mil compromisarios que representan en el Paraninfo de la UC a los 14.000 militantes estarán atentos a Buruaga y esta a lo que diga Feijóo, que a las siete de la tarde cierra el congreso. Es él quien tendrá la última palabra sobre la persona que será cartel electoral dentro de seis meses frente a Revilla y Zuloaga. Aunque la tradición es que sea la líder del partido y ella también ha manifestado su deseo de que así ocurra, la experiencia de 2019 con el 'caso Beitia' -en el PP insisten en que el PP de Casado no era el PP actual- demuestra que ahí hay margen para las sorpresas.