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La responsable del Juzgado de Instrucción y Primera Instancia de San Vicente de la Barquera ha decretado a última hora de esta tarde prisión provisional comunicada sin fianza para Luciano Simón. Lo ha hecho después de tomar declaración al hombre, de 58 años, que ... tras atrincherarse en su casa de Turieno protagonizó un tiroteo con la Guardia Civil y después consiguió huir.
Hasta el momento no se conocen los delitos que se le imputan, pero lo más previsible es que estén incluidos los de atentado contra la autoridad, alteración del orden público, tenencia ilícita de armas, daños y contra la salud pública, ya que en su vivienda se localizó una importante cantidad de marihuana. No se puede descartar que a esos delitos se sume el de homicidio en grado de tentativa, ya que el detenido disparó contra los guardias civiles que le tenían acorralado y llegó a herir a uno en el pie. Ahora será Instituciones Penitenciarias quien decida dónde pasará la noche, pero lo más probable es que duerma en El Dueso (Santoña).
Simón volvió ayer por la tarde a su casa de Turieno (Camaleño). Solo unas horas, esposado y bien escoltado. Tocaba reconstruir una fuga sobre la que aún cuelgan demasiados interrogantes. El más importante: ¿dónde ha dejado la escopeta con la que se lió a tiros con la Guardia Civil? No hay respuesta. De hecho, este viernes a primera hora de la mañana los investigadores han vuelto a la zona a seguir buscando el arma, un penoso rastreo bajo la persistente lluvia, que hasta estas horas es infructuoso. Esta segunda vez, Luciano Simón se ha quedado en San Vicente bajo custodia policial «para protegerlo, porque hay mucho interés mediático», han señalado desde la Guardia Civil. Se quiere evitar que Luciano salga otra vez en televisión, al menos hasta que esta tarde -si se cumplen las previsiones- pase a disposición judicial.
La famosa escopeta de Luciano está siendo objeto de reiterados rumores. Que si ha aparecido, que si en realidad era un arma corta, que si la encontraron troceada... Hasta este momento, la Guardia Civil no la ha encontrado. Es más, debido a la frondosidad y las enormes dimensiones del monte: «Posiblemente no aparecerá nunca». En el operativo de búsqueda están participando unas veinte personas, entre policía judicial, efectivos del Greim y del cuartel de Potes y operarios de Montes.
Tras toda la madrugada y la mañana de ayer en los calabozos de la casa cuartel de San Vicente de la Barquera, 'El rizos', como muchos le conocían en la zona, volvió al lugar de los hechos en la parte trasera de un vehículo policial con los cristales tintados. Salió de la villa marinera a las 15.35 y una hora después llegó a Turieno la comitiva, formada también por funcionarios judiciales y el abogado de oficio que le han designado.
Le bajaron del coche en el camino de Corvienza, un sendero que nace en la carretera que sube al pueblo de Argüébanes. «¿Qué pasa?¿Ha salido el oso?», se preguntaba Pablo, un vecino de Potes asombrado por el movimiento de personal. Lo decía totalmente en serio. Durante dos horas, decenas de agentes, con la ayuda de técnicos de montes equipados con material de poda, rastrearon los parajes de Las Vallejas, Sierra Los Castros y Barrivero. La frondosidad de los árboles hizo que nada más adentrarse unos metros se les perdiera la pista. Pero de la pistola, ni rastro. «Mañana (por hoy) volveremos a intentarlo», confirmaba a última hora de la jornada la Benemérita. Ya sin Luciano, que previsiblemente pasará hoy a disposición judicial.
Del monte a Turieno. En sentido inverso a su huida, primero por el barrio Floranes y después por la zona de El Puntón, donde vivía en la residencia familiar. A oscuras, había saltado de huerta en huerta, en una línea recta casi paralela al camino que lleva a la carretera. En algunas fincas se apreciaban algunas estacas caídas, como si la falta de luz –se dio la orden de apagar el alumbrado público– le hubiera provocado algún tropiezo. Y a las 18.45 horas ya de nuevo en casa. Para su desgracia, por poco tiempo.
En la vivienda se apreciaba lo evidente. Dos orificios en la puerta de entrada, decenas de impactos en la fachada principal, cristales rotos y restos de disparos procedentes de la escopeta de Luciano en el portal de enfrente y hasta melocotones partidos. Los impactos (parece complicado, pero así fue) los hizo explotar.
En este paseo por los lugares en los que todo ocurrió se aprecian datos más sutiles pero perfectos para entender su personalidad, que encajan con el perfil que se ha dibujado del detenido gracias a los testimonios de los vecinos. «Iba siempre muy arreglado. Era muy apañado en casa y lo tenía todo muy cuidado». Es cierto que ayer, con un chubasquero oscuro y pantalón vaquero y probablemente con muchas horas a las espaldas sin dormir no lucía su mejor aspecto, pero el del pórtico de su vivienda era la de un chalé de lujo con jardinero. Los geranios más que cuidados, ni un sólo capullo mustio, las parras y los muchos frutales (además de los melocotoneros, manzanos, perales o cerezos) podados con gusto...
Desde el otro lado de la tapia de la casa se vio a Luciano junto a su abogado y a la Policía Judicial de la Guardia Civil caminar entre ellos y aproximándose a los tiestos en los que tenía varias plantas de marihuana. Porque, como afirmaba cualquiera al que se le preguntara en Turieno, la relación del 'Rambo de Cantabria' con las drogas venía de lejos. Consumía, trapicheaba y tenía antecedentes judiciales por asuntos leves por ello.
Según señaló el miércoles el responsable de la Benemérita en Cantabria, Luis del Castillo, es muy probable que todo el 'espectáculo' lo montara bajo la influencia de alguna sustancia. Sólo así se entiende que alguien que «a pesar de que se dedicaba a lo que se dedicaba, era muy tranquilo y no daba problemas» actuara así. Otro rasgo de su perfil. Lo que no se apreciaron desde tan lejos fueron dos tejas movidas en la vivienda, en la parte contraria a la entrada y que da a la inmensa finca. Esas dos tejas son fundamentales para entender cómo se produjo la huida hacia el monte sin que nadie se diera cuenta.
Como ya se conocía, tras varios enfrentamientos con fuego real entre Luciano y los agentes, la Guardia Civil logró entrar a la planta baja de la vivienda. Él estaba en la abuhardillada. Tras una larga noche de insultos, amenazas e intentos infructuosos de negociación, a las 05.15 horas se escuchó por última vez su voz. Entre ese instante y las 6.45 horas, momento en el que entró el GAR, fue cuando se produjo la huida. ¿Cómo? Desde el desván salió por un ventano al tejado y de ahí se descolgó hasta una tejavana y de ahí hasta el suelo para 'salir por patas'. «Es una tejavana muy frágil, de uralita. Aunque tenía que descolgarse sólo dos metros, si hubiera saltado la habría roto, se habría oído y le habrían descubierto», cuenta uno de los agentes participantes.
Las palabras de Miguel Ángel Revilla en sus redes sociales criticando que el hombre atrincherado en Turieno hubiera podido esquivar el operativo policial que había montado alrededor de su casa han sentado muy mal a los agentes que trabajaron sobre el terreno y por extensión a todos sus compañeros de la Guardia Civil. «Chapuza total», escribió el jefe del Ejecutivo autonómico en un mensaje en Twitter que posteriormente borró.
Aunque el propio Revilla reconoció posteriormente que pudo excederse, su rectificación no ha calmado los ánimos en el cuerpo. Ayer, el delegado del Gobierno en Cantabria prefirió no entrar en la polémica y únicamente optó por reiterar sus felicitaciones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Entonces, ¿hubo algún fallo? El responsable de la Comandancia de Cantabria, Luis del Castillo, ya el miércoles defendió a sus hombres: «Por bien que lo hagas esto no es una ciencia exacta. Estaba establecido el dispositivo para, en primer lugar, velar por la integridad de agentes y vecinos. Eso, sumado a una orografía complicada, a una finca muy grande, a una oscuridad como la boca de un lobo y al perfecto conocimiento que el individuo tiene de la zona...». Desde dentro, uno de los efectivos que participó insiste en esa idea: «No se puede rodear la casa porque toda la casa tiene ventanas. Nos habríamos convertido en un blanco muy fácil para él. Tienes que colocarte donde puedes. Controlar las zonas más importantes, pero sin que él tenga opción a lanzarte un tiro».
También ambos insistían en que la huida se produjo en un momento de confusión. Lo que no queda claro es qué provocó esa confusión. En un principio se dijo que la herida leve por disparo en un pie que sufrió un compañero, pero aquí las versiones son contradictorias.
Pero no lo hizo. Actuó con mente fría, tranquilidad e inteligencia, porque «aquí todos le tenemos por un tío listo». Las dos tejas movidas fue las que el levantó para dejar al descubierto la madera del bajotecho. Ahí, amarró como pudo un alargador eléctrico lo suficientemente largo para usarlo a modo de cuerda. «Es pequeño, delgado y ágil. Aguantó». Se apoyó sobre la uralita sin mayor problema y corrió con destino al monte. La Guardia Civil no termina de entenderlo. Además de saber qué hizo el tiempo que estuvo desaparecido, puede que todavía falten otros detalles: «¿Si era tan listo cómo es que después no se dio cuenta de que era una trampa?»
Tras prestar declaración ante la Guardia Civil en el cuartel de San Vicente de la Barquera –donde fue traslado al ser detenido en la madrugada del jueves –, se espera que Luciano pase hoy a disposición de la jueza sustituta que está al frente del juzgado de la villa marinera. Sólo tendrá que recorrer (lo normal es hacerlo a pie, pero «este no es un caso normal») los escasos 100 metros que separan ambos edificios. Ayer, después del mediodía, tuvo su primera reunión con el abogado que le ha tocado en el turno de oficio, el comillano Borja Sánchez, que casualmente se encontraba en el lugar atendiendo otro caso.
También habló con los agentes de la Policía Judicial y les informó del lugar por el que se había movido durante su huida. No han trascendido más detalles sobre su declaración ni tampoco qué cargos pesarán sobre él. Al meterse en el coche se le pudo distinguir, esposado por la espalda, durante unos segundos. «Habrá hecho esto, pero la verdad es que si le conoces y sabes cómo es da pena verle así por la tele. Con esa cara», apuntaba un vecino, José Miguel Pérez, que siguió de cerca la reconstrucción del episodio que ha hecho a su pueblo famoso en toda España.
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